Un debate con José Castillo y Jorge Altamira a propósito de la presentación de Espontaneidad y acción. Debates sobre la huelga de masas, la revolución y el partido, de Rosa Luxemburgo (extracto).
Marina Kabat, de Razón y Revolución, Jorge Altamira, del Partido Obrero, y José Castillo, de Izquierda Socialista, debatieron sobre la importancia de la obra de la revolucionaria alemana para pensar el problema de la revolución en la Argentina y del papel del FIT en ese proceso.
Primera ronda de intervenciones
Marina Kabat: Creemos que la obra de Rosa Luxemburgo es central y nos aporta valiosas herramientas para la discusión en torno a la construcción en la Argentina del partido revolucionario. Rosa es la figura más destacada del ala radical de la socialdemocracia alemana, que va a empezar a buscar otra táctica alternativa al parlamentarismo dominante en el partido. Se empezó a discutir la posibilidad de otras medidas de acción directa a través de la huelga de masas. La experiencia con la Revolución Rusa de 1905 es central para Rosa, el contraste entre lo que estaba pasando en Rusia y en Alemania, donde el partido decía que a las huelgas había que controlarlas. Rosa ve en Rusia que las organizaciones sindicales crecen en medio de la tormenta revolucionaria y que no había, como decía la socialdemocracia, que esperar que los obreros se afiliaran al sindicato y al partido. Decía que las huelgas en Rusia no eran producto de la barbarie rusa y su atraso, sino del desarrollo político de la clase obrera rusa y que, en ese sentido, los políticos alemanes tenían que aprender de la clase obrera rusa y no al revés. Esto es lo más importante que aporta una de sus obras fundamentales, Huelga de Masas, partido y sindicatos.
El problema es que esa obra también expresa los elementos espontaneístas de Rosa Luxemburgo, donde plantea que no solo las masas resuelven las cuestiones tácticas, sino también, en gran medida, la dirección política. Para Rosa Luxemburgo dirigir políticamente a las masas, termina siendo igualmente un adaptarse al desarrollo de las masas y no adelantarse al mismo. Al mismo tiempo Rosa cree que no está en las facultades de la dirección política del partido decretar una huelga general. Más allá que como descripción de los hechos pueda ser cierto, no ve esto como un déficit sino como una virtud. Y cuando uno contrasta el balance que hace Rosa con el que hace Lenin, encuentra que los puntos que Lenin ve como pendientes a desarrollar de la revolución de 1905, Rosa los ve como su mayor virtud. No hay que ser injustos, ambos escriben sus balances con fines políticos distintos. Lenin escribió su balance pensando en Rusia, en cómo en la segunda vuelta se obtiene otro resultado. Rosa escribe su balance pensando en Alemania, en qué pueden aprender los obreros alemanes de esto. De todas formas, este espontaneísmo, estas funciones acotadas de la dirección política, es una constante en sus obras. Ya estaban en el texto anterior Problemas de la organización socialdemócrata rusa, donde Rosa critica a Lenin y dice: “yo prefiero los errores de las masas, que los aciertos de los dirigentes”. En Huelga de masas insiste en esto. Si hay algún problema, las masas lo van a resolver en su momento. Hay que acompañar y apuntalar un poco el horizonte de las masas, pero no necesariamente anticiparse a eso. Este es el gran problema político de Rosa Luxemburgo: su espontaneísmo, que se va a ver también en su trayectoria política. Rosa se opone a la creación de la Tercera Internacional porque dice que tiene que surgir de abajo para arriba. De la misma manera que se opuso y demoró la conformación de un partido independiente separado de la socialdemocracia por mucho tiempo. Es más, cuando se separan de la socialdemocracia no es por iniciativa propia, sino que la socialdemocracia los echa en el 17. Cuando son echados, tampoco crean un partido revolucionario, se suman al de Kautsky. Entonces llega la revolución alemana en noviembre del 18, la socialdemocracia sube al poder y ellos no tienen todavía un partido revolucionario propio. El Partido Comunista Alemán se funda a los últimos días del 19, solo dos semanas antes de la insurrección fallida de Berlín, que les va a costar la vida a Rosa Luxemburgo y a Karl Liebknecht.
