Educación. Un retorno peligroso

en La Hoja Socialista 20/Novedades

A fines de la semana pasada, en un momento en el que país se ubica en el quinto en el ranking mundial de contagios, se terminó de blanquear la vuelta a clases presenciales. En realidad, el gobierno cuida las palabras, y habla de una vuelta “progresiva” en función del riesgo epidemiológico. Riesgo que va a medirse con el ya famoso “semáforo”. Pero, si algo sabemos de este gobierno, es que mide mal, muy mal. A Kicillof se le pasaron 3.500 muertos por Covid. Ya sabemos lo que hacía Cristina con el Indec durante la “década ganada”. En esas manos están las vidas de docentes, alumnos y sus familias.

De esta forma, el gobierno pasó de decir que el retorno era imposible hasta que llegara la vacuna, a sostener que hay que “convivir” con el virus. Por eso, ahora las escuelas, docentes y alumnos se las van a tener que arreglar. Según el semáforo, CABA entraría en las zonas de riesgo mediano, de modo que podrían realizarse actividades recreativas no escolares, en grupos de no más de diez personas y preferentemente al aire libre. Así, Trotta borra con el codo lo que hace algunas semanas criticó de la propuesta de Larreta para volver a clases en plazas públicas.

Lo cierto es que varias pistas anticipaban el anuncio del regreso: San Juan, Catamarca, Santiago del Estero y Jujuy, tuvieron intentos fallidos de vuelta a clases. Chaco ya se alistó para reabrir, mientras en la provincia de Buenos Aires se lanzó al plan ATR, que inaugura la figura del “docente taxi visitador”, para realizar la revinculación a domicilio de los alumnos desconectados. Con la excusa de que tuvieron dificultades para conectarse, Kicillof envía a los docentes a tener seis reuniones familiares distintas, llevando y trayendo el virus. Esta salida “progresiva” es la puerta de entrada a un regreso “general”.

Como era de esperar, esta propuesta cuenta con el aval de la burocracia de los sindicatos docentes. Estos también, como el gobierno, dicen una cosa y hacen otra. Mientras Sonia Alessio (CTERA) sostenía que la apertura debía ser cuando se alcanzara una baja o nula circulación del virus, su gremio ya dio el consentimiento al semáforo. De parar para impedir el regreso, nada. La misma actitud criminal tuvo Roberto Baradel (SUTEBA), quien directamente llamó a “discutir la presencialidad”, para que la vuelta a clases sea en forma restringida, priorizando los últimos años de escuela primaria y secundaria. Es decir, la estrategia del gobierno. Solo el sindicato de Ademys, que está en manos de la izquierda, llamó a un paro por 48hs.

Contra toda la cháchara del gobierno, los datos de todo el mundo muestran las consecuencias de volver a las aulas en pandemia. Nueva York anunció hace una semana el cierre de escuelas por rebrotes. París volvió a fase 1. Lo mismo pasó en Corea del Sur, en Italia e Israel, por mencionar algunos países.

Mientras tanto, acá hace rato que la cuarentena no existe. Hoy en día es más larga la lista de actividades habilitadas que las que siguen cerradas. Es esta presión por la vuelta a la normalidad, por el retorno de los laburantes para que no peligre la ganancia de los patrones, la que empuja la vuelta a las aulas. Los patrones no están dispuestos a pagar las licencias por hijo a cargo que no esté yendo a la escuela. Es eso lo que está en juego. No la educación de millones de niños. Basta ver que la excusa del gobierno nacional para la vuelta a clases es la realización de actividades recreativas de re-vinculación, mientras siguen pateando la solución real del problema educativo.

Para garantizar la continuidad pedagógica lo que hace falta son computadoras, conectividad gratuita, más docentes y un plan personalizado, para recuperar algo del que es el peor año de la educación argentina. Sin embargo, los capitalistas y sus políticos, no van a gastar en educar. Por eso no les importa ni lo pedagógico, ni la salud, ni la vida.

Una mirada socialista de los problemas de la educación, pone sobre la mesa que el asunto de fondo es cómo está organizada la sociedad. Este problema se arregla fácil: docentes, recursos, un plan para sostener la virtualidad  y mejorar las condiciones de vida de la población. La vuelta a las escuelas, a riesgo de un contagio probable, nos muestra la inutilidad del capitalismo.

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