Río Negro: infraestructura escolar, un largo camino de degradación

en ECD/El Correo Docente 29/Novedades

Por Gerardo Wilgenhoff

En el artículo anterior, nos ocupamos de la evolución del salario del cargo testigo en la provincia para el período 2002-2020. Tanto en aquellos años como en la actualidad, un docente recién iniciado cobra un salario que no llega a cubrir el 50% de la Canasta Básica Total (CBT). Este dato, resulta de mucha ayuda, porque el salario docente es uno de los elementos que muestra la importancia que los distintos gobiernos le otorgan a la educación de la clase obrera. Docentes mal pagos, que deben sobreexplotarse para vivir, ofrecerán una educación mediocre a sus estudiantes. En esta nota, nos vamos a ocupar de otra variable que habla de ese mismo proceso: la infraestructura escolar. Por eso, analizaremos la evolución en la cantidad de unidades educativas para el nivel medio construidas entre 2007 y 2019, a nivel provincial. Se trata de poder dar cuenta de esa expansión atendiendo a dos variables: la evolución de la población en edad escolar y el aumento de la obligatoriedad escolar luego de la sanción de la Ley de Educación Nacional. Tanto uno como otro presionan para la ampliación de la capacidad física de las escuelas para que transiten por esos edificios más alumnos por más tiempo. Lo cierto es que la evolución de la infraestructura escolar muestra un cuadro similar al del salario: el largo camino en la degradación educativa también se asienta en el deterioro de las escuelas tanto en cantidad como en calidad. Por otro lado, analizaremos la evolución de la relación entre escuelas públicas y privadas para desterrar un viejo mito muy arraigado en la izquierda argentina: que los problemas de la educación son producto de su privatización. Si eso fuera cierto deberíamos hallar una expansión de las escuelas del sector, situación que, como veremos, no se verifica en la realidad. Veamos.

Unidades educativas y matriculados. Período 2007-2011

Para que la educación de la clase obrera sea de calidad debe, necesariamente, contar con una infraestructura escolar adecuada para llevar a cabo el proceso pedagógico. Esto es así, porque la arquitectura escolar, es decir aulas y espacios educativos amplios y equipados con todos los recursos necesarios, está demostrado que condiciona el aprendizaje. La pandemia puso esto también de relieve: la espacialidad y su organización influyen profundamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, por eso, la escuela no puede replicarse fuera de esa espacialidad. No es suficiente que el docente se conecte con los alumnos a través de una pantalla en su hábitat familiar: la concentración no es la misma, los estímulos, la intimidad, las formas de comunicación son distintos. Por eso, durante la “normalidad” no solo hacen falta escuelas de calidad sino también edificios escolares suficientes y, concretamente para el período que estudiamos, una mayor cantidad para absorber el caudal de estudiantes que ingresarán a las escuelas. Este caudal creció en los últimos años producto del aumento de la población, pero también de la obligatoriedad escolar.

Como dijimos esta nota se concentra en la evolución de las escuelas de la provincia de Río Negro. Como queremos ver la tensión entre la política educativa y el gasto, nos vamos a ocupar del nivel secundario, ya sea común o técnica, es decir el que traccionó el aumento de la obligatoriedad. Comencemos.

En el año 2006, el gobierno de Néstor Kirchner derogó la Ley Federal de Educación. En su lugar se sancionó la Ley de Educación Nacional N° 26.206, que estableció la obligatoriedad de la Educación Secundaria. Esta norma define a la Educación Secundaria como una unidad pedagógica y organizativa destinada a los/as adolescentes y jóvenes que hayan cumplido con el nivel de Educación Primaria. En Río Negro, se estableció con una duración de 5 años estructurados en dos ciclos: un Ciclo Básico -de carácter común a todas las orientaciones- y un ciclo Orientado –de carácter diversificado. A partir del año 2007, la matricula comienza a crecer como consecuencia de este proceso: la obligatoriedad en el acceso a la educación secundaria. A esto se suma el aumento de la población en edad escolar.

Veamos el primer período 2007-2011, que coincide con el último año del gobierno de Néstor y el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Para el año 2011, en la provincia de Río Negro, había 163 unidades educativas. De todas ellas, 114 corresponden al sector público, y 49 corresponden al sector privado. Es decir, el 70% de las unidades educativas son públicas y el 30% de ellas son privadas. Vemos que este patrón se repite en los años anteriores. En el año 2007, había en toda la provincia 149 unidades educativas secundarias, 107 públicas y 42 privadas (72% públicas y 28% privadas); en 2008, 155 unidades educativas secundarias en total, 108 públicas y 47 privadas (70% públicas y 30% privadas); en 2009, 158 en total, 110 públicas y 48 privadas (70% públicas y 30% privadas); en 2010, 161 unidades educativas en total, 112 públicas y 49 privadas (70% públicas y 30% privadas).