Sintetizando, cuando uno ve las obras de Rosa Luxemburgo y su trayectoria, hay muchas cosas para aprender, por la positiva y por la negativa. Por la positiva, su combate al reformismo y al parlamentarismo. Su capacidad para pensar ella misma los problemas del presente y si es necesario criticar los dogmas del pasado. Por la negativa, también tenemos para aprender de ella: que es muy peligroso demorar la construcción del partido revolucionario. En ese sentido, nos pareció importante hoy editar este libro. Pese a la importancia que hoy tiene el FIT, nosotros creemos que a veces pareciera que hace al revés. Sigue los errores y desoye los aciertos, con una tendencia crecientemente parlamentarista y con una abstención a tratar de incidir en la conciencia de las masas desarrollando su conciencia revolucionaria y socialista, recayendo en ese sentido en cierto espontaneísmo. Para nosotros, la pregunta es: si hay crisis, tarde o temprano, las masas argentinas van a salir a la calle, como en el 2001, ¿Vamos a poder incidir ideológicamente en esas masas? Para que la próxima vez que salgan no se pueda canalizar la crisis en una nueva opción bonapartista, ¿va a haber un partido revolucionario fuerte, unificado, formado de antemano, capaz de llevar esas masas a la victoria y de construir el socialismo? Esa, para nosotros, es la pregunta del momento.
José Castillo: Rosa Luxemburgo es para nosotros, los marxistas revolucionarios, nuestra. Ahora bien, como decía Trotsky, nuestra defensa no es incondicional y entonces tenemos la obligación de entrar a la crítica y a los debates. ¿Qué pasa con el llamado espontaneísmo de Rosa Luxemburgo? ¿Qué pasa con la relación Rosa Luxemburgo-construcción del partido? Efectivamente, para Rosa el sujeto en el que ella pone toda su confianza son las masas. Daría la sensación que la masa por sí misma crea al partido, crea la dirección. Muchas veces la masa y el partido son lo mismo. Ahora ¿qué es lo que está tratando de decir Rosa Luxemburgo detrás de este endiosamiento del rol de las masas? Rosa es la defensora de lo que ella llama la huelga de masas o la huelga de masas política. La socialdemocracia de conjunto, no sólo Bernstein sino también Kautsky, oponía lo que ellos llamaban “la probada táctica del parlamentarismo” a la barricada de 1848, de la comuna de París del 71. Esa pelea que da Rosa, es una pelea contra los dirigentes de su partido y contra los dirigentes sindicales. Entonces, ¿Por qué lo de la espontaneidad? Porque la socialdemocracia alemana decía muchas veces que no se podía hacer la huelga si primero no estaban los obreros afiliados a los sindicatos y al partido socialdemócrata. O sea, había una oposición política a la huelga detrás de estas excusas. Entonces, sí efectivamente hay exageración en el espontaneísmo de Rosa Luxemburgo. Pero aún en esa exageración Rosa tenían razón, en ese contexto y con quien discutía. Rosa era el ala revolucionaria frente a las posiciones conservadoras.
Por supuesto en esta misma época Rosa tiene un gran acierto y un enorme error. El acierto es que Rosa está en contra del aparato del partido y lee algo mucho mejor que Lenin. Rosa Luxemburgo se da cuenta el carácter conservador de Kautsky mucho antes de 1914, y Lenin no. Del otro lado, en el debate de la división de la socialdemocracia rusa entre menchevique y bolchevique, Rosa Luxemburgo se coloca del lado de los mencheviques con posiciones muy parecidas a las de Trotsky en aquel momento. Sí, es cierto, que después hay una evolución del pensamiento de Trotsky. Es evidente que Rosa no llega a eso. ¿Que confunde Rosa conceptualmente? Creemos que confunde el sujeto social de la revolución: la clase obrera con el sujeto político. Rosa no es capaz de dividir dos tareas que están unidas intrínsecamente, pero que tienen sus especificidades. Una tarea fundamental de los revolucionarios es promover la movilización de las masas, su auto organización, las huelgas parciales, generales. La otra es la construcción del partido que tiene puntos de contacto, pero sus reglas no son exactamente las mismas. Una tarea objetiva versus una tarea subjetiva. Ahí, en la incapacidad de resolver eso, se pierde Rosa. Quizás Rosa no avanzaba en la necesidad de la especificidad, de la construcción organizativa, del trabajo gris y cotidiano, que es central a la construcción del partido, revolucionario.
Jorge Altamira: ¿Que entendemos por partido y que entendemos por espontaneidad? En Historia de la Revolución Rusa Trotsky dice que la Revolución Rusa la expresión de la intervención de las fuerzas elementales de la masas en la historia, que es el momento más creativo de las masas. ¿Qué es la espontaneidad? Cuando las masas intervienen en el proceso social, reflejando una tendencia de revolución histórica. Objetivamente no están ejerciendo ninguna clase de espontaneidad, son los portadores de un desarrollo de transformación. Porque los campesinos rusos ni habían escuchado a Lenin, no conocían el segundo Congreso de la Social Democracia, ni habían leído las Tesis de Abril, lo mismo que tantos proletarios en Rusia. Sin embargo iban en una dirección determinada. El acierto del partido bolchevique fue haber advertido con anticipación esa tendencia política general y haber trabajado, anticipadamente, sobre lo que sería más adelante la profunda irrupción espontánea de las masas. Por eso Trotsky, en Historia de la Revolución Rusa, dice que no fue espontáneo.
Como en el libro se discute mucho sobre contener a las masas, la pregunta es cómo saber que en ese momento si a las masas había que expulsarlas o controlarlas. Los bolcheviques no llegaron a sacar un volante. La revolución de febrero la hicieron las masas y los aparatos intervinieron para hacer los Sóviets que se formaron a partir de un acuerdo político entre todos los partidos de izquierda. No fueron una creación espontánea. La creación espontánea fueron los soviets de 1905. Es muy importante señalar, para que vean las contradicciones, que Lenin fue un adversario de los soviets de 1905. El que más aprendió de sus propios errores fue Lenin, que evidentemente en 1917 no tuvo desorientación. El famoso partido que debía existir previo a una revolución, en marzo de 1917, apoyaba al gobierno burgués. Entonces tenemos que entender por espontaneidad de las masas, no cuando un obrero destruye la maquinaria, como ocurría al principio del capitalismo. Cuando aparece en escena, en masa, para que sea un fenómeno colectivo, tiene que tener esa característica espontánea porque los obreros no tienen tiempo de elaborar primero en un laboratorio la teoría de lo que van a hacer. Conjugan un proceso histórico con su intervención. Entonces, cuidado con el problema de la espontaneidad porque desarrolla la hipertrofia del aparato. El partido no es el aparato. Como toda organización se manifiesta con un aparato. Pero los partidos políticos se desarrollan a través de una experiencia histórica y sacan conclusiones que se cristalizan en programas, y el propio partido se va destacando en la sociedad a través de un proceso de diferenciación que permite la lucha política. Incluso los dirigentes. No se puede decir que la espontaneidad de Rosa Luxemburgo tuviera que ver con un rechazo al partido, porque ella pertenecía al partido por excelencia del marxismo. El Partido Socialdemócrata de Alemania, que para Lenin era el modelo sobre el cual él construía el partido bolchevique. Entonces cuidado con cosificar la espontaneidad y cosificar al partido. El partido un producto histórico. Hay que ver qué proceso de lucha de tendencias se ha desarrollado.
¿Tiene vigencia la huelga política de masas en Argentina? ¿En el mundo? La última vez que estuve en una huelga política de masas en Argentina fue en junio-julio de 1975. Hace mucho que no escuchamos una huelga política de masas. Y por los partidos no se preocupen. Porque el Partido de la Socialdemocracia alemana, el Partido Socialista italiano o el Partido Bolchevique no hay. ¿Va a haber huelgas políticas de masas? Si llega a haber huelgas políticas de masas va a ser con estas decisiones complejas de desarrollo político. Porque no están los grandes partidos formados en la historia por las grandes masas. De un debate como el que se desarrolla acá, tendría que salir una resolución política que se llame “la huelga política de masas en la segunda década del siglo XXI” y defina las características de la crisis mundial. Y para fomentar esto es necesario que el Frente de Izquierda desarrolle una extraordinaria actividad parlamentaria. Porque el Frente de Izquierda no adolece de parlamentarismo, sino de falta de parlamentarismo. Nosotros tendríamos un gran progreso si pudiéramos alentar la huelga, la idea de política de masas, desde el Congreso en las intervenciones de los diputados, en las legislaturas, pedidos de sesión para apoyar a los obreros.
Segunda ronda de intervenciones
Marina Kabat: ¿Qué es el partido? ¿Qué la espontaneidad? Dijo muy bien Jorge que el partido es una experiencia histórica que va condensando un programa. Por eso mismo, yo creo que a pesar de toda su militancia partidaria, Rosa Luxemburgo no construyó un partido hasta los últimos días de su vida. Porque la socialdemocracia tenía un programa reformista. Entonces Rosa Luxemburgo militando en la socialdemocracia no construía un partido revolucionario, por más grande que fuera la socialdemocracia. Y si bien Lenin dijo que la socialdemocracia era el modelo el partido que quería seguir, el Lenin que dijo eso es el mismo Lenin que le daba la razón a Kautsky contra Rosa. Es el mismo Lenin que luego lo revisa y que cuando habla de Rosa Luxemburgo, que escribe el panfleto Junius, dice: “no parece un individuo de partido, parece el texto pacifista de un individuo aislado, carente de camaradas forjados en un partido revolucionario”. Entonces en el 16, Lenin le dice a Rosa, vos no tenés un partido y tenés que construirlo, porque si no tenés una organización con un programa revolucionario, no tenés un partido revolucionario.
El problema de la espontaneidad hay que pensarlo muy bien. Una cosa es que en la espontaneidad, el obrero pueda hacer una revolución burguesa, que eso es febrero. Otra cosa, es que la espontaneidad del movimiento obrero lleve a una revolución socialista. Y ahí está el problema del espontaneísmo de Rosa Luxemburgo, que cree que la conciencia obrera ya es socialista. Rosa Luxemburgo escribe en Huelga de masas algo así: los dirigentes sindicales son reformistas, porque su práctica cotidiana, la búsqueda de reformas, los lleva esa conciencia reformista, a sobredimensionar las reformas. Pero cree que la masa obrera está vacunada, tiene alguna cosa que la preserva de eso que atañe la dirigencia sindical. La clase obrera ya es socialista, solo debe aceptarlo y actuar en consecuencia. No, la clase obrera no es socialista espontáneamente, ni siquiera en medio de una crisis, y por eso de la crisis muchas veces se sale con soluciones bonapartistas. La clase obrera en su conciencia espontánea es reformista, en la Argentina, diríamos es peronista. Salir de esa conciencia implica un trabajo de preparación ideológica y de discusión con la conciencia actual de las masas, por más que eso a veces nos haga parecer antipopulares o antipáticos. Los partidos son experiencias históricas y por grandes tradiciones históricas de lucha que tenga, grandes dirigentes que tenga, ningún partido pervive si persisten sus errores. El problema de la espontaneidad hay que discutirlo mejor.
A mi juicio, de distintas maneras, los partidos que integran el FIT mantienen rasgos del morenismo, por más que se hayan delimitado teóricamente de él. Porque vamos a las elecciones y no se quiere hablar de socialismo, porque eso puede quitar votos, como dijo Solano. Si uno teme hablar de socialismo, no se desarrolla la conciencia. Y así, aunque se reclute en la elección, se reclutan elementos reformistas, y no se avanza en el reclutamiento y en la formación de cuadros socialistas. Entonces, es necesario trascender la lucha parlamentaria y sindical, que es realmente lo que conforma la práctica hoy de los partidos del FIT. Porque si no, pareciera que no decimos ni hacemos cosas más socialistas para no ser ultraizquierdistas, no ahuyentar a las masas. Uno debiera creer que son revolucionarios porque lo dicen, pero en la práctica no lo ve, porque no vio propaganda revolucionaria, por ejemplo en las elecciones. Las campañas sindicales -82% móvil, el final del impuesto a las ganancias, aumento de salarios, nacionalizaciones, etcétera-, no dejan de ser un programa reformista más o menos radical. No dejan de ser un programa similar al del peronismo, y con eso no se discute el peronismo: con más peronismo o con mejor peronismo. A veces parece que el Partido Obrero, con las consignas, trata de conformar la ilusión de una especie de peronismo por fuera del peronismo, consecuente y más honesto, con dirigentes que son verdaderos luchadores. Pero para la revolución no alcanza con eso.
