Durante un año el combate contra el coronavirus se libró con herramientas superficiales y mucho esfuerzo. El saldo fue una cantidad inmensa de padecimiento físico y de muertes. Desde fines del año pasado el mundo cuenta con vacunas para enfrentar la pandemia de manera profunda. De forma que hoy es factible preservar la salud y recuperar nuestra vida social.
Las políticas del gobierno forzando la presencialidad con la consecuente circulación masiva de la población, la existencia de nuevas cepas con circulación comunitaria y la inminente llegada del frío en el hemisferio sur nos colocan en una situación peligrosa, en una pendiente hacia otro desastre sanitario.
Todos los problemas tienen una solución: la vacunación masiva. Las vacunas son una solución de carácter comunitario como las epidemias son un problema del mismo tipo. Vacunar bien es vacunar masivamente. Pero al día 15 de marzo sólo se han vacunado correctamente al 1% de la población, y parcialmente al 4%.