Buenos Aires – ATR: Programa de acompañamiento a las trayectorias y la revinculación

en Conti-Santoro/Novedades

El 30 de septiembre, el gobierno de la provincia de Buenos Aires presentó el Programa de Acompañamiento a las Trayectorias y la Revinculación (ATR). En el anuncio estuvieron presentes la Directora General de Cultura y Educación, Agustina Vila, el Viceministro de Salud, Nicolás Kreplak, el Ministro de Educación Nacional, Nicolás Trotta y el gobernador bonaerense Axel Kicillof. En esta nota analizamos el anuncio.

El anuncio y lo que trae

En el medio de un autobombo oficial por las medidas que, desde la Dirección General de Escuelas, se tomaron y, dicho sea de paso, no aportaron ninguna solución real, Vila presentó dos líneas de trabajo.

Por un lado, el Plan Jurisdiccional de la Provincia de Buenos Aires para el regreso seguro a las clases. El dato a destacar es la presencia del Ministro Trotta, lo que indicaría que ya tiene el visto bueno del gobierno nacional. Los detalles brillaron por su ausencia. Solo dijeron que se trata de un trabajo pensado, desde el inicio de la pandemia, junto a especialistas sanitarios y autoridades de todos los ministerios. El Plan contemplaría, según el gobierno, criterios más allá de lo pedagógico tales como salud, infraestructura, transporte. Además, dejaron claro que el regreso solo será posible una vez que haya nula o baja circulación del virus pero puede ser aplicado en forma diferencial en los distintos distritos. Para que no queden dudas, el propio Kicillof así lo señaló: “(buscamos) soluciones para que en los lugares de más baja circulación del virus se pueda pensar cómo volver a la presencialidad con mucha prudencia y escalonadamente, sin poner en riesgo ni a los estudiantes ni a los maestros y maestras”. Así, el gobernador desmintió a Vila que solo unos días atrás indicó que era muy difícil pensar en la vuelta para el 2020.

Por otro lado, se presentó el ATR. A través de este programa, “la escuela” va a acercarse a los 279.000 estudiantes de los 135 distritos de la provincia que no están siguiendo la continuidad pedagógica. No se cansaron de decirlo: la escuela va a ir a las casas de esos alumnos. Se trataría de, por lo menos, dos “visitas domiciliarias sistemáticas a quienes requieran acompañamiento”. Bueno, ¿quién va a llevar adelante esta tarea? Por un lado, docentes en formación, es decir estudiantes de los profesorados. El programa impulsará una convocatoria abierta para 35.500 estudiantes. Como contrapartida recibirán una beca de $8.000 ($7.160, más $840 de viáticos). Además, esta tarea podrá ser acreditada como parte del plan de estudios enmarcadas en las prácticas preprofesionales. Entonces, una instancia formativa donde los estudiantes deberían adquirir experiencia para el trabajo en grupo, para la planificación y para el dictado de clases queda reducida a algo parecido a apoyo escolar. Además, junto a los estudiantes, se asignará esta tarea a 11.000 docentes suplentes enmarcados en el PIEDAS. A cada docente-visitador se le asignan 6 estudiantes. En teoría, la planificación y el seguimiento de las tareas estará a cargo del docente del curso al que pertenece el alumno. Por otra parte, aseguraron que se aplicarán los “protocolos sanitarios con estricto cumplimiento de los participantes”. Tienen que decirlo porque, en realidad, están autorizando reuniones de personas que siguen prohibidas. ¿cómo piensan asegurar el cumplimiento de los protocolos en las viviendas de cada familia? No podemos ser ingenuos, se está librando a los docentes a su buena suerte. Dicho sea de paso, si cada docente visita seis alumnos, aún si tomamos el modelo de familia tipo para todos los involucrados, el docente, se ve expuesto a una reunión, desplazada en el tiempo, con más de 24 personas y si sumamos a su propio grupo familiar ya estamos cerca de los 30. Este número sabemos que es mucho mayor, habida cuenta de que estamos hablando de las filas más pauperizadas de la clase obrera (esas que están desconectadas de la escuela) donde la convivencia intergeneracional es la regla. Y esta gente cuestionaba las aventuras de Larreta.

