Bolivia: Ni Arce, ni Mesa. Por un voto en blanco y una agitación socialista

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El próximo 18 de octubre se realizarán las elecciones presidenciales de Bolivia. Hasta la fecha han circulado diferentes encuestas, pero todas en general presentan el problema de que a realizarse por vía telefónica pueden tener una visión sesgada del voto de zonas rurales, principal bastión del masismo, al mismo tiempo que presentan dificultades con prorratear el voto en el extranjero.

Hasta hace pocas semanas, las encuestas ubicaban al MAS al borde de obtener más del 40% y 10 puntos de ventaja sobre el segundo que le darían la victoria en primera vuelta. Sin embargo, al bajarse Añez y luego Tuto Quiroga, incrementó el caudal de votos de Mesa, que ha acortado la diferencia con Arce. Hoy, esa diferencia oscila entre un 6 y 10% a favor del mentor del gasolinazo. Si bien se especuló con que Camacho baje su candidatura y pase sus 16 puntos a Mesa, hasta ahora se negó debido a que puede hacer de una buena cantidad de escaños parlamentarios y erigirse como el jefe de la oposición. Por otra parte, hay cerca de un 17% de indecisos y 7% de voto en blanco. Es decir, entre un cuarto y un quinto de la clase obrera no confía en los candidatos burgueses. La ecuación es clara. Arce o bien gana en primera vuelta o pierde en un ballotage enfrentando a una oposición unida. Más aún, si Camacho bajase su candidatura, Mesa triunfaría holgadamente en primera vuelta. Si estuviésemos frente a un golpe de Estado que busca prohibir al MAS, el “golpista” Camacho dimitiría y trasladaría sus votos a Mesa. En lugar de eso, a menos de un año de la caída de Evo, el propio Camacho abre la posibilidad a que pueda retornar al poder. La postergación de las elecciones producto de la pandemia, terminó jugando a favor del propio MAS, debido a la degradación de la figura de Añez que enfrentó una desastre sanitario, social, económico, y político durante la pandemia, incluyendo renuncias por corrupción de sus funcionarios. El MAS, a partir del manejo del Parlamento, fue cómplice del ajuste que llevó adelante el gobierno de Añez en estos meses.

Frente a esta situación, el trotskismo argentino se ha pronunciado. El Partido Obrero fue de los primeros en hacerlo, llamando abiertamente a votar por Arce, con el argumento de enfrentar “a la derecha”. Para el PO, el gobierno de Añez estaría preparando movilizaciones, en concordancia con EE.UU., para desconocer los resultados electorales. Por eso, porque la derrota de Añez sería un golpe a la “derecha continental e internacional”, y frente a la ausencia de una candidatura de la izquierda, el PO sostiene que “hay que valerse del voto al MAS como una vía para desenvolver la movilización contra el golpismo, oponiéndole una política revolucionaria a su política conciliadora y de compromiso con los golpistas y el imperialismo. Esto debe ir de la mano con la denuncia de la “pacificación” basada en conciliar con el golpismo que promueve Evo Morales y enarbolando un programa transicional que plantee la perspectiva de un gobierno obrero y campesino”. Es decir, para el Partido Obrero no es importante asestarle un golpe a la burguesía regional llamando a enfrentarla en todas sus variantes y en todos los frentes posibles, sino que llama a enfrentar solo a “la derecha”. De manera esquizofrénica, cierra la nota llamando a “poner en pie un partido de la clase obrera, que permita intervenir con una política independiente. Pero ese partido sólo se podrá abrir paso interviniendo activamente y librando batallas en todos los terrenos de la lucha de clases que se viene desarrollando en Bolivia”. En lugar de llamar a que el primer paso para construir ese partido de la clase obrera sea una campaña de rechazo a las direcciones burguesas, llama a conciliar con una de ellas. Obviamente el objetivo no es pelear por el socialismo en América Latina, sino no hacer enojar a su dirección política local, Cristina Kirchner.

