El día de ayer superamos el pico más alto de casos de contagios por coronavirus registrado en nuestro país. Tuvimos 20.870 infectados, ¡una locura! Si miramos el mapa de la Argentina, lo cierto es que cada vez tenemos menos departamentos libres de casos. Y es claro que este ascenso está ligado a la “vuelta al cole”.
Mientras tanto, el gobierno de los Fernández no tiene explicación alguna. Por el contrario, nos quieren dar “tranquilidad”. ¿Cómo? Diciéndonos: “sí, se han detectado casos positivos por supuesto, pero NO necesariamente se producen en las escuelas…” Acá, el punto está en el análisis de “probabilidades” que, es en última instancia, la materia prima con la que trabaja la epidemiología. Algo que no están teniendo en cuenta o que no quieren ver. Por ejemplo, dicen que los colegios no tienen nada que ver. Bien. Ellos no pueden explicar no solo este aumento actual de la curva sino su impacto o, mejor dicho, el incremento de casos en la franja poblacional que asiste a la escuela.
El lunes se confirmó que la cepa Manaos circula en Clorinda, sí ahí donde vive Zamba de Paka Paka, así que esperamos nuevos recursos didácticos al respecto. Como bien se sabe, esta variante es más contagiosa y afecta en mayor medida a niños, al igual que la británica. Ambas cepas ya fueron detectadas en la Ciudad de Buenos Aires y en La Plata por dar sólo dos ejemplos. Suponer que esa evolución de casos en la población que va a la escuela no guarda ninguna relación con el inicio de clases es sencillamente una mentira grande como una casa, porque no existe otra actividad que pueda explicar tal cuadro.
La única actividad masiva que se liberó a partir del 17 de febrero, en algunas provincias, y con mayor intensidad a partir del 1º de marzo fue la educación presencial. Suponer que la “cura” vendrá a partir de la restricción de las actividades sociales y de esparcimiento o cortando la circulación nocturna, cuando las escuelas movilizan diariamente a millones de personas, es ridículo.
Ahora, lo que hay que entender es que todas estas muertes son evitables. En eso consisten los crímenes sociales: las muertes que son resultado de la lógica del normal funcionamiento del capitalismo que en este caso nos dicen “hay que abrir escuelas”. Para peor. El gobierno nacional lanza el Cuidar Escuelas, un portal donde dice que va a registrar en tiempo real la cantidad de contagios de estudiantes, docentes y no docentes en las escuelas. Esto fue lanzado el 19 de marzo, estamos a poco de cumplir un mes. Como todo, recién la semana pasada anunciaron que el 90% de las escuelas ya se registraron. ¿Números oficiales? Ninguno.
Frente a este escenario, el gobierno pide una semana “para ver hacia donde decanta la cosa”. ¿Cuánto más tiene que “decantar la cosa” para que se dignen a hacer algo? La cosa ya decantó: casi 280 mil contagios y más de 3.700 muertes en los últimos 30 días, entre las que se cuentan la vida de 16 docentes.
En este escenario, avisan que la presencialidad escolar es irrenunciable y la burocracia sindical cede diciendo que está bien mientras los docentes sean vacunados. Pero, a la fecha, ¿están todos vacunados? Si bien los datos oficiales siempre brillan por su ausencia, y hay mucha disparidad provincial, los números hablan de vacunación del 30 al 40% del personal docente. Y los millones de familias de nuestros alumnos. Ah, que esperen. Menos mal que volvían a las escuelas para abrazarse con sus alumnos porque si no…
En resumen, es claro que esta presencialidad pedagógicamente es una estafa y que nos conduce a la enfermedad y a la muerte. También, resulta obvio que quienes nos gobiernan no sólo no se preocupan por la cantidad de contagiados, sino que tampoco saben dónde están parados. Es por esto que tenemos que tomar el timón nosotros y exigir: la suspensión de las clases presenciales en pandemia, la vacunación masiva de la población y el restablecimiento de la virtualidad con todas las condiciones garantizadas.
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