¿Dos caras de la misma moneda? Las desventuras liberales del PO y su Tendencia siamesa en la universidad.

en Aromo/El Aromo n° 111/Novedades

El Partido Obrero dirige el principal gremio universitario, la AGD UBA. Durante la emergencia creada por el COVID ha mostrado una política absolutamente liberal, que ha llevado al gremio a un enfrentamiento de hecho con los estudiantes. No se trata de una novedad, sino de una conversión generalizada al parlamentarismo más ramplón. Paradójicamente, o no tanto, la Tendencia no desarrolla, en la práctica, una política demasiado diferente y se ahoga en sus propias contradicciones.

El PO y la cuarentena

Casi todos los partidos de izquierda la pifiaron fiero con la cuarentena. Rápidamente llamaron a rechazar esa “avanzada contra los derechos civiles” y el establecimiento de un estado de sitio “fascista”. Aunque fueron reculando, su posición siempre fue opuesta a la defensa de la salud obrera, sosteniendo perspectivas poco menos que delirantes más cercanas al filósofo coreano de moda que a la tradición marxista.

En la universidad esta política dio lugar a posicionamientos contradictorios, confusos y pro-patronales. Cuando comenzó la cuarentena, el PO se opuso a las clases a distancia en la UBA y trató de que se mantuvieran las presenciales con una simple reprogramación. Esto se asociaba a la posición contraria a la cuarentena que mencionamos más arriba. Pero también tiene que ver con una mirada conspiranoica respecto de la tecnología, por la cual, en vez de aceptar las herramientas disponibles para proseguir la enseñanza sin arriesgar nuestra salud, se especulaba respecto de maléficos planes internacionales para privatizar la educación a través del uso de las plataformas digitales.[1]

El PO trató de evitar las clases virtuales y promovió el inicio de clases presenciales a inicios de junio, haciéndole el juego a Alberto y su búsqueda de pronto retorno a la normalidad. Cuando se vio que el inicio de clases presenciales no era posible, el PO mantuvo su oposición a las clases a distancia. Como dirección de AGD UBA, propuso que estas clases fueran solo un “acompañamiento virtual optativo”, optativo para el estudiante y optativo para el docente. Con lo cual, si un docente “opta” por no dar clases ni comunicarse siquiera con sus estudiantes, estos dejan de tener opción a nada y quedan abandonados a su suerte. Para los estudiantes no hay ninguna concesión en este punto: a nadie se lo obliga a estudiar, razón por la cual puede “optar” en cualquier momento por la continuidad o no de sus estudios.

Coherente con este planteo del “acompañamiento virtual optativo”, es decir del supuesto derecho del docente a no dar clases, el PO plantea que no pueden tomarse evaluaciones (claro, para evaluar habría que dar clases…). Para no quedar tan mal con los estudiantes, proponen la regularización automática de todos con el solo hecho de haberse inscripto a una materia. Este intercambio demagógico (y vergonzoso) que el PO propone (yo cobro sin dar clases, vos regularizas sin cursar), al estudiante no le sirve. Primero porque es una estafa y un cercenamiento de su formación. Segundo, porque regularizar la materia en estas condiciones sin tener clases, sin conocer siquiera a sus docentes, es de hecho lo mismo que presentarse a rendir finales libres. No es eso lo que quieren lo estudiantes. Ellos quieren cursar, aprender, ser evaluados y aprobar sus materias, incluso por promoción directa cuando corresponde (esto es, una cursada más intensa en la cual, si el estudiante obtiene un promedio igual a superior a 7, no debe rendir examen final). La propuesta del PO arrebata a los estudiantes la posibilidad de cursar y tener promoción directa. A los docentes tampoco les sirve: quien no está trabajando no puede reclamar por salarios o condiciones de trabajo. Por otra parte, los transforma en blanco fácil de la crítica a la Feinmann: “vagos que no quieren trabajar”. Esa crítica tiene mucha penetración en capas enteras de la clase obrera y, sobre todo, en las que hoy arriesgan su vida para salvar la de otros. ¿Qué puede pensar un enfermero o un médico que está en la primera línea de contagio, de un docente que no quiere ocuparse de sus hijos ni siquiera a la seguridad de la distancia virtual? Es decir, la política del PO deja a los docentes indefensos y los enemista con sus compañeros de clase.

