Entre Ríos: Jóvenes y Adultos en cuarentena

en ECD/El Correo Docente 28/Novedades

Por Agustín Aizaga, Liliana Lizardo, Máximo Deshayes e Iván Pastorini

La educación de jóvenes y adultos en cuarentena, los más postergados.

El 2020 quedará en la historia como el año del Covid 19. No hay dudas sobre esto. Cada aspecto de nuestra vida se vio trastocado por la aparición de un nuevo virus. El tamaño y la profundad de ese impacto lo estamos midiendo y nadie sabe dónde se detendrá. Si sabemos que las condiciones en las que nos encontrábamos antes de la pandemia también explican el cuadro actual: lejos estaba el sistema educativo de ser un lecho de rosas; más bien, el camino al infierno. El virus, entonces, funcionó como un catalizador, acelerando tendencias que ya venían desarrollándose.

El sistema educativo se encuentra en crisis desde hace décadas. Indicadores como el egreso, la apropiación de contenidos, la infraestructura escolar, los salarios del personal docente, son algunas de las variables que podemos utilizar para medir la crisis. En este escenario, las responsabilidades políticas no excluyen a ninguno de los partidos patronales. Pongamos nombre y apellido: frente de todos y cambiemos, son responsables en cada distrito donde gobiernan, de la crisis en educación.

Esa crisis educativa general, golpea más fuerte, sin lugar a dudas, a algunos sectores. Y ese pato de la boda no es más que la población más pauperizada de la clase obrera. ¿Quiénes son estos? Los adultos y jóvenes que transitan los ESJA´s o cualquier otra forma de terminalidad, ya sea FINES II o en nuestro caso provincial, el programa Oportunid@des. Esos que, en tiempos “normales” abandonan la escuela. Son esos que los indicadores marcan como 1 de cada 2 que abandona la escuela secundaria. También son esos a los que la pandemia golpeó más. Veamos.

El ultimo orejón del tarro

A nivel nacional, la educación para jóvenes y adultos viene reconfigurándose al calor de las políticas educativas. Como señalamos hace muchos años, la creación del plan Fines 2 representó un ataque directo a la modalidad, un salto cualitativo pero que, a su vez, fue punto de llegada de toda una serie de cambios que se acumularon durante décadas. Así lo explicamos en diversas notas. Nuestra provincia, se plegó a esas iniciativas, aunque su desarrollo tuvo menos intensidad que distritos como, por ejemplo, la provincia de Buenos Aires. En sintonía con lo dispuesto a nivel nacional, durante el periodo de cuarentena se habilitó la inscripción al FINES I, que capta deudores de materias. Originalmente se habían destinado 33 escuelas-sedes en toda la provincia.  

La otra herramienta que comenzó a desarrollar la provincia para captar a los desertores del sistema fue el programa Oportunid@des, similar al programa Vuelvo a Estudiar de la provincia de Santa Fe. Ha medidos del año pasado se lanzó para un total de 1.300 estudiantes. En su momento marcamos las limitaciones y el afán liquidador de dicho programa para la modalidad tradicional de adultos. Vale recordar que la modalidad de jóvenes y adultos contaba, para el año 2018, último dato publicado por el CGE, con una matrícula 30.000 estudiantes, tanto en primaria como secundaria. Por su parte, es necesario aclarar que para el 2010 el censo nacional relevó que el universo total de población alcanzable por la modalidad jóvenes y adultos para el nivel secundario era, como mínimo, de 157.000 personas. De las cuales, alrededor de 75.000 nunca habían ingresado a la escuela y 81.000 tenían más de 25 años y el secundario incompleto. Obviamente, en otro lugar, expusimos los límites del Censo 2010 con lo cual ese universo de 157.000 debe multiplicarse.

Todo este universo potencial de estudiantes es dirigido por el Estado hacia programas acelerados de educación devaluando el contenido de lo que reciben esos alumnos y presionando, en la misma dirección, sobre la modalidad tradicional. Suscriben, en los papeles, que la educación secundaria es obligatoria; como fija la LEN desde el 2006 y la ley provincia desde 2008; y que debe ser de “calidad” pero la política para garantizar esto es la creación de planes de terminalidad que reducen los contenidos y, en consecuencia, el tiempo de cursada. De crear nuevos ESJAs o incluir a la modalidad dentro del programa Conectar Igualdad a los jóvenes y adultos, ni hablar. Más bien, la estrategia nacional, y también la provincial, fue profundizar la pedagogía que condena a quienes tuvieron fracasos sistemáticos dentro del sistema educativo a partir del eufemismo que niega el problema y lo transforma en el “aprendizaje a lo largo de toda la vida”. Problematizar por qué hay deserción en la escuela secundaria implicaría pensar por qué de cada 10 que inician, solo 4,5 llega al último año, en tiempo y forma. Implicaría pensar sobre las condiciones de vida de esos alumnos y también de sus pericias educativas. Obviamente, la responsabilidad completa es del gobierno que nos impone promoción social, automática, asistida hace décadas. Pero al desligar las responsabilidades estatales sobre la educación de la población y pasarle la pelota a cada individuo se esconde el verdadero causante de esta situación. Un discurso que abreva en el liberalismo más puro, eso sí, adornado con fraseologías progresistas para maquillarlo.

Adultos en Pandemia

En este contexto, la virtualidad que impuso la pandemia encontró un terreno fértil para la deserción en masa. Las estadísticas oficiales brillan por su ausencia. Cuando más necesitamos información certera para tomar decisiones acordes y atacar los problemas urgentes, la patronal continua sin realizar un relevamiento del sector. La Corriente Nacional Docente Conti Santoro – Minoría AGMER Colón, en su Secretaria de jóvenes y adultos, puso sus esfuerzos en relevar algunos datos de manera personalizada y salimos a buscar a los docentes de la modalidad para que nos comentaran la situación del sector. Este es un puntapié inicial e invitamos a todos los compañeros docentes a que nos hagan llegar sus testimonios. Para un diagnóstico certero necesitamos un censo de todas las unidades.