Ya ni hablemos de cómo se busca resolver el problema pedagógico. El visitador debe coordinar con los docentes de cada curso, convengamos que el número crece si pensamos en desertores de secundario. De dónde salen los recursos para esa comunicación no se sabe y, como viene la mano, es probable que de los bolsillos de los trabajadores. Por otro lado, en relación al transporte, Kicillof alude este punto porque dijo que el docente-visitador iría a viviendas de cercanías, pero eso tampoco está garantizado. ¿Si ningún docente de cercanía se inscribe para tomar a alguno de los 279.000? La respuesta es obvia: se le asigna a otro. Además, si el criterio de la designación de los alumnos es logístico y no pedagógico, ¿cómo se manejará el docente con las materias que no dicta? ¿Será meramente el encargado de llevar el material en esos casos? Conociendo el paño, el criterio dará lugar a designaciones al azar y con criterios alejados de lo pedagógico y cercanos a lo punteril. Por otro lado, si el alumno manifiesta que no hizo las tareas porque no entiende y no tiene conectividad ¿el visitador deberá explicarle? ¿Y si no tiene los conocimientos? ¿la provincia que se supone tiene geolocalizados a esos alumnos, les va a garantizar conectividad y wifi gratuito? El anuncio no lo indica. Tampoco dijeron cómo se recuperarán los contenidos perdidos en todo este tiempo ¿O acaso piensan realizar un “trabajo integrador” y resolver el problema por la vía expeditiva? Hay muy poco para festejar con el anuncio.

La batalla electoral y la burocracia

Recordemos que hace semanas que Larreta está intentando algún tipo de regreso a las clases presenciales cono analizamos en otro lugar y destacamos lo irresponsable de la salida. En ese marco, al tren de Larreta se sumaron algunos intendentes del macrismo tales como Diego Valenzuela de Tres de Febrero, Julio Garro de La Plata, Gustavo Posse de San Isidro, Jorge Macri de Vicente López y Pablo Petrecca de Junín. Frente a esa presión, el gobierno de Kicillof debió presentar una alternativa porque el pedido de vuelta a clases canalizaba una demanda de un sector de la sociedad. Esta disputa entre albertistas y macristas se inscribe en tratar de balancear las encuestas a su favor de cara a las elecciones legislativas del próximo año. Para la tribuna se dicen muchas cosas, de hecho la intervención de Kicillof en la conferencia, apuntaba a señalar que las clases en plazas o patios, como propuso CABA, es una irresponsabilidad. Claro, ellos traen una solución peor: convertir “la escuela” en un tutor (siguiendo la lógica del Plan Fines 2) que visitará a los alumnos autorizando así las reuniones de personas. Las visitas no garantizan ningún recurso real para esos alumnos y si se trata de ver cómo viven o por qué desertaron debería, en tal caso, habilitarse las visitas de trabajadores sociales, psicólogos o psicopedagogos para lo cual la provincia cuenta con raleados equipos de orientación escolar.

En este clima, donde lo único que se hace es exponer a docentes y pauperizar la formación de los futuros docentes de 3º y 4º año del profesorado, la burocracia aplaude. En la reunión de presentación del Plan dijeron presente SUTEBA, UDOCBA, FEB, ATE, UDA, AMET, SADOP, Y UPCN. Para que no nos queden dudas sobre el apoyo, María Laura Torre, Secretaría Adjunta de SUTEBA, salió a reivindicar el ATR y lo beneficioso del PIEDAS para los docentes que no habían podido tomar horas. A la gremialista “le parece muy correcto que la escuela sea la que vayan a las casas”. Tampoco ve la degradación de la formación docente y la precarización de las prácticas preprofesionales porque dice que se trata de una actividad voluntaria. Como si esto fuera poco, Torre blanqueó además que están de acuerdo con la vuelta presencial por distritos porque “cada distrito presenta realidades epidemiológicas diferentes y por ese debe ser discutido con las familias, los estudiantes, los auxiliares y los docentes”. Si no fueran cínicos diríamos que esta gente no tiene capacidad de aprendizaje: basta ver cómo la pandemia se extendió al interior del país para comprender que el ‘no tienen casos’ puede durar un suspiro si se habilita el movimiento de personas. Además, la realidad de muchos docentes es la del trabajo interdistrital o, sencillamente, viven en un distrito y trabajan en otro, práctica muy común en el interior. No hay mucho de qué sorprenderse: la burocracia es el sostén político e ideológico del peronismo. Por eso, de un lado de la General Paz se oponen a la vuelta en espacios abiertos o en las escuelas y del otro autorizan la lógica del docente-visitador.  

