Pobre México tan lejos de dios y tan cerca de EEUU Sobre el deporte profesional y sus dos formatos globales. (1)

en Aromo/El Aromo n° 113/Novedades

La pandemia ha dejado en evidencia muchas falsedades, la amenaza cierta de la muerte y de la total debacle económica ha restringido el lugar para el chamuyo. En el futbol, uno de sus reductos favoritos, también. Ha quedado mas expuesto lo que nos dicen que es, lo que realmente es, y lo que este deporte maravilloso podría llegar a ser. Claro que no bajo estas relaciones sociales.

Ricardo Maldonado GCP (Grupo de Cultura Proletaria)

El descenso no es la muerte ¿O si? En medio de la pandemia el futbol mexicano sufrió una notable transformación[i]. La segunda categoría del futbol profesional mexicano, sufrió una refundación. Su nombre cambió de Ascenso a Liga Expansión, pero lo más importante es que por seis años quedaron suspendidos los ascensos y descensos. De manera que en lugar de los conocidos pasajes entre categorías quedaron conformados dos torneos paralelos, de distinta jerarquía. Su sumaron algunas modificaciones más como, por ejemplo, la cantidad de minutos que los clubes están obligados a poner en la cancha a jugadores juveniles, o la cantidad de extranjeros. Pero lo más novedoso es que se creó una liga estable y cerrada.

A comienzos de año se comenzó a gestar el cambio que finalmente se efectivizó durante la pandemia, a mitad de año. El problema fueron las certificaciones, el “aprobado” que la asociación debe dar a los equipos sobre sus movimientos financieros, fundamentalmente sobre el origen de los fondos. Parecía que todos los equipos estaban bien encuadrados, pero se conoció que casi ninguno podía lograr los estándares que requiere la asociación para participar del torneo. “Multipropiedad, falta de transparencia financiera y más del 30 por ciento de ingresos de dinero público”[ii] fueron razones mencionadas para no autorizar a ningún club siquiera a aspirar a un lugar en el torneo mayor (ni por mérito deportivo, ni comprando la plaza) Si bien en México esta disposición tiene como blanco principal el dinero narco, estas medidas se aplican en casi todas las principales ligas del mundo, como medida precautoria contra el lavado, en tanto esas inyecciones de dinero distorsionan el negocio y, generalmente, lo destruyen. Sin embargo, a la medida de saneamiento financiero le siguió otra, la conformación de estas ligas paralelas, sin ascensos ni descensos. ¿Para qué?

Los clubes mexicanos son privados como en Argentina, pero pueden generar lucro, comprarse o venderse. Incluso actualmente mudan el estadio en el que hacen las veces de local. Por dar un ejemplo, Atlante jugó en Cancún desde 2007 hasta este año en que retornó a al DF. Esto no parece tener incidencia negativa en la pasión de los espectadores ya que la categoría mayor de México tiene una ocupación de los estadios mucho mayor que, por ejemplo, la Argentina[iii]. Mientras la media de asistencia a los estadios de la AFA se encuentra debajo de los 20 mil espectadores (19.870 temporada 2018/19) la de México supera los 23 mil. Los mexicanos pueblan sus estadios un 20% más que los argentinos, e incluso los estadounidenses de la MLS superan en más de 10% (22.174) esa asistencia. No hay nadie que pueda determinar a partir del espectáculo deportivo que se disfruta, el carácter de la forma jurídica que hay detrás del equipo que disputa el encuentro en la cancha. Puede deducirse, en base a la categoría de los jugadores, su poderío económico, pero no el status institucional. Tampoco hay un medidor de pasiones que permita inferir que “categoría” de hincha es el que acude a presenciar un partido de futbol. Sólo hay partidos y espectadores, y en ambos aspectos, aquí vamos cuesta abajo. En otras geografías y otros deportes no se percibe el desmantelamiento de lo construido en un siglo como en Argentina.

Para pensar cómo funciona este negocio, el hecho de contar con muchos espectadores no es la única clave del asunto, sino que es una pata nada más, las otras son la televisión y el sponsoreo junto a la venta de productos asociados al club. Si bien la parte de sponsors y mercadeo, hasta cierto punto puede llevarse adelante con éxito por algunos clubes de manera particular, la categoría y paridad del campeonato es muy importante, sobre todo para los contratos televisivos. Y si bien es necesario contar con ingresos para elevar la categoría del torneo, un elemento que pesa en contra es la disparidad interna. La disparidad aporta una previsibilidad notoria a un espectáculo en el que uno de sus atractivos mayores es la incertidumbre.