Como el PO sabe que su política ha despertado fuertes críticas, al inicio manejó el gremio sin abrir canales de participación. Ante los reclamos de los docentes por la convocatoria a asamblea, comenzó por realizarlas en sus bastiones, primero en la Facultad de Psicología y luego en la de Sociales, postergando para la última semana de mayo una asamblea general de toda la UBA. A la asamblea de Sociales llevaron una propuesta que incluía esta idea de acompañamiento virtual optativo y la no toma de exámenes. RyR argumentó y votó en contra. También votó en contra el PO Tendencia, 10 afiliados se abstuvieron y 31 votaron a favor de la propuesta del PO (se observa que se trata de una asamblea de aparato con escasa participación de las bases).

Nosotros presentamos otra propuesta que incluía la defensa de la promocionalidad directa y una reglamentación exhaustiva del trabajo docente a distancia durante la emergencia, que establecía el derecho a la desconexión, actualizaba a la baja el número de estudiantes máximo por comisión en función de las condiciones de cursada a distancia, entre otros puntos.[2] El PO lo rechazó aduciendo que no se podía reglamentar el trabajo a distancia porque esto implicaría reconocerlo. Es obvio que se trata de un argumento infantil. La mayoría de los docentes universitarios está trabajando. Salvo que el PO promueva un sabotaje a los campus de las facultades, este es un hecho que conoce y acepta. El trabajo a distancia en la emergencia existe, que 35 docentes universitarios se opongan a reglamentarlo no le quita ni le agrega reconocimiento, solo hará que esos miles de docentes trabajen el cuatrimestre que viene sin las condiciones adecuadas para ello. De esta manera, tan vergonzosa expuesta en la Asamblea de Sociales, el PO y su periferia votaron contra las promociones directas y contra la reglamentación del trabajo a docente a distancia, mientras que el PO Tendencia y Patria grande se abstuvieron.

La Tendencia Ni-Ni

Mención aparte merece el PO Tendencia, que careció por completo de línea. En su intervención, Néstor Correa se limitó a pedir la solidaridad con las luchas de otros sectores gremiales y una mayor articulación con ellos, pero nada dijo respecto a cuál debía ser la política de AGD frente a los problemas que el gremio atraviesa. A la hora de la votación, esta distancia frente al problema quedó aún más clara: Correa votó contra el controvertido punto 8 de la dirección de AGD (aquel que plantea no tomar exámenes), pero luego se abstuvo al votar la propuesta de RyR que incluía la defensa de las promociones directas y la reglamentación de la enseñanza a distancia en la emergencia.

Es decir, el PO Tendencia votó contra el PO oficial y luego se abstuvo a la hora de votar las mociones de RyR. No quieren seguir la política del PO, pero no quieren avalar nuestra propuesta, aunque, como veremos más abajo, la copian y la presentan como propia donde pueden. ¿Por qué hacen esto? ¿Porque siguen todavía bajo la sombra de Solano y son incapaces de plantear una política independiente? ¿Les da vergüenza coincidir y actuar en común con RyR? En realidad, ambas fracciones están cortadas por la misma tijera, una tijera que no puede cortar en línea recta porque hace rato que perdió la línea. Lo que incluye a la Tendencia, por más buenas intenciones que se le puedan reconocer.