¿Cuántas unidades educativas públicas se construyeron para el período analizado? Se paso de 149 unidades educativas (107 públicas y 42 privadas), en 2007 a 163 unidades educativas (114 públicas y 49 privadas), en 2011. En cuatro años, el gobierno de los Kirchner construyó sólo 7 unidades educativas públicas, luego de la sanción de la ley de obligatoriedad escolar para la rama secundaria. Aclaramos que unidades educativas no es lo mismo que edificios: en un mismo local donde funcionaba una primaria a la mañana, si en el turno tarde se abre una escuela secundaria el resultado será cero escuelas construidas y +1 edificio escolar. Es decir, la ampliación escolar también puede venir de la intensificación en el uso de la capacidad ya instalada lo que, además, acrecienta su desgaste si esos edificios no son mantenidos debidamente.

En cuanto a la cantidad de matriculados, encontramos que había, en el año 2011, 65.479 alumnos en total, de los cuales 40.700 lo hacían en el ciclo básico y 24.779 en el ciclo orientado. Es decir, del 100% que cursaba el ciclo básico, sólo el 60% llegaba al ciclo orientado. De esos 65.479 matriculados, 53.298 pertenecían al sector público, 33.879 estaban matriculados en el ciclo básico y 19.422 en el ciclo orientado. Casi repitiendo el porcentaje total, en las escuelas públicas, del 100% de los matriculados en el ciclo básico, el 57,33% de ellos llegaba al ciclo orientado. Es decir, un poco más de la mitad de los alumnos y alumnas. En el sector privado, en cambio, había 12.181 matriculados, 6.824 de ellos en el ciclo básico y 5.357 en el ciclo orientado. Del 100% de matriculados en el ciclo básico, el 78,50% llegaba al ciclo orientado. Es decir, a diferencia de la escuela pública, un 21% más de matriculados llegan al ciclo orientado en las escuelas privadas. Claramente se trata de la brecha de clases propia de la sociedad capitalista, entre aquellos que sí pueden acceder y continuar sus estudios de aquellos que no logran hacerlo (la clase obrera y en particular la más pauperizada).

Este patrón, al igual que con las unidades educativas, se repite en los años previos, en las escuelas secundarias públicas. En el año 2007, había 60.222 matriculados en total, de los cuales 38.666 pertenecían al ciclo básico y 21.556 al ciclo orientado. Por los tanto, del 100% matriculado en el ciclo básico, la capacidad que alberga el ciclo orientado es de apenas el 55,74%. En el año 2008, 61.126 matriculados en total, 39.012 en el ciclo básico y 22.114 en el ciclo básico (56,68% llegan al ciclo orientado); en el año 2009, 62.059 matriculados en total, 39.817 en el ciclo básico y 22.242 en el ciclo orientado (55,86% llegan al ciclo orientado); en el año 2010, 63.779 matriculados en total, 40.099 en el ciclo básico y 23.680 en el ciclo orientado (59%). Si miramos el problema examinando una cohorte escolar, vemos que en las escuelas estatales, en 2007 iniciaron el ciclo básico estatal, 13.204 alumnos, en 2011 al finalizar el ciclo orientado llegaban apenas 4.629 alumnos, es decir, un 35% de los que debían haber transitado toda la escuela secundaria.

Si vemos el porcentaje de matriculados que llegan al ciclo orientado de escuelas privadas, volvemos a encontrarnos con la misma situación. En 2007, había 6.209 matriculados en el ciclo básico y 5.158 en el ciclo orientado. Es decir, el 83% llegaba al ciclo orientado en las escuelas privadas; en 2008, había 6.418 matriculados en el ciclo básico y 5.165 en el ciclo orientado (80,50% llegaban al ciclo orientado); en 2009, había 6660 en el ciclo básico y 5098 en el orientado (76,54%); en 2010, 6.813 en el ciclo básico y 5.184 en el ciclo orientado. Esto es, el 76% de los matriculados llegaban al ciclo orientado. En términos de cohorte, en el sector privado empezaron 8º año, en 2007, 2.100 alumnos mientras en el 12º año en 2011 habían sobrevivido 1.484, es decir, casi el 71%. Como vemos, la escuela privada más que duplica la tasa de egreso en tiempo y forma con respecto al sector estatal.

Evolución de las unidades educativas y la matrícula. Período 2007-2019

Vamos a tomar el período 2011-2019, que coincide con el primer y segundo mandato de Alberto Weretilneck, continuando con el mismo análisis que para el período anterior.