José Castillo: Vamos a empezar por la defensa del espontaneísmo. Efectivamente, hay un punto que es fundamental. En el siglo XX y lo que va del XXI, las masas obreras, populares, campesinas hicieron de todo. Un elemento que nos delimita a nosotros de expresiones de lo que en Argentina llamaríamos la centroizquierda, modelo CTA, cuando nos dicen: “si por supuesto deberíamos hacer las luchas la huelga pero la masa no da”. Una característica que nos distingue a los trotskistas es decir: “¿Cómo que las masas no dan en la Argentina, en el mundo? Las masas no sólo dan, acá vamos fuerte y a fondo para el lado del espontaneísmo, sino que son inmensamente creativas. Crean organismos de auto organización. Ahora, hay un problema porque Rosa Luxemburgo decía algo que la línea general era correcta: el triunfo final de la clase obrera está plagada de derrotas que finalmente nos llevarán a la victoria. Ahora, ¿por qué estamos en el siglo XXI y sobrevive el capitalismo? ¿Por sus bondades, porque no hubo crisis, porque las masas no se movilizaron, porque no hubo revoluciones? ¿O por la traición de direcciones, por la ausencia, la crisis de dirección revolucionaria? Esa es la especificidad de la construcción del partido. Ahora, el partido es un programa, es un producto histórico que se materializa en organización, no específicamente aparato, sino carnadura de las masas. El frente de izquierda es la posibilidad de que la izquierda construya una personalidad política unificada en estos últimos años. No se construyó a partir de discutir y saltar esas diferencias. Parlamentarismo en la tradición de lo que decía Rosa Luxemburgo quería decir algo que se oponía a la movilización de las masas y la revolución. El frente de izquierda se construye promoviendo la lucha y utiliza a sus parlamentarios, bien o mal. Me parece que lo que estamos reivindicando es la plasticidad de su pensamiento cada una de esas discusiones e incluso cada una de esas exageraciones siempre las planteó contra una derecha retardataria y conservadora.
Jorge Altamira: Rosa Luxemburgo militaba en un partido con programa reformista. El programa de la internacional socialista que militaba Lenin. Todos los partidos de la internacional tienen el mismo programa. No se la tomen con Rosa Luxemburgo, ella fue la primera en empezar a criticar el programa y la conducta. Es más, antes que ella, Engels. Nosotros hablamos todo el tiempo del socialismo porque decimos: “por un gobierno obrero y socialista”. Lo que está en juego acá es que ellos [en referencia a Razón y Revolución] están en contra del programa de transición. En el último discurso de fundación del Partido Comunista alemán ella dice: nuestra bandera es el comunismo. En cambio, en Rusia: control obrero, comité de fábricas, soviets. Era un programa de transición. Rosa Luxemburgo comete el mismo error que acá cometen ellos: comunismo o nada. Entonces, según ellos, los obreros tienen una conciencia peronista. Esto es una novedad. O sea que ya no tienen arreglo porque no pueden gozar ni de la espontaneidad. Como ya están apoderados por el peronismo en su conciencia, como Boca, que es un sentimiento, no gozan ni de la ventaja de la espontaneidad. En algún momento cuando yo era muy chico dije esto y Milcíades Peña me lo criticó. Y me parece que tenía razón. Un obrero no tiene conciencia peronista, porque el peronismo es la conciencia de la propiedad de su vida. Si el obrero que es desalojado de toda propiedad, puede desarrollar la conciencia de la propiedad privada, estamos ante un fenómeno de teoría del conocimiento muy grave. Es tributario de una ideología peronista, lo mueven las fuerzas que lo despiertan a la vida política y por un tiempo le marcan su rumbo político. Pero el proletariado le hizo huelgas a Perón. Y una de las grandes huelgas políticas de masas fue de junio-julio de 1975, contra el peronismo. Y ahora le han hecho huelgas a Cristina, contra el peronismo. Entonces el punto de la cuestión es el problema del programa de transición y el endiosamiento del aparato. Después de 50 años defendiendo a la dictadura del proletariado, el Partido obrero puede hacer cualquier cagada, inclusive dejar de hablar del socialismo. ¿Para no ahuyentar? No. ¿Será porque se dio vuelta, abandonó todo, traicionó? Tienen que desarrollar mejor la crítica.
