Mentiras burguesas, pobreza obrera

en La Hoja Socialista 20/Novedades

Suele creerse, porque los patrones así lo quieren, que hay países donde el “capitalismo enserio” ofrece altos niveles de vida para todos. Para muchos, el ejemplo ideal es Estados Unidos. Pero lo cierto es que, en realidad, esos “logros” son el resultado de datos mentirosos y estadísticas truchas. En realidad, Cristina no inventó nada con el INDEC, sino que tomó una estrategia que usan todos los gobiernos patronales. Veamos entonces el caso yanqui, para seguir mostrando que no hay ningún “sueño” en el capitalismo, sino pesadillas.

Lo primero que hacen las estadísticas es borrar las clases sociales. Naturalmente, eso oculta la explotación. La única relación social que los individuos tendrían serían la familia o el hogar. Así, se presenta a la sociedad capitalista como ella misma gusta de verse y no como verdaderamente es: una sociedad divida en dos clases sociales enfrentadas.

La medición oficial de pobreza en EE.UU. es reportada por el Census Bureau (CB). Su metodología fue adoptada a comienzos de la década de 1960 y permite que los números se ubiquen entre un 10 y un 15%. Digamos de entrada que no es un dato bajo para tratarse del “modelo” capitalista ideal.

Pero estos números se consiguen gracias a la construcción de una canasta de consumo muy baja. Ya algo de esto explicamos en otra ocasión, para el caso argentino. Así, poniendo la vara lo más baja posible, se ocultan los verdaderos números de la pobreza de la principal potencia económica.

A una canasta muy pobre para medir la pobreza, se le suma el hecho de que no se atiende a los precios reales a lo largo y ancho de todo el país. Los alimentos tienen distinto precio según la ciudad o la región y los costos no alimentarios (como la vivienda), que representan una parte importante en el gasto de las familias, también. Queda claro que con todas estas condiciones la pobreza no se visibiliza, sino que se oculta.

Así, para el año 2019, la medición arrojó que una familia de dos adultos y dos menores, para no ser considerada pobre, necesitó de 25.926 dólares al año. Esto es, un poco más de 2.160 dólares mensuales. Para un adulto menor de 65 años que vive solo, el monto se estableció en 1.108 dólares al mes. Con estos datos, se registraron 38 millones de pobres, es decir, un 11,8% de la población. Números que ya resultan escandalosos.

Ahora bien, ¿qué pasaría si se utilizaran mediciones más realistas? Si se usara el método que utilizan en Europa para medir la pobreza, el salario mínimo se elevaría a 3.150 dólares, lo que aumentaría notablemente la cantidad de pobres. Es decir, con la medición europeo el salario mínimo para no ser pobre en Estados Unidos debería ser casi un 50% más alto que el que utiliza la medición yanqui. Utilizando este criterio con otros datos que ofrece el CB, se obtienen registros de pobres que van entre el 20 y el 25% para el periodo 1973-2018, o sea, un porcentaje mucho más elevado de lo que ofrecen las estadísticas oficiales difundidas.

Otro dato que puede servir para acercarse a la pobreza real. Según las cifras oficiales del año 2018, unos 83 millones de hogares obtuvieron ingresos por debajo del promedio nacional, cantidad que representa el 65% del total del país.

Por otro lado, si vemos los salarios promedio de los empleos con mayor cantidad de trabajadores del país (comidas rápidas, cajeros, empleo doméstico, entre otros)  encontramos que un porcentaje muy grande apenas supera la línea de pobreza familiar. Es decir, no puede sostener a toda su familia. Para los trabajadores de establecimientos de comidas rápidas, el salario promedio mensual es de 1.937 dólares, y el de los cajeros es de 2.030 dólares. Para nosotros, desde acá, pueden parecer salarios muy altos, porque los nuestro salario mínimo es de 101 dólares. Sin embargo, en EE.UU. ambos ingresos se encuentran por debajo de la línea oficial de la pobreza.

Estos datos ponen en evidencia que, aún asumiendo como válidas estas mediciones truchas de pobreza, el país potencia del mundo, el más rico, genera una masa gigantesca de población pobre. Lo que nos tiene que quedar claro es que el capitalismo no solo no puede hacer real el paraíso que nos promete, sino que debe recurrir a las estadísticas truchas para esconder bajo la alfombra sus propios resultados.

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