Para el año 2019, había en la provincia 182 unidades educativas de nivel secundario, 130 de ellas públicas y 52 privadas. Nuevamente vemos que se repiten los mismos porcentajes que para el período previo, el 71% corresponden a escuelas públicas y el 29% a escuelas privadas. La misma situación se repite para los años previos. Ya dijimos que para el año 2011, la relación es 70% públicas y 30% privadas; en 2012, había 164 unidades educativas, 116 públicas y 48 privadas, es decir, 68% públicas y 32% privadas. Año 2013, 167 unidades educativas, 119 públicas y 48 privadas (71% públicas y 29% privadas); año 2014, 170 unidades educativas, 121 públicas y 49 privadas (71% públicas y 29% privadas); año 2015, 175 unidades educativas, 124 públicas y 51 privadas (71% y 29% respectivamente); año 2016, 177 unidades educativas, 126 públicas y 51 privadas (71% y 29% respectivamente); el año 2017 no presenta modificaciones con respecto al 2016, manteniendo las mismas unidades educativas; año 2018, 178 unidades educativas, 126 públicas y 52 privadas (71% y 29% respectivamente); año 2019, 182 unidades educativas, 130 públicas y 52 privadas (71% y 29% respectivamente). La relación entre escuelas públicas y privadas para el período 2007-2019 se mantiene estable, hasta el 2011 en un promedio 70% y 30% respectivamente. A partir de 2013 se estabiliza en 71% y 29% respectivamente. Como vemos, los problemas de la escuela pública no son producto del avance de la privatización

Veamos ahora la cantidad de matriculados en el ciclo básico y en el ciclo orientado, tanto de unidades educativas públicas como privadas. Nos encontramos con una continuidad similar al período 2007-2011. Aclaremos que en 2017 se implementó la reforma de la Escuela Secundaria de Río Negro, la ESRN, que modificó el ciclo básico de 3 a 2 años y el ciclo orientado de 3 a 2 años. Acá se analizará el ciclo básico de la ESRN utilizando 3 años, para darle continuidad al análisis. En el año 2019, había 59.709 matriculados en total, de los cuales 39.749 lo hacían en el ciclo básico y 19.960 en el ciclo orientado. Es decir, del 100% que cursó el ciclo básico, sólo el 50% llegó al ciclo orientado. De esos 59.709 matriculados, 47.953 pertenecían al sector público, 32.134 estaban matriculados en el ciclo básico y 15.823 en el ciclo orientado. Casi repitiendo el porcentaje total, en las escuelas públicas, del 100% de los matriculados en el ciclo básico, el 49% de ellos llegaba al ciclo orientado. Si hacemos un ejercicio de cohorte y vemos los que empezaron en 2015 el 8º grado en escuelas estatales (12.600), en 2019, al último año del ciclo orientado llegaban 7.120, es decir, el 56% de los alumnos. Es decir, poco más de la mitad de los alumnos y alumnas. En el sector privado, en cambio, había 11.752 matriculados, 7.615 de ellos en el ciclo básico y 4.135 en el ciclo orientado. Si miramos cómo evolucionó una cohorte y tomamos los que iniciaron el ciclo básico en 2015 (2.502), al último año del ciclo orientado (12º año) llegaron 1.978, es decir, el 79%. Si bien se registran mejoras para ambos sectores, comparativamente, la tasa de sobrevivencia en las escuelas estatales aumenta mucho más, aunque sigue siendo mucho más baja que la del sector privado.

Esta situación, al igual que con las unidades educativas, se repite en los años previos, en las escuelas secundarias públicas. En el año 2012, había 54.272 matriculados en total, de los cuales 33.857 pertenecían al ciclo básico y 20.415 al ciclo orientado. Por los tanto, del 100% matriculado en el ciclo básico, sólo el 60% son los que transitan en forma completa al ciclo orientado. En el año 2013, 55257 matriculados en total, 34.224 en el ciclo básico y 21.033 en el ciclo orientado (61,45% llegan al ciclo orientado); en el año 2014, 54.382 matriculados en total, 34.184 en el ciclo básico y 20.198 en el ciclo orientado (59% llegan al ciclo orientado); año 2015, 54.250 matriculados en total, 33.503 en el ciclo básico y 20.769 en el orientado (62% llegan al ciclo orientado); año 2016, 32.482 matriculados en ciclo básico y 12.242 en el ciclo orientado (el 37,68% llegaba el ciclo orientado); año 2017, 32.700 matriculados en el ciclo básico y 12.810 en el ciclo orientado (39%); año 2018, 32.607 matriculados en el ciclo básico y 13.934 en el ciclo orientado (el 42,73% llegaba al ciclo orientado). Como vemos, antes de la reforma de la ESRN, menos estudiantes que ingresaban llegaban al ciclo orientado, con un 60% en promedio. Con la ESRN ese número mejora notablemente. La ESRN, como ya explicamos en otra oportunidad, llegó para mejorar los índices de egresados a costa de la calidad educativa.

