Nuevamente, el STIA muestra claramente qué lugar ocupa. El viernes a la noche sacó un comunicado explicando su aval para la aplicación de suspensiones en Mondelez Planta Victoria. El comunicado no podría ser más vergonzoso. Luego de comenzar advirtiendo que el sindicato se opone a las suspensiones y trabaja para “revertir la situación lo antes posible”, se limita a señalar que hay un “marco normativo que no puede transgredir”. ¿Cuál sería? La Ley de Contrato de Trabajo; que permite suspender según el artículo 223 bis en “situaciones excepcionales”. Se trata de un artículo introducido como resultado de una ofensiva patronal bajo el menemismo y que fue reafirmado por el gobierno en aquel DNU de prohibición de despidos. Es decir, el STIA comienza justificando a Mondelez por suspender y llama a “cumplir con la ley”, aunque esta ley puntual sea indiscutiblemente perjudicial a los trabajadores.
¿Cuál sería la situación de Mondelez que contempla el STIA? La baja en las ventas. Como admite el STIA, “la empresa acumuló mercadería que hoy no puede colocar en el mercado”. Ocurre que Mondelez viene de producir con normalidad durante la cuarentena, producto del acuerdo del STIA con los empresarios del sector en el comité de crisis. Eso a pesar de que Mondelez –como Pepsico o Felfort- no produce nada que pueda ser considerado esencial. El STIA desoyó este reclamo y se encontró con algo previsible: en cuarentena, la gente no compra golosinas. La conclusión es obvia. Mondelez jamás debió haber trabajado durante el aislamiento obligatorio y los trabajadores tendrían que haberse resguardado. En su lugar, la planta funcionó con horas extras, premios a la asistencia perfecta, y sin protocolos estrictos de seguridad.
El asunto es que ahora, Mondelez aplicó suspensiones y recortes salariales. El gremio, en lugar de alentar la lucha de los trabajadores –que rechazaron el acuerdo en asambleas-, se sentó a acordar con la patronal la suspensión al 77% del salario bruto y 85% del neto. Se le agrega una cláusula de extensión de las suspensiones si las ventas no repuntan. La excusa del STIA para hacerlo: “cuidar los puestos de trabajo”. Eso sí, a cambio, se jactan de “conseguir” el 100% para exceptuados por población de riesgo… ¡y el 70% para aquellos con licencias por tener hijos adolescentes! (lo que, de hecho, ya venían aplicando). Solo un carnero como Daer y su gente pueden tomar eso como una conquista arrancada a la patronal. Cuando las ganancias de la empresa suben, nosotros no vemos un peso. Pero cuando bajan, nos recortan un salario que ya viene en picada por la inflación galopante. El SITA pretende que los trabajadores financien a la patronal.
Advertimos que las suspensiones pueden continuar en otras plantas como Pepsico o Felfort, que al igual que Mondelez, vienen produciendo alimentos no esenciales. En Pepsico, la patronal también acumuló un stock sin vender y, hoy por hoy, pretende operar con dotaciones mínimas, alentando a que la gente se tome vacaciones adeudadas. Lo que sigue –si no consiguen ese objetivo- es la suspensión y el recorte salarial. Allí, la comisión interna, luego de boicotear la lucha de los trabajadores para entrar en cuarentena, niega todo tipo de asambleas. Argumentan que lo hacen por cuestiones sanitarias. Curioso, viniendo de quienes obligaron a los trabajadores a concurrir a sus puestos de trabajo a toda costa.
Con el caso de Mondelez quedó claro que las suspensiones no responden a la búsqueda de “cuidar el trabajo”, como lo intenta vender la burocracia sindical. Tampoco los recortes salariales son “resguardos de una parte del salario para aquellos que hacen cuarentena” como lo intentó presentar la CGT, siendo que los trabajadores de Mondelez siquiera tuvieron cuarentena. Las suspensiones y los recortes salariales son aplicados para que los trabajadores paguemos la crisis. Todo al mismo tiempo que las patronales son asistidas con cifras millonarias por el Estado, que les abona la mayor parte de los salarios con la plata de la ANSES. Lo que los capitalistas y la burocracia sindical están cuidando son las ganancias, no los puestos de trabajo ni la salud obrera.
Rechazamos las suspensiones y los recortes salariales. Si los capitalistas no pueden garantizar los salarios y los puestos de trabajo, entonces que las empresas sean estatizadas y puestas a funcionar bajo control de los trabajadores y al servicio de las necesidades sociales. No para producir golosinas ni ganancias patronales sino alimentos verdaderamente esenciales para toda la sociedad. Podrían abastecerse comedores populares sin los sobreprecios que hoy paga el Estado. Ese dinero iría a pagar los salarios y no a llenar los bolsillos de parásitos. En nuestras manos está que la salida no sea la que imponen las patronales de la mano de Daer.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución