Buenos Aires: el regreso peligroso

en Conti-Santoro/Novedades

El sábado 10, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires anunció que 24 distritos pasaran a la semipresencialidad. Las localidades elegidas contarían con baja o nula circulación del virus, tal como lo define el “semáforo epidemiológico” de Trotta. En esta nota veremos cómo será la vuelta en la provincia según el Plan Jurisdiccional para el regreso a clases presenciales, presentado por la directora de Cultura y Educación, Agustina Vila en conferencia de prensa.

Quiénes y cómo vuelven

En principio, los distritos que se encuentran con riesgo bajo son: Adolfo Alsina, Gonzales Chaves, Daireaux, Florentino Ameghino, General La Madrid, General Lavalle, Monte Hermoso, Puán, Saavedra, Salliquelo, Tordillo, Tres Lomas, Veinticinco de Mayo, Nueve de Julio, Alberti, Bragado, Carlos Tejedor, Chascomús, Chivilcoy, Guaminí, Lezama, Lobos y Monte. En ellos, durante la semana del 12 de octubre se pondrá en marcha el período de capacitación, la “puesta a punto” de la infraestructura y se brindarán los elementos de protección y limpieza a los trabajadores. Además, se llevarán a cabo capacitaciones específicas para los auxiliares.

En la etapa siguiente, comenzarán a asistir a la escuela los alumnos sin continuidad pedagógica durante la pandemia. De este sector, aquellos que estén cursando el último año de primaria y secundaria irán tres veces por semana. Los alumnos de los demás años, que no hayan tenido un “ida y vuelta” en la continuidad, irán una vez por semana. A medida que el riesgo epidemiológico pase, se irá convocando a los demás estudiantes hasta que se incorporen todos los alumnos. La manera en la que se dará esa integración la deberá organizar cada escuela, debiendo presentar un plan institucional según las características del establecimiento.

Las escuelas tienen que cumplir ciertas consideraciones. En principio, los grupos de alumnos no superaran los diez estudiantes. Se organizarán los horarios de egreso e ingreso de modo tal que no se produzcan aglomeraciones, ni coincidan con los horarios picos de tránsito. Los trabajadores tendrán la aplicación CUIDAR y el permiso de circulación vigente. Los estudiantes tienen que presentar una declaración jurada firmada por un mayor indicando que se encuentra en condiciones de asistir. Cuando se ingrese, se les tomará la temperatura y esta no debe ser superior a 37,4 °. En el aula los alumnos deberán estar a 1,5 metros de distancia entre ellos y a dos metros del docente a cargo. Si bien se señala que en espacios comunes se debe estar a dos metros de distancias, y eso es lo señalado por las autoridades sanitarias, por algún criterio desconocido se considera que en el aula podemos estar a 1,5 metros. Además, los alumnos deberán sanitizar la mochila antes de salir de sus casas, al llegar a la escuela. Las mismas deben quedar afuera durante la clase, y el lavado de manos será al menos cada 90 minutos y al tocar objetos. Lógicamente se debe evitar el contacto físico. Si se da un caso sospechoso, es decir, si un alumno, auxiliar o docente presenta síntomas, se deberán utilizar aulas vacías o bibliotecas escolares para aislar a la persona. 

En la primera etapa las clases serán de 90 minutos sin recreo y organizados, como dijimos, de modo tal que exista la menor simultaneidad posible de grupos en el establecimiento. En estas clases se abordarán los “contenidos prioritarios” que definan los docentes. Estos se deberán empalmar con las tareas no presenciales.  En una próxima nota abordaremos el “Currículum prioritario” y la normativa presentada por la Dirección General de Cultura y Educación en relación al proceso de “unidad temporal 2020-2021”.

Hasta aquí mostramos lo que según el gobierno se puede garantizar en las escuelas bonaerense. Miremos ahora la realidad.

Nos quieren mandar al muere

En esta nota y en esta explicamos los motivos por los que no se puede volver en ningún lugar del país. Ahora vamos a revisar las cuestiones puntuales de Buenos Aires. En principio hay que señalar lo dudoso de los criterios epidemiológicos, de los números que maneja la provincia y del semáforo de Trotta. Recordemos que hace unas semanas el Ministro de Salud de la provincia, Daniel Gollán, reconoció que existía un desfase de 3.500 fallecidos que no se habían contabilizado. Por otra parte, afirma que las cargas en el número de contagios y de fallecidos nunca es inmediata. Por tanto, no pueden pretender que aceptemos sin más sus evaluaciones epidemiológicas.

En relación a la infraestructura, si bien el gobierno alardea con el programa Escuelas a la Obra, lo cierto es que no existe ni un relevamiento de la infraestructura ni un plan integral para llevar adelante las reformas necesarias. Las escuelas a las que volvemos son las que dejamos en marzo. Esas que son un cromañón en potencia. Nos hablan de once personas por aula (diez alumnos y un docente) pero ya en el 1998 un relevamiento indicaba que el 68% de las escuelas de la provincia eran consideradas muy pequeñas. Piense en las aulas donde da clase. ¿Tienen ventilación? ¿Cabe con diez personas más separadas a dos metros de distancia?

Podríamos pensar que llegada la primavera las clases se pueden dar en el patio. Bueno, recordemos que el 52% de las escuelas de la provincia no cuenta con patio exterior. Además, debe haber sanitización cada 90 minutos, pero ya, en el censo muestral del 2014, el 25% de las escuelas no disponían de provisión de agua. Sin un plan de infraestructura durante estos años podemos pensar que ese porcentaje no mejoró. Dicen que se proveerán los elementos de higiene. ¿Sabe la cantidad de veces que la lavandina es comprada gracias al aporte de la cooperadora? O será que debemos pensar que por arte de magia los suministros van a aparecer.

