Esta noche, como otras noches, quizás muchos trabajadores confinados en sus casas nos aplaudan. Sabemos que es un gesto de apoyo, que refleja ese sentimiento de que estamos todos juntos en esta, y que vamos a salir. Que la estamos remando juntos. Sí, los trabajadores de la salud sabemos por qué lo hacés.
Vos estás casi todo el todo día como nosotros,
recluido, haciendo tiempo, bancando la parada, cuidando a los pibes, lavándote
las manos, esperando que esto termine.
Que termine para volver a los encuentros y los
abrazos, sí. Pero sobre todo para salir a remarla porque no te sobra un mango,
las cosas aumentan y ya ni te imaginás como seguirla.
Pero hoy te quedás. Aunque sos joven y estás
sano te quedás, un poco por el abuelo, también por la vecina, la tía del de
adelante que es diabética.
Y cada noche salís al balcón, al patio, te
asomás a la ventana y aplaudís, y gritas “¡vamos!”, y que sé yo.
Te gustaría que el virus fuera grande, incluso
más grandote que vos, que la cosa sea un mano a mano, que dé la cara, decirle
que esto lo arreglamos afuera. Pero no. El virus no se ve, insidiosa le dicen a
esa actitud, esconderse y meterse de a poco en la vida de las personas. Ese
enemigo no se ve. Pero como estás guardado, y así debe ser, hay otras cosas que
en una de esas tampoco ves. Cosas jodidas que no ves. Que no son pequeñas, son
grandes, muy grandes.
Porque no, no estamos todos juntos. Nosotros la
peleamos contra el virus, pero también estamos luchando contra las patronales y
el gobierno. Todos los días nos faltan los elementos de protección, todos los
días nos mandan al frente (un frente que elegimos, un frente al que no
renunciamos) como se mandan los animales al matadero.
Todo llega, si llega, tarde. Todo es berreta o
inapropiado. Y no nos aumentan los sueldos, desde hace mucho, ni los de antes,
ni estos. La plata es para otra cosa. Fijate que tan seguros están que somos
sus forros, que en lugar de un aumento decente nos ofrecen diez lucas, pero
sólo mientras estemos en riesgo de contagio y de muerte. Diez lucas por tres
meses. Diez lucas, tres empanadas, ¡que miseria!
No tenemos paritarias, tenemos un bono.
Sí, como los profilácticos que tanto
recomendamos usar para prevenir las enfermedades, así nos imaginan el gobierno
y los patrones. Mientras nos usan valemos eso, después ni eso.
Por eso te cuento, a vos que estas guardando la
cuarentena, que la estás bancando contra el virus, que en los laburos estamos
haciendo aplausazos, reuniones, asambleas, protestando para que nos cuiden y
podamos cuidar. Para que nos respeten y nos valoren, de la única manera que
debe ser: pagándonos bien.
Protestando porque nosotros, como vos, no
podemos violar las restricciones como Tinelli que se fue al sur o Cristina que
entra y sale del país cuando se le ocurre. Te cuento esto para nos ayudes a
cuidarnos, y cuidarte.
Cuando estamos ahí, contra el
virus y contra el gobierno y la patronal, cuando estamos reclamando mientras
una enfermedad acecha, se te cierra el puño de bronca.
Hoy si salís a aplaudir, aplaudí con bronca. Y
después de aplaudir, cerrá el puño como nosotros, apretá bien. Fijate cuánta
fuerza parecen tener la mano cerrada, los dedos apretados, todos juntos. Fijate
bien en ese puño. Porque de esta vamos a salir.
Vamos a salir todos los trabajadores para
unirnos en un puño, no en un aplauso.
R.M. Psicólogo, delegado gremial, militante de Razón y Revolución