“El problema no es el virus”, es una afirmación que venimos sosteniendo desde el inicio de la pandemia por Covid-19, porque la crisis no se inicia por la aparición de un nuevo virus, no solo desconocido sino con características particulares referentes a su contagio, propagación y el cuadro clínico que genera. La crisis se origina por las condiciones de vida y de trabajo a las que el capitalismo somete al grueso de la clase obrera mundial, sobre todo a sus capas más pauperizadas, pertenecientes a la sobrepoblación relativa.
Julia Egan – Taller de Estudios Sociales (TES)
Orientalización o africanización, las dos caras de la misma moneda
Wuhan, China. Todo comienza por el consumo de animales salvajes en un mercado callejero, todos ellos sin los debidos controles sanitarios. Una gran parte de la población china, que en las últimas décadas migró del campo a la ciudad como consecuencia del avance de la gran industria en el gigante asiático, diariamente compra y consume alimentos de este tipo de lugares. Es que el “milagro” chino tiene una base concreta: el crecimiento de las distintas capas de la sobrepoblación relativa, que se reproduce a costa de los bajos salarios y pésimas condiciones de vida y trabajo. No es extraño, entonces, que un virus que mutó en el pasaje de su huésped animal a humano, lo haya hecho en este escenario.
Región de Lombardía, Italia. Es la zona con mayor cantidad de contagios y muertes por coronavirus del país. No se trata simplemente de un sistema de salud devastado. Allí, hasta la década del 90, la región basaba su economía en la producción de fibrocemento a base de amianto, elemento que se encuentra también en las construcciones edilicias de las fábricas. Los trabajadores vivían respirando amianto, que tarde o temprano los intoxica y deriva en una forma de cáncer pulmonar. Toda una población devastada por una grave afección pulmonar, un cuadro de base perfecto para el desarrollo de neumonía grave por coronavirus.
Sin embargo, no hace falta irse tan lejos. El amianto tiene otro nombre, asbesto, el elemento que los trabajadores del subte denunciaron que estaba presente sobre todo en la línea B, un problema sobre el cual ni Metrovías ni los distintos gobiernos actuaron hasta el momento.
Otra enfermedad pulmonar común en la industria es la silicosis, una neumonía causada por la exposición de los trabajadores a la sílice cristalina, lo que es común sobre todo en la construcción, ya que todas las piedras contienen este elemento. También está presente en la industria metalúrgica, química, producción de cemento, entre las más importantes. Está comprobado que contraer esta enfermedad está directa y exclusivamente relacionado con la cantidad de sílice aspirado durante la vida laboral y que una vez contraída no hay tratamiento eficaz.[1]
En la Argentina, como es sabido, el grueso de los casos se concentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los 24 Partidos del Gran Buenos Aires. Se trata del núcleo poblacional y económico de la Argentina, lo que redunda en un problema económico y político para el gobierno. Los partidos del GBA más afectados, según número de casos, son La Matanza (6491), Quilmes (3395), Lomas de Zamora (2770), Avellaneda (2585), Lanús (2436), San Martín (2013), Alte. Brown (1955), Tres de Febrero (1629), Florencio Varela (1499) y Merlo (1489). Sin embargo, si observamos la tasa de contagio en función de la cantidad de habitantes, el partido más afectado es Avellaneda, seguido de Quilmes, Lanús, Gral. San Martín, Tres de Febrero, Lomas de Zamora, Berazategui, E. Echeverria y La Matanza. Si se observa la ubicación geográfica de los contagios se destaca el límite de los partidos de la zona sur al Riachuelo. Gran parte de las villas de estos partidos se encuentran literalmente pegadas al margen del río contaminado, siguiendo el trazado del camino de la Ribera Sur (Lomas, Lanús, Dock Sud) y luego el río de La Plata. En total, solo Avellaneda, Quilmes, Berazategui, Lanús y Lomas concentran el 27% del total de villas del GBA, mientras que el total de la zona sur concentra el 46%.[2] La Matanza, que tiene sectores lindantes con el Riachuelo, se trata del partido más grande, con más de 1.7 millones de habitantes (Lomas, el segundo partido, sigue con poco más de 600 mil). A esto se suma, al igual que los barrios limítrofes del sur de la ciudad, que allí se encuentra una porción importante de los talleres a domicilio clandestinos, sobre todo en Lomas del Mirador, San Justo y Villa Celina. En este último se encuentra la conocida “Pequeña Cochabamba”, donde una de las actividades que se celebra es la “Gran Fiesta de los Talleres”…[3]
Según los datos oficiales, en CABA aproximadamente el 30% de los casos se registran en las villas más importantes: 21-24 de Barracas (2116), 1-11-14 del Bajo Flores (2094), 31 de Retiro (1846), 15 de Soldati (1075), 20 de Lugano (1406), Ramón Carrillo de Soldati (484) y Rodrigo Bueno de Costanera Sur (143), entre las principales, a las que se suman otras villas y decenas de asentamientos. No hace falta tener un mapa a mano para detectar que se trata de los barrios más pobres, ubicados en su mayoría en la zona sur de la ciudad. En estos barrios se concentra el verdadero Polo Textil del país, conformado por cientos de miles de trabajadores a domicilio que producen ropa barata para el consumo de la clase obrera y para el enriquecimiento de una burguesía débil, inviable y parasitaria.