Imaginemos ahora el escenario en el que efectivamente estamos dando clases en aulas donde todo el mundo de encuentra a dos metros de distancia y los espacios están ventilados. ¿Se imagina qué va a pasar con nuestra voz? En situaciones normales nos quedamos disfónicos, imagínese hablando con el barbijo y la máscara puesta. Si nos lo quitamos para hablar, ¿no corremos el riesgo de contagiar? Hace algunos meses la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, llamó a que no tengamos reuniones familiares, ni cantemos ni gritemos frente a otras personas porque aumenta el riesgo de contagio. Como ve, a todas luces se trata de una irracionalidad. Se insiste en la responsabilidad individual y ponen en peligro a los trabajadores y a las familias más pobres de nuestros alumnos. Además, señalan que se tomará la temperatura antes de ingresar a las escuelas. En tiempo normales los docentes solemos tener que llevar tizas y hasta hojas para nuestros alumnos. Ahora ¿tendrán pensado comprar termómetros infrarrojos o pretenderán que llevemos el de mercurio a cuesta? No hay que ser mago para adivinar la respuesta. Por otro lado, si sabemos que un gran número de personas infectadas son asintomáticas. ¿De qué sirven las declaraciones juradas que harán firmar a los padres y madres?

Otro síntoma del desconocimiento de la realidad sobre la que quieren imponer la vuelta tiene que ver con la organización de las escuelas, la rotación de los alumnos, lo logística familiar y el trabajo docente.  ¿De qué manera se organizará una familia para llevar a sus hijos si estos van a diferentes cursos y deben rotar? ¿Qué va a pasar con los docentes que trabajamos en más de una escuela? Además, ¿tendremos que cumplir con las clases presenciales y además seguir con las virtuales?

En fin, los alumnos y sus familias tienen dificultades materiales y culturales que hay que tener en cuenta para resolver recuperar a ese 40 % que desertó. Esto lo desarrollamos en esta nota y en esta. Este retorno que pretenden no resuelve ningún problema, solo nos expone. A esos chicos a los que no les dieron ni notebooks ni conexión los quieren hacer volver. A esos chicos que no tienen adultos en su casa que puedan apuntalar el proceso pedagógico, los quieren hacer volver. A esos chicos cuyos padres tuvieron que exponerse para buscar los bolsones, los quieren hacer volver. Como ve, el peronismo habla de inclusión y sólo reproduce desigualdades.

El juego de la burocracia

Como señalaron en el anuncio, el plan fue elaborado a partir de los aportes de organizaciones gremiales y otros actores de la comunidad educativa. Ya mostramos el accionar cómplice de CTERA que no alertó al conjunto de la docencia de que el gobierno estaba preparando la vuelta inminente. No es un dato menor porque pone en relevancia el rol de esa burocracia que llamamos a combatir. Baradel pasó de decir que no estaban dadas las condiciones para el regreso a afirmar que la vuelta era una posibilidad.  Que la burocracia es el personal que cuida los intereses del gobierno en el seno de la clase obrera, no es ninguna novedad.  En marzo, no hicieron nada cuando nos querían hacer ir a cumplir horario. En abril aplaudieron el PIEDAS que naturalizaba una situación de desempleo docente en lugar de dar soluciones. El mismo mes, les dijeron a los docentes que la entrega de bolsones estaba bien porque en definitiva la docencia era un sacerdocio. A medida que crecía la deserción y la crisis aumentaba, romantizaron la pobreza. En septiembre aplaudieron a Kicillof cuando decidió que los docentes se convertirían en visitadores.  La semana pasada transaron con Axel una paritaria a la baja a espaldas de los docentes. Hoy nos mandan al muere, pero nos dicen que no nos preocupemos, que no permitirán la vuelta donde no estén dadas las condiciones. No se puede esperar nada de esta lacra que solo piensa en garantizar la gobernabilidad del gobierno al que llamaron a votar.

La salida es obrera e independiente

Al gobierno no le importa la educación de una población que no necesita. Tampoco le importa la salud y por eso no garantiza ninguna de las dos cosas. En junio, cuando el gobierno empezó a señalar que “existía lo cumplible para la vuelta a clases presenciales” en algunos lugares, señalamos que lo que hay que exigir es lo necesario. Se debían crear más cargos para desdoblar los curso, para asistir técnicamente a docentes y estudiantes, para que los gabinetes de las escuelas puedan hacer seguimientos especializados de las familias con problemas. Dijimos también lo básico: cada alumno y cada docente debe tener conectividad de calidad y una notebook. Además, señalamos la necesidad en marcha un plan de infraestructura y un plan de transporte y un relevamiento serio del estado de las escuelas. Nos negamos a que la pandemia haga de la educación un “acompañamiento” porque con los recursos necesarios se podía educar. Pasaron siete meses, se negaron a darnos todo lo necesario y encima nos quieren mandar al muere. Es hora de que triunfe la clase obrera, de que le arranquemos al gobierno lo que es nuestro. No podemos permitir el riesgo de ninguna familia y ningún trabajador.

-Nadie debe volver a la vuelta a las aulas hasta que estén las condiciones epidemiológicas dadas

– Censo de infraestructura y plan de obras acorde a las necesidades escolares en manos de personal idóneo.

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