La agitación por el impacto que tendrá sobre la comunidad científica el ajuste en marcha no cesa. Entre las múltiples expresiones de esta preocupación, un sector de la prensa (Página 12 y Diario Registrado) ha elegido destacar el pronunciamiento firmado por los popes de la intelectualidad kirchnerista. Un documento que oculta más de lo que denuncia.
El documento repite todos los lugares comunes del kirchnerismo en la oposición: se pronuncia contra la transferencia de riqueza hacia los sectores más concentrados de la economía, el silenciamiento de voces opositoras en los medios, la represión, la existencia de presos políticos y el gobierno por decreto, como si Cristina y Néstor no hubieran hecho lo mismo. Específicamente en el terreno que les compete, Ciencia y Técnica, solo mencionan los despidos en ARSAT y lo que consideran “una política que acentuará la dependencia tecnológica”. Es sintomático que no tengan nada para decir del ajuste en CONICET, que es precisamente el problema que viene movilizando a los científicos desde hace más de una semana.
¿A qué se debe tal omisión? Probablemente a que algunos de los firmantes (Dora Barrancos, por ejemplo), integran actualmente el directorio del CONICET. Quizás se deba también a que en este organismo hay una clara continuidad entre la gestión kirchnerista y la macrista. Primero, en la continuidad de los funcionarios, como Lino Barañao o el actual presidente del CONICET, Alejandro Ceccatto. Y segundo, en una política de ajuste y precarización de los investigadores, que se viene aplicando desde hace mucho. La inestabilidad que caracteriza a los “becarios”, el eslabón más precarizado entre los trabajadores del CONICET, ha servido desde hace por lo menos 5 años para expulsar año a año a cientos de investigadores del organismos. Al ser becarios, deben concursar cada dos o tres años para acceder a nuevas becas o ingresar a la Carrera de Investigador. Pero como los cupos se van achicando, cada vez son más los que se quedan afuera en estas instancias. Se entiende que los promotores del documento no hagan estas denuncias: para algunas de las firmas más rutilantes, como el ex Ministro de Educación Daniel Filmus, o el ex Presidente del CONICET Roberto Salvarezza, hubiera implicado auto-acusarse.
Sin embargo, lo más grave es que no digan nada de lo que sucede HOY en CONICET. Hay por lo menos 14 investigadores con concursos ganados en 2014 que no están ingresando al organismo, o que ya tomaron funciones pero hace meses que no cobran. Mientras a los afectados se les dice informalmente que la demora se debe a “falta de presupuesto”, oficialmente el CONICET no informa nada sobre estas situaciones, barriendo el problema bajo la alfombra. Obviamente, los problemas con los ingresantes de 2014 ponen en duda el ingreso de los que ganaron concursos en 2015, para los que no existen plazos ciertos de incorporación. Si existiera en los promotores del documento una voluntad cierta de denunciar la precaria situación de la Ciencia y Técnica en la Argentina, y no una oculta intención de hacer propaganda electoral a favor del kirchnerismo, el pedido de explicaciones por lo que sucede en CONICET debió haber encabezado el documento. Y como cierre, tendrían que haber convocado a la movilización al Ministerio de Ciencia y Técnica que este miércoles, en el marco del paro de estatales, encabezaremos quienes realmente venimos luchando por una ciencia de calidad en la Argentina.
Razón y Revolución