Buenos Aires: Ganar la batalla por la vida

en Conti-Santoro/Novedades

El cuadro actual

El gobierno nacional de los Fernández y sus contrapartes provinciales decidieron llevar adelante una de las acciones más irresponsables desde que comenzó la pandemia: el regreso a la educación presencial. Dicen que se hará progresivamente y que se trata de una “presencialidad cuidada”. Sin embargo, sabemos que se trata de un oxímoron. Primero, porque esto implica en la provincia de Buenos Aires el movimiento de 7 millones de personas entre alumnos, docentes y familiares que acompañan a los alumnos menores hasta sus escuelas. Segundo, porque los docentes trabajamos como mínimo en dos escuelas y en dos turnos y tenemos alrededor de 300 alumnos. Tercero, porque está población que se empuja a trasladarse no fue vacunada. Estamos frente a un virus cuyo cuidado requiere que se reduzca al máximo el movimiento de personas y el gobierno pretende que nos traslademos para una actividad que podría, en este momento excepcional, cumplirse de manera virtual. Claro, pero para que la misma sea posible y eficiente sí se requieren muchos más recursos. Hablaremos de eso más abajo.

La forma en la que quieren llevar adelante la presencialidad en la provincia de Buenos Aires fue cambiando desde octubre. Estos cambios se deben a varios factores: las necesidades políticas variantes del gobierno, la evidencia de la imposibilidad de implementación del protocolo en la mayor parte de las escuelas del país, y por qué no, la batalla que venimos dando los que nos oponemos a esta criminalidad. Así, en aquel momento se volvería en distritos con baja circulación y hoy se retorna en los 135. Primero dijeron que se volvería en un esquema de grupos de no más de 15 alumnos, con prioridad de los de los primeros últimos años dos días a la semana y hoy dicen que estos grupos de 15 van a ir semana por medio. Todas las luchas en relación a la inaplicación del protocolo por los problemas históricos de infraestructura y por la falta de recursos la dimos en el 2020 hasta el cansancio; antes también. Hoy a ningún docente hay que explicarle que las escuelas no pueden garantizar el distanciamiento, no tienen lavandina ni batería para los termómetros (aquellas que los recibieron), que no hay baños cada 15 alumnos ni toallas de papel ni jabón ni compañeros auxiliares que den abasto con la exigencia de la limpieza del protocolo. Tampoco debemos salir a explicar que no nos podemos dividir en mil pedazos y por tanto no podemos estar en la virtualidad y en la presencialidad a la vez.

La defensa de la vida, la tarea de la izquierda

Por eso hoy la tarea de nosotros, militantes de izquierda que queremos la mejor vida para nuestros hermanos de clase, no puede ser explicar un protocolo desacreditado por la docencia desde el minuto 1, ni luchar por dispensas para algunos y muchos menos incentivar a los compañeros a relevar escuelas. Si sabemos las condiciones de las escuelas de la provincia, si tenemos en la memoria latente el crimen social de Sandra y Rubén, si antes de la pandemia las escuelas eran un Cromañón en potencia, ¿no es una irresponsabilidad dejar librado a la correlación de fuerzas de cada escuela el cierre o no de las mismas? La lucha por recursos la tenemos hace años sobre nuestras espaldas y seguirá existiendo hasta conseguir todo lo que es nuestro. Sin embargo, hoy, no es eso lo que debe ordenar nuestras reivindicaciones. Porque no estamos en el mismo lugar que antes de marzo del 2020. Hoy es la defensa de la vida y de la salud por sobre las demás cuestiones lo que debe primar. Hoy no podemos escaparles a las posiciones esquivando alimentar “falsas dicotomías” entre virtualidad y presencialidad, diciendo que nosotros somos los más “presencialistas” del mundo. eso implica desconocer el enemigo al que nos enfrentamos y romantizar la educación prepandemia.

 Pero vayamos más allá. Pensemos un mundo de escuelas ideales o las escuelas de países cuyos capitalismos tienen un grado de descomposición menor. Pensemos en Alemania, Reino Unido, Canadá. En ellos se concluyó que la apertura de las escuelas eran determinantes en los rebrotes.

¿Por qué, con ejemplos que nos anteceden y con evidencia médica nos tendríamos que plegar a la irresponsabilidad gobernante? ¿Por qué nosotros, militantes de izquierda porque amamos la vida de la humanidad debemos ceder en nuestra defensa de la salud de la clase y plegarnos al sentido común del sindicalismo peronista? ¿No es ahora el momento de que la multicolor se separe de Baradel y cía? ¿No es ahora, el momento de evadir las palabras aludiendo a lo “sanitario” cuando en realidad queremos decir pandemia? Un pliego de reivindicaciones siempre es ordenado por una que jerarquiza el sentido de lo que se debe leer allí. El gobierno ya instaló la idea de que “hay que volver a la presencialidad”, en este cuadro nosotros no podemos decir “nosotros también” sencillamente porque no es cierto. No lo es en esta etapa y hay que decirlo con todas las letras: en pandemia NO defendemos la presencialidad aún en las mejores escuelas porque el problema es el virus y la circulación de personas y no vamos a defender lo que nos parece un acto criminal.