No es casual que en esta zona se concentren los casos de Coronavirus. La población que allí reside también está afectada por otra enfermedad respiratoria, la tuberculosis (TB). Un tercio de los casos de TB de la ciudad se registran en esos barrios, una cifra que para mediados de esta década los profesionales del hospital Piñeyro caracterizaban de “tasas africanas”. Para 2008, en la zona de influencia del nosocomio, 141 personas de cada 100 mil habitantes padecían tuberculosis, mientras que en 1999 la tasa alcanzaba a 33 personas por cien mil habitantes, es decir, cuatro veces menos.
La TB es una enfermedad de las vías respiratorias que se transmite por el aire cuando las personas con tuberculosis pulmonar tosen, estornudan o escupen. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año 10 millones de personas se enferman de TB y, a pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, 1,5 millones de ellas mueren, lo que la convierte en la principal causa de muerte infecciosa del mundo. Se estima que una cuarta parte de la población mundial está infectada por la bacteria de la TB. Solo entre el 5 y el 15% de estas personas se enfermarán con la tuberculosis activa. El resto tiene infección de TB pero no está enfermo y no puede transmitir la enfermedad. La mayoría de las personas que contraen TB viven en países con salarios bajos. Aproximadamente, la mitad de ellas se encuentran en 8 países: Bangladesh, China, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Sudáfrica. Tanto la infección por TB como la enfermedad son curables con antibióticos y el tratamiento varía entre los 6 y 24 meses, dependiendo de la fortaleza de la variedad de la bacteria contraída, ya que, con el paso del tiempo, esta se hace más fuerte frente a los antibióticos. Es decir que, por una parte, el desarrollo de la enfermedad se relaciona con factores sociales, fundamentalmente aquellos que hacen que la persona goce de “buena salud”, lo que implica un sistema inmunológico fuerte. Por otra parte, una vez desencadenada la enfermedad, el éxito del tratamiento depende no solo del acceso al sistema de salud sino de la continuidad y sistematicidad del tratamiento. Se ha comprobado que el principal obstáculo para frenar la evolución de la bacteria hacia formas más fuertes es la imposibilidad de los enfermos de acceder a un tratamiento adecuado. ¿Quiénes son, entonces, los más propensos a contraer esta enfermedad? Según factores de salud, personas con bajo peso corporal y que tienen el sistema inmunológico debilitado por enfermedades o tratamientos con corticoesteroides (por ejemplo, algo tan simple como enfermos de asma o alergias). Según factores sociales, esto se traduce en personas malnutridas y con condiciones habitacionales y medioambientales degradadas. La nominación social que se usa comúnmente: inmigrante, villero, desocupado, aunque estas condiciones de vida ya alcanzan a amplias capas de la clase obrera y no solo a la sobrepoblación relativa.
“Soluciones” miserables para una vida miserable con la que es urgente acabar
El crecimiento de la sobrepoblación relativa, implica el empeoramiento de las condiciones de vida de una porción creciente de la clase obrera. Son condenados al hacinamiento y la insalubridad de la vivienda, sea en Wuhan, en los barrios negros de Estados Unidos o en Villa Azul. Para esta población hay sistemas de salud devastados que no pueden dar respuesta frente a la emergencia; falta de insumos elementales para los trabajadores de la salud, hasta la improvisación de lugares de aislamiento sin calefacción en pleno invierno, sin elementos de higiene, sin alimentación adecuada. Hoy más de la mitad de la población trabajadora argentina (y más si incluimos el trabajo infantil), no come, no limpia, no se higieniza, porque trabaja en negro. El gobierno obliga a los trabajadores desocupados y en negro a romper la cuarentena por hambre. Y la única idea que se le cae es encerrarlos en un ghetto, como en Villa Azul.
“Es la salud o la economía, elegimos la salud”, es el lema que el gobierno eligió para instalar un falso dilema que le permite seguir sin hacerse cargo de una cosa ni la otra. Este desastre probablemente no sería tal si no estuviéramos constantemente expuestos a la creciente degradación de nuestra vida, de nuestra salud. Tanto en los lugares de trabajo, como de vivienda, educación y recreación, la clase obrera ve cada día como los espacios que le son propios pierden la humanidad más elemental. Esa enfermedad se llama capitalismo y solo se puede curar animándonos a dar por tierra con todo lo que conocemos, organizando la vida según los intereses de quienes verdaderamente la construyen todos los días.
[1]https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/5_guia_de_actuacion_y_diagnostico_-_silicosis.pdf
[2]http://diarioconurbano.com.ar/sociedad/brown-lomas-avellaneda-echeverria-y-lanus-entre-los-13-distritos-con-mas-villas-del-conurbano/
[3]https://www.24con.com/nota/21658-little-cochabamba-cuna-de-los-talleres-clandestinos/