El club de la apertura

en La Hoja Socialista 21/Novedades

Desde el discurso de Alberto vemos que todo el tiempo se habla de Capital Federal y de Buenos Aires. Del resto del país, nada. Pero hay lugares del interior donde la situación es realmente explosiva. Si uno se pone a analizar la tasa de infectados que hay sobre 100 mil habitantes, vemos que hay un aumento impresionante. Por ejemplo, San Luis tiene un 151% de crecimiento de casos, Entre Ríos un 110% y Mendoza un 90%. Donde reina la apertura, la situación es muy grave.

En este contexto, cuando Larreta dice “yo quiero abrir”, no está pidiendo una excepción, está solicitando que le apliquen la regla que rige en todo el país. La incorporación al club de la apertura. Es decir, básicamente, él está queriendo ser capaz de matar gente en las mismas condiciones que lo están haciendo el resto de las provincias.  

A partir de esto, se pueden observar dos cuestiones. Por un lado, una estrategia general y, por el otro, que el país no tiene presidencia. ¿Cómo es esto? Claro, cuando vemos que es la Corte Suprema la que tiene que decidir cuál es la estrategia sanitaria para la mayor concentración poblacional de la Argentina, nos damos cuenta que no hay presidente, parece no haber un Congreso y tampoco un partido. Porque si presta atención se dará cuenta de que alguien a quien no votamos se está haciendo cargo de todo esto. Lo que nos muestra el fracaso de la política general y de quién tiene que conducirla. En este caso, la coalición gobernante.  

Obviamente, si uno fuera Alberto y tuviera un poco de dignidad y astucia, renunciaría. Tras la exposición del otro día es claro que está muy sólo porque nadie salió a acompañarlo y encima tuvo que comerse el desplante de Larreta que hace lo que quiere en Capital Federal. Para peor, sus ministros de educación y de salud mantuvieron la boca cerrada por una semana. Esto se dirige a una catástrofe. El “tío Alberto” tendría que irse y tirarle el fardo a Cristina. Pero claro, el principal obstáculo para esto es ella, que no quiere agarrar la bomba.

Esto deriva en la peor humillación que ha sufrido un presidente: negociar la presencialidad administrada, es decir, volver a la maniobra Larreta. Y eso es parte de la estrategia que la burguesía viene desplegando desde el comienzo: la apertura a lo Bolsonaro, detrás de una cuarentena de cartón que se flexibilizó desde el día uno. Lo que es interesante analizar es ¿por qué los políticos exponen su carrera ante un colapso generalizado? Es decir, frente a lo que puede ser un “que se vayan todos”. Y la respuesta a eso es que lo hacen por una fidelidad a su clase social. Están mostrando que están dispuestos a poner sobre la mesa su carrera política para garantizar las ganancias. La gente se puede morir, puede votar en contra, hacer una pueblada pero la ganancia no se toca. Acá todo el mundo va a salir a trabajar.

Frente a esta crisis nacional, el kirchnerismo está esperando a julio con la ilusión de que cuando EE.UU. termine de vacunar a su población nos ayude con la aplicación de dosis acá. El gobierno está implementando “el plan otoño” para ganar las elecciones. Esto quiere decir: pisar los precios, el tipo de cambio y las tarifas para llegar a octubre. Para peor, en junio se acaban los dólares.

Ante este escenario de explosión sanitaria y económica que no tiene un gobierno capaz a la cabeza, nosotros debemos tomar las riendas de este país que está a la deriva y dirigirlo por una salida obrera y socialista.     

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