La amplitud de las valuaciones de mercado (que repercuten directamente en los resultados deportivos) es una medida eficaz del atractivo competitivo de un torneo. El primer equipo valuado de la AFA duplica al tercero y supera en 23 veces al último. En Brasil, el primero está lejos de duplicar al tercero y supera en menos de 8 veces la valuación del último, Fortaleza. La Premier inglesa exhibe una diferencia importante entre el primero y el último, de12 veces, pero su gran atractivo es contar con el Big Six, en los que el mayor no duplica al sexto. La AFA registra una de las mayores disparidades en el poderío económico de sus clubes y esto se traslada a lo deportivo. Entre los 20 semifinalistas de las últimas 5 Libertadores, hubo 8 participantes argentinos, 7 plazas las ocuparon Boca y River (éste con dos títulos) y la otra Lanús. Y de los últimos 5 campeones locales de liga, 3 corresponden a Boca, uno a Racing y el restante también a Lanús. La supremacía financiera se traslada con regularidad a los torneos, y se profundiza. Y si hay disparidad entre los participantes de una misma categoría, la diferencia es mayor la categoría inferior. Y es una diferencia que no deja de agrandarse. El problema es que si el resultado deportivo puede implicar un descenso que signifique una catástrofe en los ingresos (en la AFA representa una merma del 90%) todo proyecto tiene como plazo un año. En ese año se juega la supervivencia económica del club. A medida que los torneos fueron ampliando sus diferencias la amenaza de desaparición de los más frágiles se vuelve más y más cercana y real. Y es una amenaza lógica en un sistema, el capitalista que asigna recursos mediante la competencia, destruyendo la ineficiencia a posteriori, sin ningún plan.

México se encuentra en un lugar particular del mundo deportivo. “Pobre México tan lejos de Dios y tan cerca de EEUU” sentenció Nemesio Díaz Naranjo y pintó un poco al deporte mexicano hoy. Su historia lo liga en gran medida al futbol del siglo XX, ese que tuvo su centro de gravedad entre Europa y Sudamérica. El que desarrolló el negocio del futbol en base a clubes, ligas estatificadas, ascensos y descensos y divisiones inferiores. Una lógica que desde hace 25 años no deja de retroceder por su propia inconsistencia, acosada por otro modelo de negocio deportivo, el de EEUU. Ambos, el de Europa-Sudamérica, y el de Norteamérica, son modelos de negocios deportivos, ninguno es guiado por otro norte que la acumulación y los beneficios, pero han coexistido durante casi un siglo, y la mutua expansión los llevó a colisionar. En los términos de la economía capitalista, la supremacía del segundo se está volviendo incuestionable. Se va imponiendo. La NBA fue creada afines de la década del 40, por dueños de estadios que buscaban otras alternativas al hockey y boxeo. Desde el comienzo no se consideraron parte de la FIBA, la federación internacional de básquet. Razón por la cual recién en 1989, luego de una tortuosa negociación, los jugadores NBA tienen permitido competir internacionalmente. Este torneo comenzó con pocos equipos, pero en la década del 50 se consolidó al pasar a ciudades grandes, comenzar a incluir afroamericanos (que aportaban un estilo más vistoso), absorber ligas rivales y modificar el reglamento en función del dinamismo del espectáculo. Desde el 2004 agrupa 30 equipos, y se televisa a dos centenares de países. Es también importante mencionar que en 1998 y en 2011, la NBA vio interrumpida su normalidad por sendos lockouts patronales que llevaron la temporada a 50 y 66 partidos en lugar de los 82 de la temporada regular normal. Estas negociaciones entre jugadores y dueños de franquicias giran alrededor de los estrictos límites salariales, impuestos y sanciones económicas que la propia liga se impone como modo de garantizar su espectáculo. Porque el crecimiento económico sistemático de la NBA y su impacto, tiene como base cuidadosas normas reformuladas a menudo para garantizar la mejoría permanente del show deportivo. La NBA sabe, porque nació como alternativa dentro del espectáculo deportivo, que compite contra otros espectáculos deportivos. Y para hacerlo se obliga. Por ejemplo, hay estrictos límites sobre lo que cada equipo puede pagar a sus jugadores[iv], con complejas regulaciones, sobre contratos, rupturas, ofertas a jugadores de otros equipos, etc. De manera que la capacidad de armar y mantener un super equipo es bastante complicado. Además, posee otro mecanismo, el draft, que garantiza que los equipos más débiles en las temporadas, tengan prioridad en la contratación de las nuevas estrellas (novatos) que llegan desde las ligas universitarias o del exterior, Para evitar que un equipo se tire a menos para elegir al mejor el año siguiente, hay una cantidad de probabilidades en un sorteo final entre los perores. Todas estas limitaciones y compensaciones permiten y obligan a procesos de largo aliento, algo que se vuelve preponderante en deportes de equipo cuya verdadera superioridad se expresa no tanto en contar con estrellas, sino en poseer una aceitada sincronización a muy alta velocidad. Como ejemplo de esto se puede mencionar el “Proceso”[v] de Filadelfia, que implicó un plan de reconstrucción de 5 años, impensable si el descenso amenaza con la crisis y la catástrofe económica.

