Repositores externos: otro sector de trabajadores en riesgo permanente

en Goyo Flores/Novedades

Los repositores externos son el personal que las empresas productoras y/o distribuidoras de alimentos, artículos de higiene y limpieza, bebidas con o sin alcohol, etc., contratan de manera directa o indirecta -a través de agencias- para efectuar la reposición de sus productos en las góndolas de las grandes cadenas de supermercados y Distribuidores Mayoristas.

En algunos casos, estos trabajadores, cumplen con la totalidad de su jornada laboral en un solo local. Esto ocurre cuando prestan servicios para empresas que comercializan una amplia variedad de marcas y artículos, por ejemplo Unilever, Arcor, Molinos Rio de la Plata, etc. Pero en la mayoría de los casos, deben realizar un ruteo que cubre amplias zonas, desplazándose a diario, en medios de transporte público. En realidad, esta actividad se sustenta en acuerdos comerciales entre las empresas que venden sus productos a las cadenas de expendio, ya que los repositores externos pasan a ser, durante el tiempo que están en el local, un empleado más del mismo, cumpliendo horarios, acatando disposiciones y cumpliendo tareas variadas que le son exigidas por encargados y postulantes. Una verdadera situación de precariedad laboral a la que se le agrega varias tareas «extras» que exigen los patrones, como hacer inventarios, sacar fotos e informar precios de la competencia.

Inés, repositora de una firma que se dedica a la elaboración de bebidas, nos comentó que ella realiza un recorrido que va desde Avellaneda hasta Adrogué en el sur del conurbano Bonaerense. Su compañero Alfredo, por su parte, tiene asignadas zonas en las que deben entrar y salir de Capital a la zona norte del GBA para cumplir con su tarea. En medio de la crisis desatada por la pandemia del COVID-19, su actividad fue declarada esencial, ya que está relacionada con el rubro de alimentos. Su situación los expone al riesgo permanente de padecer un contagio por la obligación de tener que tomar hasta 10 o más colectivos y/o trenes por día, estar en contacto con las grandes aglomeraciones de gente que se registran en los Supermercados y Mayorístas y, sobre todo, por la falta de elementos de seguridad e higiene. Ni de parte de la empresa que los contrata, ni de parte de las tiendas, se les brinda dicho material. Desde que comenzó la cuarentena, los repositores tuvieron que proveerse de guantes, barbijos y alcohol en gel, de su propio bolsillo.

Este dato es una constante. Claudia del Partido de la Costa recibió de su empresa –que elabora fiambres y embutidos- solo algunos barbijos, Jorge que trabaja para la agencia de personal temporario PDV, solo recibió 200 pesos para proveerse de elementos de seguridad. En tanto que Juan, contratado por Manpower, fue un afortunado… recibió $ 300.
La gravedad del riesgo al que están expuestos estos trabajadores, queda demostrada al relevar la gran cantidad de infectados que se registran entre los empleados de las cadenas de supermercados, especialmente Coto, Carrefour y Cencosud. El caso de Coto es de los más repudiables. Se pudo observar en los medios al propio Alfredo Coto encabezando una protesta en plena calle, reclamando por la reapertura de una de sus sucursales sin que los empleados cumplieran con el aislamiento estipulado, tras haber estado en contacto directo con un compañero infectado. En Once, un trabajador de Coto denunció que la patronal lo quiso presionar a ocultar que había dado positivo en el test de coronavirus. En Recoleta, los trabajadores también denunciaron que la patronal les ocultaba los casos. Como se ve, mientras Alfredo Coto gasta fortunas publicitando en medios como Crónica y Perfíl que en sus sucursales se llevan a cabo medidas preventivas, la realidad demuestra que Coto tiene hasta ahora un trágico récord de contagios. De este modo, es evidente que estamos ante cifras que las patronales tratan de ocultar.

En Cencosud -que engloba a Disco, Plaza Vea y Jumbo-, el personal hizo pública la precariedad de las medidas de prevención, el incumplimiento de los protocolos de seguridad y la falta de higiene adecuada, a través de una carta dirigida a la empresa, que ha tomado estado público en los últimos días. También podemos citar el caso de la cadena INC-Carrefour cuyos empleados denuncian que tras detectarse varios casos de coronavirus en el Hipermercado de Pilar, parte de su personal fue trasladado a otras sucursales para luego de «realizada una desinfección» reabrir sus puertas normalmente. Es decir, trabajadores que estuvieron en contacto con esos casos, no podían hacer cuarentena. Pongamos en este contexto a los repositores: en la mayoría de los casos, un repositor externo con recorrido, no se entera que pudo haber estado en contacto con otro trabajador afectado, hasta que no regresa al local en cuestión. Para que eso suceda, pueden pasar varios días en los cuales siguió con sus recorridos habituales.

Claramente, toda esta situación es responsabilidad también de la burocracia sindical: el Sindicato de Comercio, dirigido por Armando Cavalieri, y el STIA de Héctor Daer, que reúnen a la mayoría del personal de reposición externa. El primero hoy se encuentra negociando reducción de sueldos, suspensiones y sumas no remunerativas para sus afiliados, a fin de que los capitalistas puedan recomponer sus ganancias. Ni siquiera menciona el problema de la higiene y la seguridad. Del mismo modo, los repositores externos no cobraron siquiera el bono de 5 mil pesos acordado con las cadenas de Coto, Jumbo, Wal Mart y Carrefour por ejecutar tareas esenciales y sumamente arriesgadas en un contexto de pandemia. El STIA cuenta con el agravante de haber declarado como “esencial” toda la rama sin discriminar productos como los snacks, golosinas, chocolates o helados. Incluso en plena cuarentena deja pasar rebajas salariales y suspensiones, como una «propuesta sanitaria».

El Estado debe garantizar que esta rama de los trabajadores esté vinculada realmente a la distribución de mercancías esenciales. Su tarea debe ser limitada al mínimo de tiempo necesario en cada local, con todas las condiciones de higiene garantizadas y monitoreadas por los trabajadores. Debe garantizarse íntegramente sus salarios –como los de todos los trabajadores de Alimentación y Comercio-y no verse afectados por suspensiones ni despidos. Es más, exigimos que se abone su sueldo como hora extra por realizar una tarea realmente arriesgada y el fin de toda forma de precarización y tercerización laboral.

Corriente Clasista Goyo Flores

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