La punta del iceberg

Así como Larreta mentía al señalar que en la Capital había apenas 6.500 alumnos “desconectados” lo propio hace la provincia. Para la implementación del ATR el gobierno parte de un balance: de 3.3 millones de estudiantes de nivel primario y secundario, el 91,7% tuvo continuidad pedagógica. De ese 8,3% que no lo tuvo, un 6,7% sostiene un vínculo cotidiano con poca devolución de tareas y solo un 1,6% no tiene comunicación cotidiana con la escuela. Estos datos fueron avalados por Nicolás Trotta en el anuncio haciendo hincapié a la Evaluación Nacional de Continuidad Pedagógica. En esta nota ya mostramos el oscurantismo de los números que presentaba el gobierno. Detrás de estos números, el gobierno pretende que pensemos que el contacto de un alumno por Whatsapp es igual a continuidad pedagógica. Efectivamente, tal como dijo Vila, los docentes hacemos todo tipo de esfuerzos por contactar a nuestros alumnos y a sus familias. Todos traspasamos las tareas que nos corresponden, nos arremangamos y buscamos mil maneras de que nuestros alumnos no quedaran afuera. Sin embargo, somos realistas y sabemos que eso no es suficiente. Los números que presenta el gobierno son una mentira porque, como venimos diciendo, la falta de recursos tecnológicos, económicos y culturales de las familias llevó a que hoy más del 40% de nuestros alumnos sean desertores. Por eso, desde el vamos el programa no sirve porque ni siquiera abarca a la totalidad quienes lo necesitarían. Se está disponiendo a desplegar tareas para un problema que no es tal. Que hoy, en la mayor jurisdicción educativa del país, que cuenta con casi 4.900.000 alumnos, sin contar el nivel superior, tenga apenas 279.000 desconectados es, en el mejor de los casos, un deseo del gobierno. Cómo señalamos en esta nota, el 43,5% de los docentes encuestados por SUTEBA no posee computadora propia para la continuidad virtual. De los alumnos del Gran Buenos Aires, según el INDEC, en el último cuatrimestre del 2019, el 43,9% no tenía una computadora, el 18,9% no tenía internet y el 16,3% no tenía ni celular. Pero ojo, que de los que sí tenían internet no se especificaba si se trataba de datos móviles en algún momento del día o banda ancha.

Entonces, el gobierno provincial lanza un programa sin anunciar si a esos 279.000 les va a resolver el problema de conectividad y recursos. Por otro lado, el anuncio coincide con la publicación de los datos de pobreza en Argentina. A nivel oficial, se reconoce que el 40,9% de los argentinos es pobre, cifra que trepa rápidamente al 48% al revisar la metodología de corte de la medición. La indigencia “oficial” supera el 10%. Más de la mitad de todos esos pobres, viven en la provincia de Buenos Aires. Parece mentira tener que recordar que números del 2017/18, que ya quedaron más que superados, mostraban que la provincia de Buenos Aires concentra a más de la mitad de las personas que viven en asentamientos. Allí, el 61% tiene conexión irregular a electricidad y poco más del 1% no dispone siquiera de servicio eléctrico. De los que sí tienen luz, la prioridad no es el uso educativo: cargar bombas de agua o calefaccionar los ambientes son los principales usos que saturan, además, la red. El 96% no tiene agua de red ni cloacas y el 64% accede a través de conexiones irregulares que se contaminan sistemáticamente. No lo decimos nosotros: lo dice Techo, Cáritas, CTEP, Barrios de Pie-CCC.

En suma, solo podemos esperar lo mismo que ya hizo Larreta: que los 279.000 suban un tercio en el próximo informe y otro tanto más en la tercera oportunidad. Así y todo, el número seguirá escondiendo más de lo que muestra tal como nos tienen acostumbrados los que fueron los interventores del INDEC.