Para que esto funcione, o sea, para que el espectáculo deportivo mantenga un alto nivel de destreza, pero también de competitividad, el ingreso de una franquicia a los torneos está regulado por el conjunto e implica aceptar reglas muy estrictas, desde las más superficiales que implican ceñirse a lo políticamente correcto, hasta las draconianas en términos financieros. Lo importante de toda esta compleja estructura es que logra un torneo muy competitivo año tras año, permite que los equipos se construyan en largos procesos, evita las apuestas de corto plazo, rota los roles protagónicos, achica la brecha entre los más poderosos y menos poderosos económicamente a un rango muy inferior al que exhibe el futbol. Y los primeros, los Knicks de New York son sólo 3, 3 veces más valiosos que el trigésimo, los Grizzlies de Memphis[vi]. Esto no ha sido así desde siempre, sino que ha sido una construcción incesante que conjuga una gran capacidad de cambio y adaptación, junto a una tremenda disciplina de los participantes. Y es premiado con el crecimiento de ingresos y ganancias (y con una distancia cada vez mayor de todas las otras ligas de básquet de EEUU y del mundo). En el último año antes de la pandemia, la NBA creció 2 mil millones de dólares[vii]. Y la misma cifra recaudaron los GSW por los patrocinios de su nuevo estadio, antes siquiera de inaugurarlo[viii].

En resumen, el negocio deportivo funciona en su mejor nivel integrando un conjunto de elementos: competición cerrada, conjuntos estables, mecanismos que garanticen la competitividad (tanto en resultados deportivos como financieros) y alta calidad y destreza. El último elemento, el más importante a los ojos de los espectadores (y por lo tanto de los sponsors también) se desprende de los anteriores: la calidad del espectáculo se solventa con los ingresos que se generan. Pero también con los límites que mejoran el espectáculo de conjunto. Entendiendo que el sistema de las estrellas es importante pero que en los deportes de equipo la sincronización, velocidad y dominio técnico se logra con tiempo de ensayo y entrenamiento. Y que, si bien es indispensable la circulación de los deportistas de un club a otro, es necesario también cierta estabilidad y cierto equilibrio, para que el espectáculo no se resienta. Lo que la creación de la Liga Expansión del futbol de México está haciendo es cruzar el Río Bravo y acomodarse a un modelo de negocio deportivo que desde hace 25 años se ha propuesto disputarle el poder al tradicional modelo europeo-sudamericano en su propio territorio deportivo, el futbol

Así como no alcanza con que los partidos sean vistos sólo por los espectadores que pueden concurrir al estadio, los equipos no pueden conformarse solamente con los niños y jóvenes que juegan en el club. Hoy, un equipo competitivo, de cualquiera de las ligas importantes, se encuentra conformado por jugadores de varias nacionalidades. Y esos jugadores conforman, a su vez, una minoritaria, pero variada, cofradía de jugadores cosmopolitas. A medida que el negocio del espectáculo deportivo (del que el futbol es sólo una variante) se hizo más internacional, más global, se dieron dos movimientos simultáneos. Uno es que los clubes se dirigen a audiencias cada vez más globales. El hincha se transforma en espectador. El otro movimiento es similar pero no se trata del destino del espectáculo sino de su materia prima. Los equipos se nutren de jugadores de tantos lugares como aquellos a los que llegarán las transmisiones. El primer movimiento concentra el interés del espectáculo deportivo en un grupo cada vez más reducido de torneos internacionales de audiencia global, llevando al resto al declive económico y la crisis. El otro, la base amplia de captación de talentos, se transforma en una aspiradora universal de niños y jóvenes, de los que se extrae la crema del deporte y se descartan centenares de millones. Y no es una figura literaria, según la Fundación el Futbolista, ligada a la AFA, 3 de cada 10.000 que comenzaban a jugar en un club (un millón de niños) llegaban a firman un primer contrato. Y pocos de los que firman ese primer contrato siguen adelante hasta vivir del futbol. Una picadora de carne universal.

