Vacunagate: La podredumbre de un gobierno de inútiles

A fines de la semana pasada se conoció la última de las trastadas del ahora ex Ministro de Salud, Ginés González García, la que finalmente le costó el cargo. En medio de un plan de vacunación anunciado con bombos y platillos, que solo alcanzó para vacunar a un puñado de personas, Ginés montaba un Vacunatorio Vip para asegurarle a sus amiguitos (y del gobierno) una vacuna contra el Covid. Por el Ministerio recibieron el pinchazo políticos, empresarios, dirigentes sindicales por fuera de la lista de prioridad obvia. En el medio, millones de trabajadores expuestos al contagio y arriesgando su vida.

Más allá de que Alberto le haya pedido la renuncia, la reacción del gobierno fue de abierto encubrimiento. Se apostó a minimizar el hecho: “Terminemos con la payasada, no hay un delito por adelantarse en la fila”… El presidente cree que repartir vacunas entre amigos, que son, a su vez, quienes menos las necesitan (porque los que nos exponemos realmente somos los trabajadores), es simplemente una “avivada”. Al mismo tiempo, por las dudas, presionan a los magistrados que intentan investigar el caso. El 22 de febrero el fiscal Eduardo Taiano imputa a Ginés González García. Un día después el fiscal recibe la intimación de la ANSES a jubilarse. Lo que hay es un accionar completamente corrupto que muestra la podredumbre de quienes nos gobiernan.

Mirando con detenimiento el asunto, incluso la cuestión es mucho más profunda y mucho más grave que la existencia del ya muy escandaloso Vacunatorio VIP. Lo que estamos viendo es la inutilidad del gobierno en pleno. Hoy, cuando ya existen diversas vacunas y buena parte del mundo avanza en su administración, Argentina va camino a un fracaso enorme del plan de vacunación.

Como siempre, pongamos los datos sobre la mesa para ilustrar el asunto. Al 23 de febrero, Israel vacunó a casi el 89% de su población, Estados Unidos al 19,6%, Chile, donde ya te podés vacunar sin bajarte de tu auto, al 16,1%, el Brasil del Bolsonaro que recomendaba la cloroquina, al 3,4%. La Argentina solo al 1,6%. Si alguien cree que la cosa se va a acomodar rápido y la vacunación va a levantar cabeza, lamentablemente no parece que estemos cerca de recuperar posiciones.  En la última semana Israel vacunó por día al 1,4% de su población; Chile al 0,5%; Estados Unidos al 0,4% y Brasil al 0,1%. ¿Argentina? 0,04%. Sí, leyó bien, no sobra ningún cero.

“Ah, pero ahora con el escándalo Ginés el gobierno se va a poner las pilas”. No se crea. Anunciaron la llegada de la vacuna china con… un millón de vacunas. Esto es solo una gota para el desierto argentino, donde para inmunización completa son necesarias 90 millones de dosis.

El cuadro empeora si se ve como se fueron administrando las vacunas. Al día de hoy  no se completó la vacunación del personal de salud. Ahora se prometen vacunas para los docentes, porque se sabe que se los están mandando al muere con el retorno de la presencialidad. No casualmente hay una importante resistencia de este sector, que se niega entregarse a los contagios masivos. A esto sumemos que se evitó una gestión nacional de la vacunación en favor de un criterio federal. Cada jurisdicción administra las dosis como quiere. ¿El resultado? Nuevos vacunagates en puerta (Córdoba, Jujuy y Santa Cruz, solo por ahora).

¿Cuál es el fondo del asunto? Que no hay plata. La economía argentina está quebrara y no hay dólares para comprar vacunas. ¿Esto exculpa a Alberto? Todo lo contrario. Confirma su inutilidad. Y no solo la de él. La de toda la clase social que gobierna el país, la burguesía argentina. Ella es la culpable de esa quiebra. Es urgente que tomemos el timón de este país porque hoy más que nunca, nuestra vida está en juego. Debemos empezar por exigir la vacunación masiva de toda la población. Y organizarnos para tomar las riendas de nuestra propia vida.

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