Después de haber flexibilizado la cuarentena, el gobierno decidió retornar a una cuarentena “estricta” en AMBA hasta el 17 de julio. Ocurre lo mismo en Chaco, la ciudad de Neuquén y alrededores, y en General Roca (Río Negro). De ese modo, Fenández aparenta tomar medidas “drásticas” para combatir la pandemia. Sin embargo, confiesa implícitamente que no tiene muchas herramientas más: el sistema sanitario está quebrado, desfinanciado y sin preparación, producto de la política de todos los gobiernos capitalistas y de su propia inoperancia, con Ginés y el Ministerio de Salud a la cabeza. Se suponía que se iban a preparar en estos 100 días, pero bastaron un par de semanas de una flexibilización para que el sistema de salud se acercara a la saturación.
Ahora bien, esta medida tiene poco y nada de “estricta”.El gobierno decidió enfocarse en los “controles” en la circulación y en los transportes públicos. Pero no cambia prácticamente en nada la situación en las fábricas y buena parte de los comercios, entre ellos, las cadenas de hipermercados, donde se produjo recientemente una ola de contagios. De ese modo, la cuarentena “estricta” está, de hecho, flexibilizada. Se mantiene buena parte de la actividad productiva, a condición del cumplimiento de los siempre insuficientes “protocolos sanitarios”. Apenas se retrocede en la apertura de algunos comercios y en decisiones como la de salir a correr en CABA.
El gobierno parte de una suposición que no resiste el más mínimo análisis: la gente viola la cuarentena individualmente y eso impacta en la escalada de contagios. Sin embargo, los hechos lo desmienten. No hubo una escalada de violaciones en los controles: se cuentan solo 100 mil infractores en 103 días de cuarentena, un número ínfimo en relación a la circulación. Y, como señalaron fuentes oficiales, en junio en AMBA, hubo más de 5 millones de permisos, de los cuales, sólo 500 mil –una décima parte- fueron tramitados por asistencia a terceros o fuerza mayor. Es decir, no hay grandes infractores.
El verdadero boicot a la cuarentena “estricta” brota de la burguesía y del mismo gobierno. El lunes, a través de un nuevo DNU (576/2020), el gobierno blanqueó que lo que no vuelve a Fase 1 son las mismas actividades productivas ya habilitadas. A las 24 actividades esenciales del primer DNU –muchas de las cuales no revisten verdaderamente de esa condición- se le suma un sinfín de actividades “exceptuadas”. Como se ve, la gente va a seguir saliendo de su casa y aglomerándose en las fábricas y negocios, porque la burguesía no quiere perder sus ganancias.
Así, la cuarentena habilita el funcionamiento de toda “industria que se realice bajo proceso continuo”, “venta de insumos y materiales de corrales, curtiembres, aserraderos, fábricas de madera, colchones, maquinaria vial y agrícola, combustible nuclear, reparación de automotores, motocicletas y bicicletas, venta de repuestos, fabricación de neumáticos”. Incluso el punto 4 de las actividades exceptuadas señala la apertura de toda “actividad económica desarrollada en parques industriales” y el 5, la “producción para la exportación”.
La condición del gobierno es que buena parte de esas tareas exceptuadas sean cubiertas con transporte por las mismas empresas. Sin embargo, la realidad es que los protocolos sanitarios y los controles están descentralizados: cada municipio recaba información y solicita autorizaciones al gobierno de la Provincia. De ese modo, los intendentes se reservan la prerrogativa de negociar la apertura de actividades y fiscalizar su funcionamiento, con el resultado que cualquier vecino del Conurbano puede comprobar de primera mano: no hay cuarentena estricta.
Mientras tanto, en las fábricas crecen los contagios. En Felfort –alimenticia que produce golosinas, o sea, que no es esencial- ya aparecieron los primeros casos. Lo mismo ocurrió en Unilever Pilar, Arcor, Bridgstone, Fate, Pirelli, Rigolleau, Cattorini, Mondelez, Guidi, Tres Arroyos –Capitán Sarmiento- y un sinfín extensísimo de casos. Ni hablemos en las cadenas de hipermercados. Solo recientemente, en Walmart lanzaron un paro por la cantidad de contagios. Los controles, bien gracias.
En todos los casos, las denuncias apuntan a patronales que tapan los contagios o que aplican protocolos orientados no a garantizar la salud obrera, sino la continuidad productiva. Las patronales solamente paran el funcionamiento un día, desinfectan y, al otro día, reanudan el trabajo. Apenas se limitan a aislar a los contactos muy estrechos, cuando estamos hablando de la circulación confirmada de un virus altamente contagioso en un espacio cerrado.
Paralelamente, los trabajadores sufren suspensiones con recortes salariales, avalados por el gobierno nacional y la burocracia sindical. Mientras Fernández dice que se endurece la cuarentena, el salario se atrasa cada vez más y los precios suben. Tampoco rigen controles sobre los despidos. Ya lo vimos en varios casos como el del frigorífico Penta. Ahora vienen por más despidos en LATAM vía Procedimiento Preventivo de Crisis. Además, hay despidos de personal precarizado en el Estado y en las empresas, por la vía de la no renovación de contratos a término.
Al mismo tiempo, la IFE sigue sin alcanzar. Además de tratarse de una suma irrisoria (10 mil pesos), el Gobierno apenas la pagó dos veces y con plazos ridículos: recién el 17 de julio, se terminará de cobrar el segundo IFE. Es decir, el Gobierno hace de cuenta que las familias más pauperizadas viven con 20 mil pesos durante el lapso de cuatro meses.Para después del 17, el gobierno tiene pautado aplicar un tercer IFE, pero esta vez reducido. O sea, habrá ajuste. El argumento: “concentrarse” en las áreas de cuarentena estricta como AMBA o Chaco. Como se ve, ninguna familia obrera desocupada argentina tiene garantizada la cuarentena.
De este modo, los trabajadores seguirán estando expuestos a los contagios. Por eso, el retorno a fase 1 debe estar acompañado de los siguientes planteos:
-No a las excepciones dispuestas según el criterio de la ganancia capitalista. Una actividad es esencial en función de las necesidades sociales
-Prohibición de despidos, suspensiones y recortes salariales
-Prohibición de ajustes patronales sobre el salario y avances sobre las condiciones de trabajo
-Garantía estricta de todas las condiciones de higiene y salud
-Pago de las horas trabajadas en todas las funciones realmente esenciales como horas extra.
– Fiscalización obrera de todas esas condiciones con comisiones elegidas por los trabajadores.
-Subsidios para la clase obrera más pauperizada y precarizada: desocupados, trabajadores en negro y monotributistas. Blanqueo y pase a relación de dependencia.
-Aumento urgente de presupuesto para la salud pública. Por una salud pública centralizada y controlada por los trabajadores.
Corriente Clasista Goyo Flores
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la verdad que me hicieron la tarde con esta nota jajajajaja
muchas gracias