Los docentes entrevistados relatan que, en todos los casos la virtualidad significó un abandono del 33% como piso, cuadro que se agrava para los primeros años. No resulta descabellado: los alumnos que recién inician en la modalidad vienen de años de fracaso escolar y parte de nuestra tarea es construir sus pericias como alumnos. Ese cuadro de por sí dificultoso se ve agravado por la falta de conexión, o la ausencia de dispositivos para conectarse, ya sea un celular o una notebook. En el caso de sí tenerlo, al ser la mayoría madres y padres, deben compartirlo con sus hijos que también transitan la virtualidad. Así, los docentes recibimos una explicación común: profe me quedé sin datos porque mis hijos/as tuvieron que conectarse, cuando se libera el equipo tengo que atender a mi familia. En la mayor parte de la provincia, las clases se brindan en su totalidad por WhatsApp. Los que permanecen realizado actividades, lo hacen gracias a que sus profesores les envían fotocopias, dado que los cuadernillos enviados por provincia fueron pocos y se destinaron a la secundaria común. Ahora bien, los que se destinaron a adultos, solo se utilizaron como anexos dado que su temática no era acorde al nivel según relataron los docentes. Como muestra basta un botón: que el CGE destaque como iniciativa de la modalidad el uso de programas televisivos en vivo, una vez a la semana, tal como ocurre en Feliciano, La Paz, Federal y Federación habla de los limitados recursos con los que cuenta la modalidad.

En relación al programa oportunidades, la docencia nos manifestó que la plataforma Atama se “colgaba”, “caía” o estaba fuera de servicio, recurrentemente. No se trata de un dato menor: la plataforma es indispensable para desarrollar el contenido. Recordemos que se trata un programa virtual, con lo cual se descontaría que esto no debería suceder. Agreguemos que es un programa dedicado a la población pauperizada, según expresan los propios fundamentos del programa, que en medio de la cuarentena tuvo como compensación a su perdida laboral, el cobro del IFE cada dos meses y medio. Sostener la escolarización en este contexto se vuelve imposible. Así, el programa generará sus propios desertores.

En las prioridades de atención educativa de la pandemia, la modalidad de jóvenes y adultos continúa siendo el ultimo orejón del tarro. Los programas de terminalidad representan una degradación, vía reducción de contenidos. La realidad indica que la pandemia promete dejar un tendal de población desescolarizada. Para esos que hoy tienen 16, 17 años que tal vez salgan del sistema más de un año como producto de la profundización de la crisis económica, la educación de adultos será un horizonte próximo. Los desertores que dejará este año la secundaria común migrarán en masa a la modalidad jóvenes y adultos. Por eso, en lugar de profundizar programas precarizadores como el Fines y Oportunidades tenemos que exigir inversión para la creación de ESJAs.  Es momento de actuar ya también para frenar la deserción en la modalidad: nuestros estudiantes necesitan acompañamiento y recursos técnicos y materiales para continuar con su escolaridad.

Una salida necesaria

La concreción de un censo escolar para medir el impacto del abandono en adultos es el primer paso a dar. Si agregamos, además, que la población posible del nivel ya es enorme en tiempos comunes, se vuelve imprescindible, para el final de la pandemia, la creación de nuevas unidades educativas. Si el programa oportunidades contaba con una matrícula de 1.300 estudiantes, la misma debe traspasar al formato ESJAs, evitando así la degradación de sus trayectorias escolares. La mayoría de nuestros alumnos necesitan acompañamiento y seguimiento. La educación a distancia, aunque tentadora para muchos, no resuelve el problema de la mayoría que tiene dificultades para organizarse y estudiar por su cuenta. Una salida real es acercarlos a la escuela y apuntalar su trayectoria. De esta forma, la contratación de nuevos docentes solucionará el problema a los compañeros que hoy en día no tienen un cargo u horas. Hay que mostrarles ese horizonte a nuestros compañeros en lugar de la miseria a la que los condena la patronal y la burocracia otorgándoles un IFE. Para finalizar, queremos remarcar que la educación de la clase obrera se juega en estos momentos. Por eso, salimos a defenderla, y es la “nocturna” en donde muchos vuelven a soñar con acceder a una educación. No permitiremos que las patronales los estafen otorgando papelitos vacíos de contenido, que solo sirven para maquillar las estadísticas oficiales. La lucha por la educación de adultos, su defensa frente a formatos precarizadores, tiene que ser una de las primeras trincheras de esa batalla.

Vamos por:

  • Por la creación de ESJAs en toda la provincia para mejorar la oferta. Pase de todos los estudiantes y docentes del programa Oportunidades al ESJA.
  • Creación de los cargos necesarios para la continuidad pedagógica virtual: personal docente y técnico para acompañar la trayectoria escolar de los alumnos desertores.
  • Censo escolar que releve a todos los estudiantes de la provincia para conocer el nivel real de deserción y las condiciones virtuales y materiales de los alumnos de la modalidad jóvenes y adultos.
  • Censo de infraestructura y plan de obras acorde a las necesidades escolares en manos de personal idóneo. En las escuelas de adultos necesitamos guarderías para que madres y padres puedan compatibilizar estudios con sus tareas de cuidado.
  • Wifi gratis y de calidad para todos nuestros alumnos y para docentes.
  • Reapertura del Plan Conectar Igualdad. Cada alumno y docente debe recibir su notebook. El plan debe llegar a la EPJA.

Corriente Nacional Docente Conti-Santoro – minoría AGMER Colón.

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