Precarización sin fin o soluciones reales

La iniciativa superadora de Kicillof, como no puede ser de otra manera, se monta sobre el trabajo precario. Para el ATR se emplearán 11.000 docentes suplentes del “Programa de Incorporación Especial de Docentes y Auxiliares Suplentes en el marco de la emergencia sanitaria”. El trabajo de docentes desocupados que con 8 módulos no cubre ni el 25% de la canasta familiar. A ellos, se suman los estudiantes-voluntarios. Como dijimos no es clara qué tarea van a desarrollar, cómo van a hacerlo, cuál será la función del docente “base” del curso que seguirá sobrecargado de trabajo. Como dijimos, la pandemia expresó la irracionalidad del trabajo docente: docentes sobrecargados de tareas y de horas porque no llegan a fin de mes conviven junto a otros en la desocupación más abierta.

Mientras el personal burgués de turno corre su propia carrera por la demagogia, usan como ruleta rusa nuestra vida, la de nuestros alumnos y la de todas las familias. Si queremos hacer frente a la pandemia y garantizar la continuidad virtual no hace falta inventar la figura del docente-visitador si no vamos a resolver el problema de fondo: las condiciones de vida y materiales del conjunto de las familias. Efectivamente, la desigualdad y la desconexión alcanza a millones de alumnos. A diferencia de lo que señala el gobierno de Kicillof, no se trata de unos pocos cientos de miles a los que les ofrece una ficción: alguien que dos veces por semana le toque timbre. No. Si queremos defender la educación de la clase obrera hay que exigir lo que es nuestro. La fórmula es relativamente sencilla y la venimos repitiendo desde el primer día de la pandemia. Creación de cargos e incorporación de todos los docentes para tareas pedagógicas virtuales. Como vimos en estos meses, la continuidad virtual requiere que se reduzcan los grupos para poder hacer un seguimiento más personalizado de los alumnos. Hace falta crear parejas pedagógicas para todos los cargos y reducir los grupos. Sería la oportunidad, además, para luchar contra la figura del docente taxi: hoy un docente promedio de secundaria está atendiendo virtualmente a 200/300 alumnos de seis escuelas diferentes, con seis métodos de trabajo también distintos. Es hora, además, de poner a disposición del proceso educativo todos los profesionales y técnicos necesarios que se encarguen de adaptar, asesorar y capacitar a los docentes para desarrollar los contenidos para la virtualidad. Ese personal que asesore técnicamente a las familias y a los docentes en relación a las plataformas y en todas las cuestiones técnicas. Además, cada escuela debe contar con un equipo de orientación escolar completo y en cantidad adecuada para efectuar un seguimiento real de los alumnos, atender a sus necesidades, para seguir a esos alumnos, relevar las condiciones de vida de esos desertores, los problemas de la violencia familiar y patriarcal. Asimismo, si queremos mejorar la conectividad no podemos obviar el contexto en el que viven esas familias. Por un lado, el Estado debería garantizar un plan de urbanización y viviendas para esa mitad de la población que vive en condiciones infrahumanas. Nadie puede estudiar si no come. Por eso, una consigna se impone: subsidio a la desocupación equivalente a dos canastas familiares totales. A todos, además, el Estado debe proveerles herramientas: notebooks y conectividad, también para sus docentes. Este problema no puede hacerse desde la precarización ni con la lógica del timbreo para apoyo escolar, sino desde la incorporación al circuito formal de todos esos trabajadores desocupados y resolviendo el problema de raíz que implica atender además a la pauperización educativa de millones de alumnos.

Es hora de ir por todo lo necesario:

-Timbreo no es educación. Rechazamos la figura del “docente visitador”.

-Ningún docente precarizado ni expuesto durante la emergencia sanitaria.

-No a la vuelta a las aulas hasta que estén las condiciones epidemiológicas dadas

-Creación de todos los cargos necesarios e incorporación inmediata de todos los docentes desocupados y subocupados dentro del circuito formal para realizar tareas pedagógicas que requiere la educación virtual.

-Parejas pedagógicas para todos los cursos. Reducción de grupos para una atención personalizada de todos los alumnos.

-Actos públicos regulares, transparentes y eficientes.

-Equipos de Orientación Escolar suficientes y adecuados para todas las escuelas.

-Wifi gratis y de calidad para toda la comunidad educativa.

-Herramientas digitales para alumnos y docentes.

-Personal técnico en todas las escuelas para apuntalar el proceso educativo remoto.

-Subsidio para los trabajadores desocupados o subocupados igual a dos canastas básicas. Que las familias de nuestros alumnos se puedan quedar al resguardo.

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