La burocracia y los resignados

La celeste trabajó 4 años en la vuelta del peronismo y hoy su tarea es garantizar su gobernabilidad. Desde al año pasado armaron junto a Vila y a Trotta la vuelta a clases. Lo siguen haciendo, nos piden que tengamos vocación, que seamos solidarios. También que confiemos, que, si el protocolo no se cumple, ellos van a ir a cerrar escuelas. Nos piden que, en aquellas escuelas donde sí se puede cumplir vayamos, que los chicos nos necesitan.

Los resignados se enojan con la celeste porque no llama a asamblea, porque no le exige al gobierno los recursos necesarios. Saben que la burocracia no va a defender aquellas escuelas donde no funcione el protocolo y por eso, empujan comités de bioseguridad. Los resignados se conforman con el luchismo, con ser más combativos que la celeste. Pero en concreto, piden lo mismo. Se resignan con la mentira de la “presencialidad cuidada”. Creen que si nos volvemos guardianes de los protocolos podemos evitar muertes. Se justifican diciendo que la lucha se arma de a poco, que hoy no están las condiciones subjetivas dadas para rechazar la vuelta, que un sindicato debe consultar a las bases y las bases hoy piden eso. Si, frente al peligro de vida de millones de compañeros, los sindicatos combativos no se animan a plantarse como la dirección del conflicto con la reivindicación necesaria, sin ceder frente a la ideología burguesa, ¿cuándo lo van a hacer?

La vida, la salud y la educación de la clase obrera

La virtualidad tuvo mil problemas y los denunciamos desde el primer momento. Se necesitan muchos más recursos para que sea efectiva. ¿Acaso no ocurría lo mismo en la presencialidad?  ¿O es que hora vamos a negar que los resultados de la educación virtual no son más que una consecuencia lógica de la degradación educativa? Aquellos que nos llaman a solidarizarnos con los demás trabajadores desconocen el esfuerzo que implica la virtualidad y quitan la responsabilidad de quien la tiene: el gobierno que no pone todo lo necesario.

No podemos dejarnos llevar por el sentido común burgués que opera sobre gran parte de la clase. No podemos dejar que nos corran por izquierda en nombre de la vocación. Debemos argumentar hasta el cansancio por qué no volvemos en pandemia y exigir todo lo urgente e impostergable para este momento. La multicolor debe ponerse al frente de la lucha, dejar la resignación de lado, convocar a armar un plan de lucha que los lleve a la victoria por todo lo necesario:

– Nadie debe volver a las escuelas hasta que no haya pasado el peligro de pandemia decretado por especialistas. En pandemia a la presencialidad no volvemos debería ser el primer punto del pliego de reivindicaciones sostenido por el sindicato máxime si sabemos que el oficialismo ya aceptó el “desafío” lo que implica claudicar a esta lucha.

– Vacunación masiva de toda la población. No queremos un cronograma con promesas ni que se vacune solo al personal de riesgo, esencial, docente y no docente. El único prerrequisito para la presencialidad es la previa vacunación masiva de la población respetando los tiempos de inmunización.

– Huelga general en todo el país. Llamamos a un no inicio del ciclo lectivo con paro inicial de 72hs y nueva asamblea el último día de paro para darle continuidad al plan de lucha. Organización de comités de huelga en todas las escuelas que coordinen y realicen acciones de visibilización del conflicto docente. Caravanas a los ministerios de educación provincial y/o nacional y a los consejos municipales.

– Entrega inmediata de dispositivos para todos los alumnos y docentes.

– Wifi y conectividad a internet gratuita y de calidad para toda la población.

– Contratación de personal docente para realizar seguimiento del proceso educativo a distancia y cuando se retome la cursada en condiciones seguras designación de todos los cargos en planta.

– Contratación del personal técnico necesario para cada escuela a los fines de asistir y colaborar en la diagramación de las clases a distancia y en el diseño de las plataformas escolares.

– Contratación y dotación de personal para gabinetes escolares, EOES, DOES para acompañar el proceso pedagógico y acompañar a las familias de nuestros estudiantes.

– Por un bono extra mensual y retroactivo para cubrir los gastos en insumos tecnológicos, internet de calidad y mayores costos de los servicios utilizados durante la pandemia.

– Censo de infraestructura y plan de obras acorde a las necesidades escolares en manos de personal idóneo.

-Recomposición histórica del salario. Cargo testigo inicial equivalente a dos canastas básicas totales.

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