Los éxitos económicos, además, no son gratuitos, van en desmedro de los seres humanos (a los que se somete a exigencias extremas en el deporte profesional multimillonario) y de todas las prácticas deportivas que se encuentran debajo de las grandes ligas, las que sólo tienen por función en esta trama proveer desde todos los puntos del planeta, de un número insignificante de deportistas de elite. Con la pandemia no sólo en Argentina se le ha dado nula importancia al deporte que no se encuentra atado a las grandes beneficios económicos, sino que en EEUU se escuchan planteos de estos estratos (ligas amateurs, ligas sin fines de lucro, ligas con fin de lucro pero sin profesionales) como expresa la amarga queja en el New York Times de un futbolista neoyorquino por su torneo, que no permiten disputar mientras se juegan las ligas profesionales: “No permita que la pandemia acabe con un legado de fútbol de 100 años. Mi liga jugó durante la Segunda Guerra Mundial y el 11 de septiembre. ¿Por qué tenemos que parar ahora?”[ix]

La asociación mexicana se propone integrarse en el desarrollo del negocio deportivo norteamericano, acercarse a la MLS. Ese en el que el crecimiento -en los casos en que se logra- se acompaña de una profundización de la desigualdad y de la destrucción de los elementos no competitivos económicamente. Volviéndose más internacionales y concentrados algunos clubes, y algunas asociaciones aspiran a sumarse a este proceso. La dirigencia deportiva argentina, un conjunto de burgueses y burócratas sindicales incapaces de gestionar este negocio a la altura de los tiempos, han propuesto desde hace años un programa que se pude formular en tres palabras que lo resumen: resistir, aguantar durar. Resistir la modernización, aguantar de la mano de los grupos violentos, y durar lo más posible al frente de clubes que se van destruyendo y van destruyendo a los jóvenes. Eso lo veremos en el artículo siguiente, en el que expondremos que, frente a la dinámica del negocio deportivo, no es factible volver a las condiciones que prepararon el terreno para llegar al momento presente. No podemos volver al siglo XX. Por eso si es deseable unir el deporte a la práctica masiva y al disfrute generalizado de la actividad lúdica y del espectáculo, es necesario cambiar las relaciones sociales que nos han traído hasta aquí y elegir otro camino. El camino del socialismo.


[i] https://espndeportes.espn.com/futbol/mexico/nota/_/id/7111874/lbm-liga-mx-expansion-todo-lo-que-debes-saber-torneos-futbol-mexico

[ii] https://www.futboltotal.com.mx/futbol-mexicano/ascenso-mx/ningun-club-de-ascenso-mx-logra-certificacion/2020/03

[iii] https://deportesinc.com/numeros-y-estadisticas/las-ligas-con-mejor-asistencia/

[iv] https://www.nbamaniacs.com/glosario-nba/el-limite-salarial/

[v] https://www.eleconomista.es/deporte-negocio/noticias/9717613/02/19/El-exito-de-The-Process-en-los-Philadelphia-76ers-cuando-perder-en-la-NBA-supone-una-victoria-economica.html

[vi] https://www.mundodeportivo.com/baloncesto/nba/20200211/473471687845/lista-forbes-knicks-la-franquicia-mas-valorada-de-la-nba-4600-millones-de-dolares.html

[vii] https://www.eleconomista.es/deporte-negocio/noticias/10352435/02/20/La-NBA-sigue-al-alza-y-sus-franquicias-rozan-los-2000-millones-de-crecimiento-en-su-valor-de-marca.html

[viii] https://www.eleconomista.es/deporte-negocio/noticias/9791807/03/19/El-plan-de-los-Golden-State-Warriors-para-rentabilizar-su-nuevo-pabellon-antes-de-haberlo-inaugurado.html

[ix] https://www.nytimes.com/2020/09/14/opinion/soccer-new-york-city.html?action=click&module=Opinion&pgtype=Homepage

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