Tercera ronda de intervenciones
Jorge Altamira: Se nos acusa de no decir cómo vamos al socialismo. Si yo voy a la televisión a decir que quiero el socialismo y llegamos al socialismo, ¿te imaginas las penurias que nos ahorramos? ¿Por qué la revolución más grande de la historia se hizo bajo la consigna: Pan, Paz y Tierra? “Todo el poder a los soviets”, y nosotros decimos el gobierno de los trabajadores. ¿Qué es el socialismo? Es una serie de cosas materiales, sociales, culturales, es un programa. Nosotros tenemos un programa recontra elaborado desde el año 2004. El que lo ha leído puede decir si desde ahí se deriva al socialismo o no. Pero es un concatenamiento de consignas. Miren el desprecio por el 82%. ¿En qué consiste la política jubilatoria? En la confiscación de la fuerza de trabajo, porque están pagando el salario del trabajador por menos de su valor. Es decir que nosotros aparecemos en nombre de una consigna económica chocando con la confiscación de la fuerza de trabajo por parte del capital. Metodológicamente ahí nace el socialismo, de la lucha contra la confiscación de la fuerza de trabajo. Para elevar la situación en el sentido de que siempre que haya capital, va a haber confiscación de la fuerza de trabajo y que puede ser suprimido, suprimiendo la confiscación del capital. Ahora dicen que Massa dice lo mismo. Es mentira. Se refiere nada más que al 82 % del salario mínimo. El desprecio por estas tareas en el movimiento obrero es tan grande que no sabe ni siquiera en qué consisten las reivindicaciones. Sin estas tareas cotidianas que te acercan al trabajador, que te acercan a la lucha de clases, no va a haber socialismo. Porque la condición del socialismo es el gobierno de los trabajadores. Cuando le preguntás a Lenin en sus escritos qué gobierno han instaurado, él te dice: un capitalismo de estado bajo el gobierno obrero, no el capitalista. Porque Rusia no había madurado para una socialización. Lenin dice que es una semi-dictadura del proletariado y una semi-dictadura de la burguesía porque el obrero ruso vive peor que el yankee. El socialismo es la desalienación del trabajo. La desintegración progresiva del Estado, es un proceso histórico muy largo. El punto de partida es el gobierno de los trabajadores. Todos nosotros hablamos del gobierno de los trabajadores. Nunca he escuchado que hablen de un gobierno de la burguesía todas las asociaciones del FIT. Sobre el problema del partido: si hacemos un partido, discutimos. Si ya de entrada va a haber tendencias, eso ya es una lucha de pequeño burgueses. Una cosa es el derecho de tendencias en un partido y otra cosa es construir un partido con derecho de tendencias. Primero discutimos y nos ponemos de acuerdo en la viabilidad de construir el partido. Si es viable, en el estatuto va a figurar el derecho de tendencias. Pero no vamos a formar una federación de tendencias y ponerle el nombre de partido. No puede haber tendencias crónicas.