La Tendencia del Partido Obrero también se ha pronunciado sobre el tema, de una manera aún más esquizofrénica. Para la Tendencia, en caso de ganar, Arce se convertiría en un Lenin Moreno, es decir, en un traidor a Evo Morales, que derivaría en un proceso de movilizaciones como sucedió en Ecuador. Esquivando el debate preciso, la Tendencia plantea que “la izquierda revolucionaria no puede dar ningún apoyo político al candidato presidencial del MAS, ni a sus postulantes parlamentarios colaboracionistas, el voto en blanco no tiene contenido si no se instrumenta como una campaña política. Una campaña por reivindicaciones transitorias frente a la crisis y a la explotación capitalista de la pandemia; una campaña para desarrollar un doble poder, con eje en las poblaciones trabajadoras que recurren a la rebelión popular; una campaña hacia la vanguardia para desarrollar un partido revolucionario socialista”.

Como no se vislumbra una corriente popular “voto-blanquista”, el voto en blanco se convierte en un ´ni-ni´. ¿Cuál es la posición de la Tendencia frente al hecho concreto de las elecciones? Difícil de deducir ¿cómo se puede comenzar con el desarrollo de un partido revolucionario socialista si no se empieza por una orientación de delimitación política de la clase obrera y la burguesía? Si la Tendencia realmente creyera en lo que dice, debería llamar a una campaña por el voto en blanco y a agitar un programa socialista, y no ampararse en que no hay una “corriente popular por el voto en blanco”. Si en cambio, decide apoyar a Arce para enfrentar al “golpismo” debería decirlo explícitamente.

El PTS, compartió en La Izquierda Diario una nota de LOR-CI donde se posicionaba, no por el voto en blanco, sino por no brindar su voto al MAS. De todas formas, al igual que el Partido Obrero, especula con que se desarrollarán maniobras por parte de la derecha, por lo que llama a estar alerta frente a la vulneración de los derechos democráticos y movilizarse para impedir cualquier intento de fraude o golpes bonapartistas. Es decir, seguros de que el MAS no va a perder en primera vuelta, llama a defender su victoria en las calles, colocándose objetivamente debajo de la dirección de Evo. Parece que están preparando el camino para llamar a votar a Arce en una segunda vuelta. Otra vez, ¿cómo construir el partido socialista que LOR-CI propone si no se parte de la más elemental política de delimitación de clase?

Izquierda Socialista sí ha levantado el planteo del voto en blanco, compartiendo el comunicado de sus compañeros del ARPT. El partido seccional de la UIT-CI en Bolivia, considera a Mesa y a Camacho como fuerzas “antipopulares y proimperialistas”, y al MAS como un falso socialismo fracasado. Por eso, correctamente, llama al voto blanco o nulo, y a construir una alternativa de los trabajadores detrás de sus propios intereses. Sin embargo, en otro comunicado compartido por ARPT reivindica la experiencia del FIT-U y el Frente Amplio en Perú, es decir la construcción de frentes electorales reformistas, en lugar de la construcción de partidos revolucionarios. Las posiciones de los partidos señalados dan cuenta de un problema común: la ausencia de un partido revolucionario. Todos consideran a su vez que es necesario construirlo. Pero ¿cómo construir un partido revolucionario y socialista si se llama a votar por sus verdugos abiertamente, como hace el PO, a colocarse objetivamente bajo la dirección del MAS, como lo hace PTS/LOR-CI, si se hace solo un saludo a la bandera, como la Tendencia, o bien se llama a construir el electoralismo reformista, como lo hace IS/ARPT?

La tarea principal de la izquierda revolucionaria y los trabajadores en Bolivia, es delimitarse de todas las variantes burguesas, eso incluye a Evo, a Mesa, a Añez, y a Camacho. Pero llamar a votar solamente en blanco no es ninguna orientación, ya que no propone ningún programa. Es fundamental pronunciarse por el voto en blanco y realizar una agitación socialista, tanto ahora como en el ballotage. Ese tiene que ser el primer paso para avanzar en la delimitación política, y colocar fecha para una gran asamblea de trabajadores ocupados y desocupados, dejar de esperar la iniciativa de la COB, y verdaderamente construir lo que hace falta en Bolivia: un partido revolucionario que luche por el socialismo.

Razón y Revolución

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