Es así como la Tendencia vacila entre las posiciones del PO oficial y de RyR sin ser coherente con una o con otra. Ya dimos un ejemplo. Aquí hay otro: en una nota de Política Obrera criticaron un episodio protagonizado por la UJS oficial en la Facultad de Veterinarias. La UJS-UVET, que dirige el Centro de Estudiantes en Veterinarias, escrachó en redes sociales a cátedras y docentes por supuestas deficiencias en el dictado de las clases a distancia y envió a su vez esta denuncia al decano de la Facultad. Más carnero y patronal no se puede ser. Pero, sobre todo, más incoherente con la línea de su propio partido no se puede ser, porque es su propio partido el que alienta esta actitud entre los docentes. El PO Tendencia denunció, como corresponde, este hecho, pero en su análisis se olvidó de señalar que es la propia política del PO a la que la Tendencia adhirió hasta hace un par de semanas, la que genera esta guerra entre estudiantes y docentes. Peor aún: la línea implícita del artículo de Política Obrera es la del PO oficial: que los docentes hagan lo que quieran y que los estudiantes se las arreglen sin protestar. O pretenden ser más papistas que el Papa, cuestionando al PO oficial con su propia línea y abandonando la que la Tendencia dice ahora defender, o la Tendencia carece de toda línea y está metida en un mar de confusiones.[3]

Algo de esto hay. Para la Tendencia no parece existir el mundo más allá de su disputa con un aparato que la repudia y no le ofrece el menor espacio. Tiene, entonces, una posición absolutamente parasitaria. Y esa falsa disputa (porque su contendiente no le da cabida alguna) la lleva a esa política errática. Quiere tener una línea propia, pero no sabe cuál. Porque para eso hay que estudiar la realidad, no solamente ver lo que dice Solano y afirmar lo contrario. Así solo consigue seguir los zigzagueos oportunistas del PO oficial. Y cuando quiere tener una línea que no sea una simple negación, no se anima a defenderla públicamente o ir a fondo. Así, todo el tiempo la Tendencia borra con el codo lo que escribe con la mano: copia la línea de RyR, pero no lo hace en forma coherente, a cada paso recae, por acción u omisión, en la misma política del PO oficial.

Razón y Revolución defendió la cuarentena cuando toda la izquierda argentina la criticaba. Unas cuantas semanas después, la Tendencia decide apoyar también la cuarentena. RyR planteó que se debían dar clases a distancia y asegurar la cursada a los estudiantes, respetando las licencias y reglamentando el trabajo a distancia durante la emergencia. Alzamos nuestra voz en solitario contra la posición que burocráticamente había impuesto el PO en la AGD y en CONADUH. Dimos solos el debate público y soportamos insultos y agresiones del PO oficial. Tiempo después, de a poco, y sin reconocerlo nunca públicamente, la Tendencia se plegó a nuestra posición. Razón y Revolución difundió un plan para reglamentar el trabajo a distancia en la cuarentena y un plan de emergencia para el CBC. Una semana después la Tendencia difunde un plan similar.[4] Parece mentira, pero hasta los títulos se copian… Lo grave de este asunto no es que la Tendencia parasite organizativamente al PO oficial y políticamente a RyR. Lo grave es que si quieren romper con un aparato, no rompan de una buena vez. Y si están de acuerdo con nuestra política, nos la roben impunemente en lugar de proponer acciones en común.

Esto que vemos en la UBA no es un caso aislado. En todos los frentes donde actúa la Tendencia se repite este mismo comportamiento errático y la misma costumbre de apropiarse de nuestras posiciones, negándose a un trabajo común. Aclaremos algo: RyR y la Tendencia jamás pueden formar una organización única, porque tienen programas diferentes. Incluso si confluyéramos en una estructura común del tipo que le propusimos al FIT en 2011, un partido con fracciones y tendencias, claramente formaríamos parte de tendencias separadas y en disputa. Porque no tenemos el mismo programa. Pero la acción común en frentes específicos en los que se comparten (por la vía que sea, no les vamos a pedir el copyright…) diagnósticos y perspectivas, es un deber de todo revolucionario si es que realmente se quiere construir una alternativa de masas. Ello no implica la ausencia de disputa. No puede implicarlo porque RyR no es la Tendencia ni quiere serlo. No somos nosotros los que fuimos a la Tendencia. Fue la Tendencia la que se construyó sobre nuestra crítica al PO cuando todavía reunía en su seno a solanistas y altamiristas y Altamira era eterno candidato. Tal vez les duela a los “tendencistas” coincidir ahora con aquellos que hasta ayer, cuando compartían espacio con Solano, llamaban “pequeños burgueses desclasados”. Pero la realidad es la realidad y si quieren ser algo más que una anécdota moral en la historia de un aparato burocrático y parlamentarista, debieran repensar unas cuantas cosas. Entre ellas, el sectarismo y la mezquindad política.