Examinemos ahora la evolución de las unidades educativas públicas con respecto a la matrícula para el período 2007-2019. En 2007, había en toda la provincia 107 unidades educativas públicas y 13.204 ingresantes. Para 2019, las unidades educativas ascendían a 130 y los matriculados ingresantes a 166.721. Por lo tanto, en 12 años, se agregaron 23 unidades educativas estatales, es decir, casi dos por año y los matriculados ascendían a 153.517 ingresantes. En definitiva, hubo un 18,93% de unidades educativas nuevas y un aumento de los matriculados de un 92%. Es decir, la cantidad de unidades educativas que se crearon en este período resulta rotundamente insuficiente comparativamente con la cantidad de matriculados que se incorporaron a ellas.

Con los datos sobre la mesa podemos extraer varias conclusiones. En primer lugar, no existe, como plantea la izquierda, un proceso de privatización. Esto no se verifica en la realidad y por lo tanto no puede ser identificada como la causante de los problemas por los que atraviesa la educación pública desde hace décadas. Como no nos cansamos de repetir, los problemas educativos devienen de la descomposición del capitalismo argentino. En segundo lugar, en las escuelas públicas, del 100% de alumnos que ingresan, sólo el 56% llega al último año del ciclo orientado. Como vimos, la magnitud del ciclo orientado es de apenas entre el 50% y el 60% del ciclo básico, la explicación, no se encuentra en la diferencia de años entre un ciclo y el otro sino en la constante sangría de matrícula de una escuela secundaria obligatoria en los papeles. En tercer lugar, existe una brecha de clases que se visualiza en la mayor cantidad de matriculados que llegan al ciclo orientado y que egresan en las escuelas privadas por sobre las públicas, entre el 70% y el 79% de los alumnos que iniciaban la escuela secundaria llegaron al último año del secundario entre 2007-2011 y 2015-2019. Y, por último, hay un aumento sustancial de matriculados que supera la cantidad de unidades educativas creadas en los últimos 12 años. Es decir, las escuelas públicas son rotundamente insuficientes para absorber la cantidad de matriculados que aumentaron considerablemente con la obligatoriedad escolar y con el aumento de la población en edad escolar. Si la crisis de infraestructura no es mayor se explica por esa sangría de alumnos que opera sobre la escuela entre el inicio y el fin del secundario.

Sin escuelas

Analizando el aumento en unidades educativas del período 2007-2019 para toda la provincia, vemos que los gobiernos de turno, del tinte político que sea, no están interesados en la educación de la clase obrera. Que la educación de la clase obrera no sea prioridad para los gobiernos burgueses, lo demuestra el hecho de que aumenta la matrícula un 70% más que las unidades educativas. La educación de masas requiere de una infraestructura que vaya en aumento, en relación a la cantidad de estudiantes que se suman al proceso pedagógico. La política de la educación obligatoria e inclusiva es sólo una fantasía indefendible. Las escuelas no sólo son rotundamente insuficientes, sino que se caen a pedazos. En esos lugares, es dónde se hacinan y contienen a miles de estudiantes todos los días, ofreciendo una educación miserable. Mientras tanto, la izquierda, en lugar de denunciar este hecho, mira para otro lado. Sólo atina a ponerse la “camiseta” a favor de la educación pública, pero no puede explicar sus problemas objetivos. La pregunta que queda es ¿de qué escuela pública? ¿de esta escuela que no cuenta con la infraestructura suficiente para que nuestros estudiantes puedan aprender en un lugar cómodo y confortable? Por otro lado, al desviar la discusión achacando todos los problemas de la escuela pública al crecimiento de las escuelas privadas, lo único que hace es desviar el foco de la discusión. Los datos objetivos lo demuestran. No se trata de un aumento de las escuelas privadas, el problema es la degradación que trae aparejado un capitalismo en descomposición, que expulsa obreros todo el tiempo y a los cuáles ya no es necesario educar. Es, por lo tanto, responsabilidad de todos los gobiernos burgueses, de Néstor a Macri, pasando por Cristina y Alberto y sus contrapartes locales.

Nuestra lucha debe ser por una educación de calidad, y para eso es necesario contar con la infraestructura necesaria para llevar a cabo el proceso pedagógico. Necesitamos urgentemente contar con un relevamiento para todas las escuelas públicas por personal idóneo. Más aún en estos tiempos de pandemia, cuando el retorno a ellas está al caer. Trotta acaba de anunciar que el 2021 nos encontrará en las aulas y es hoy más que nunca donde estos problemas deben ponerse sobre la mesa. Por eso, es necesario y urgente un plan de infraestructura escolar para toda la provincia, para que las escuelas no sean galpones de contención de la población sobrante, sino verdaderos espacios de aprendizaje para la clase obrera.

Etiquetas:

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

*

Últimas novedades de ECD

Ir a Arriba