Marina Kabat: Yo creo que la conciencia espontanea de la clase obrera es una conciencia reformista. El ejemplo más reformista que tuvimos en la Argentina es el peronismo. Yo creo que la conciencia se mueve y precisamente la clase obrera le ha hecho grandes huelgas de masas al peronismo. La izquierda morenista toma una decisión acertada -hacer carne en la clase obrera-, pero el mecanismo es seguir su conciencia pensando que ya estaba establecida como peronista y no había otra forma de ganar a los obreros argentinos más que con el peronismo, se termina en el seguidismo o en el entrismo. Es un elemento que en vez de hacer avanzar a la consciencia obrera la termina frenando, eso es algo que nos preocupa. Entonces en una clase obrera como la argentina, con una consciencia sindical y reformista muy poderosa, solo las consignas sindicales no bastan. Porque el país no se enteró de lo que significa el 82% móvil. Se enteró que pedíamos el 82% móvil como otros candidatos. No se enteró que no existe salario justo porque todo salario implica plusvalía. Todos tenemos nuestras desviaciones polémicas y Lenin y Rosa no eran los únicos en extremar la piola para un lado y para el otro. Cuando se los acusa de parlamentaristas [al FIT] no quiere decir que son la socialdemocracia alemana. Ahora, en una campaña donde se supone que van a hacer propaganda revolucionaria y socialista, uno no ve eso en la tendencia. El más responsable de esto fue el PTS, con su campaña fue nefasta: “Viva los jóvenes, las mujeres”.
Hay algo en lo que coincidimos con Jorge. El problema es el programa de transición. Razón y Revolución no está de acuerdo con seguir levantando, por seguir con la tradición, un programa que no está necesariamente pensado para la situación argentina aquí y ahora. No me sirve las indicaciones sobre qué hacer con los campesinos porque Argentina no los tiene. Entonces, tengo que pensar el problema agrario por fuera de Trotsky. Así puedo tener una política de intervención hacia el campo, cosa que la izquierda no tuvo. También me preocupa del programa un espontaneísmo a la inversa que el de Rosa. Para Rosa, la clase obrera ya es socialista de por sí y no hay nada que explicar. El problema son los dirigentes que lo obturan. Con el programa de transición, parece que mágicamente, cualquier consigna sindical va a transmutar en la conciencia de las masas en revolucionaria. Con la espera de esa alquimia mágica, nos abstenemos de dar toda disputa ideológica en el seno de las masas.
Respecto al partido y las tendencias, nosotros creemos que no hay tantas diferencias entre los partidos del FIT. Que las tendencias aparecerían como una resolución formal de algo que en realidad es un acuerdo programático común. Ahora esto parece una novela de adolescentes: en vez de superar las peleas, las agravan. No hay una política común en sindicatos, universidades. Todos estamos de acuerdo que viene la crisis y pareciera que no actuamos en consecuencia. Solano en uno de los encuentros anuales de Razón y Revolución decía: yo no veo a las masas exigiendo al FIT que nos conformemos en un partido único. No podes esperar que las masas te lo pidan para disponerte a hacerlo. Entonces el planteo es que si la crisis es tan grande y hay acuerdos que existen, hay que volcarse a la solución partidaria. Creemos que es el momento de que se convoque un congreso de militantes y se comience a debatir programáticamente esta unificación.
Mira la presentación completa
para dirigir a las masas primero hay que conquistarlas, sino se termina hablando de abstracciones completamente ajenas.Mas alla de esto, seria bueno previamente determinar: que es la masa, que es hoy un trabajador y tratar de descifrar el porque, mas allá de las experiencias historicas europeas, el porque la izquierda trotkista no ha podido en la historia argentina territorializar siquiera un municipio.Alcanza con el clasismo? pareciera que no. Ahora, ¿ que es ser clasista en la Argentina actual, en el hoy y ahora?.Muchas preguntas a las que no se ha dado una respuesta, mientras tanto , perdidos en discuciones bizantinas, se festejan cuatro diputados
Les pregunto a los camaradas si es verdadera la afirmación de Altamira que RyR ya se posicionó oficialmente en contra del Programa de Transición, de Trotsky. Disculpa, mi querido camarada y amigo Sarelli, pero eso no es una provocación, es una pregunta importante. Gran abrazo, Leo.
Estimado Leovegildo, quizá en este artículo esta la respuesta a tu consulta. Saludos