El liberalismo como política de frentes corporativos

La agrupación de la UJS en Veterinarias escrachó a docentes por sus deficiencias en la cursada a distancia. No se sabe de sanciones por falta a la línea “oficial” por parte de un aparato que sabe de sanciones… Se trata un ejemplo pequeño, hay más gruesos, como regalarle la FUBA a Cristina. ¿Por qué pasa esto? El PO no es un partido que piensa su acción política global y la ordena de cara a la lucha más amplia por el socialismo y en función de los intereses más generales de la clase. En este caso, esto implicaría preservar la alianza estudiantes-docentes de cara a fortalecernos en la lucha de clases, especialmente en la post-pandemia. Por el contrario, el PO muestra a cada paso que es una mera federación de frentes, cada uno de los cuales se mueve con oportunismo en función de sus propios intereses. Hace muchos años hicimos esta observación a propósito de la actuación del PO en la SEA, el sindicato de escritores, que terminó entregando al macrismo. Por eso el PO no puede desarrollar una política verdaderamente clasista en la AGD: porque no desarrolla en ese ámbito una política que exceda los mezquinos intereses de una fracción de los profesores (del mismo modo que, librada a su acción espontánea. la UJS de Veterinarias actuó en función de intereses mezquinos de estudiantes sin pensar en los docentes). Si cada frente se piensa desde esa lógica, el Partido carece de política general, mucho menos una política socialista. Es una simple colección de frentes oportunistas. La consecuencia es que alienta, en vez de evitar, el enfrentamiento entre las distintas fracciones de la clase obrera.

El PO actuó en AGD creyendo que podía arrastrar a los estudiantes detrás de sus posiciones. Hace años que la UJS no actúa más que como un apéndice del PO en AGD: acompaña las luchas docentes, pero carece de todo programa específico con relación a los estudiantes. Así es cómo, de rosqueo en rosqueo, perdió la dirección universitaria. Pero en Veterinaria, la UJS no obedeció mansamente a los docentes del partido porque sintió la presión de sus bases: la de los estudiantes que quieren cursar y promover, la de los estudiantes que temen perder el año. Repetimos, el escrache a los docentes es inaceptable, pero estas acciones ruines y este enfrentamiento entre docentes y estudiantes es el resultado de la política del PO, cuando llama a no dar clases, no tomar exámenes etc. etc. Es decir, cuando llama a romper la alianza histórica con los estudiantes. Mirando su propio ombligo, los docentes del PO atacan a los estudiantes, que responden de igual manera. Su accionar, tanto en docentes como en estudiantes, muestra la incapacidad del PO de actuar como un partido político que fije un rumbo para el conjunto de la clase obrera. Como muchas veces dijimos, la contracara del reformismo del PO, es un sindicalismo ramplón, que como se vio en AGD, no excede un corporativismo liberal y estrecho de miras. No se ve que la Tendencia, actuando como actúa hasta ahora, sea capaz de remediar este problema, abriendo un interrogante serio acerca de su capacidad para superar aquello que hoy ve en sus contrincantes. Como en otros ámbitos de la vida social, la pandemia no ha generado el problema, pero sí ha contribuido a exponerlo a los ojos de la clase obrera.


[i]Ver: Kabat, Marina: “¿Ludditas en la UBA? Errores de la vieja izquierda frente a la pandemia”.

[iii]https://www.facebook.com/PoliticaObrera/posts/1160979734248596

[iv]https://bit.ly/3bTwvJh, nuestra propuesta puede verse en la nota 2.

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