Con el avance del coronavirus, nos encontramos rápidamente ante medidas inútiles y contradictorias de parte del gobierno de los Fernández. Mientras pedía que “nos guardemos”, el gobierno y la burguesía exponían a la mayoría de los trabajadores que debían seguir yendo a trabajar. Recién ahora, hablan de una cuarentena absoluta. Pero mientras tanto, los patrones avanzan con suspensiones sin goce de sueldo y vacaciones adelantadas, diciendo que es por razones de “fuerza mayor”. Es la realidad de todos: aquellos bajo convenio y sindicalizados, como precarizados, monotributistas y trabajadores en negro.
El gobierno se limitó a pedirle a los sindicatos “que sugieran” a las empresas que otorguen licencias. Una ridiculez para que nadie resuelva nada: el gobierno podía hacerlo mediante un decreto pero no lo hizo. Claro, eso afecta un punto central del sistema capitalista: la ganancia. Este sistema social que prioriza que las ganancias no caigan antes que nuestra salud y nuestra vida. La burocracia sindical no es menos: mientras los trabajadores concurren al trabajo, ellos se limitan a hacer la plancha y, como mucho, solicitar licencias para población en riesgo. Por caso, la UOM Avellaneda cerró la seccional por quince días. ¿Algún reclamo, algún llamado a paro, algo para cubrir a los trabajadores que concurren a trabajar? Nada. La burocracia se queda en casa, mientras los trabajadores se exponen.
En las fábricas, donde el homeoffice no es una opción, el asunto está planteado. Las patronales no tomaron ningún recaudo con los compañeros que volvían de las vacaciones. O sea, no activaron protocolos a tiempo. Ni hablemos de la falta de instrumentos de higiene: las medidas son tardías e insuficientes, cuando ya pasaron varios días. Mientras tanto, abundan los baños sucios sin jabón o alcohol en gel. Pero también los trabajadores comienzan a reclamar activamente en hospitales, institutos, laboratorios, shoppings, entre otros lugares de trabajo. Incluso los metalúrgicos de Río Grande –Tierra del Fuego- votaron el paro en asamblea, antes que la provincia decretara la cuarentena total. En el Inti se consiguió licencias para todo el personal. También hubo luchas en Astillero Río Santiago y en la mina Veladero de San Juan –éste último con paralización de las actividades.
Para “palear” esta situación, el gobierno lanzó un refuerzo de los Repro y la eximición del pago de contribuciones patronales a sectores afectados. Pero al mismo tiempo, se anunció que se reforzará el seguro de desempleo, una confesión de que no se piensa tomar medidas para prohibir despidos. Por supuesto, todo esto deja afuera a los trabajadores en negro, que en sectores afectados como gastronomía representan un porcentaje muy elevado, o a monotributistas. Para ellos, no hay solución.
En momentos en que se está inaugurando la cuarentena total, la realidad es que ningún trabajador puede seguir esperando. La cuarentena llega tarde y sin garantías reales de preservación de salarios, puestos de trabajo y condiciones laborales. Por caso, en PAMI se registraron 100 despidos. En Siat Tenaris, el grupo Techint avanzó con la quita de premios. En SanCor metieron “jornadas libres” (suspensiones) para buena parte del personal. Es evidente que la burguesía no pretende afrontar el costo económico que supone la paralización de las fábricas. La contradicción entre la ganancia de los patrones y nuestra salud, se resuelve siempre en favor de la primera. Se trata de un crimen social. No morimos de coronavirus, morimos de capitalismo y de sus agentes: la burguesía y el gobierno.
La burocracia, por su parte, ya mostró que no va a ocuparse de este problema. Por eso, solo nosotros podemos garantizar el adecuado cuidado de nuestra salud. Llamamos a parar la producción hasta la cuarentena general. Exigimos urgente la prohibición de despidos, suspensiones, avance en el salario y en las condiciones de trabajo. Finalmente, exigimos que la producción y los servicios “esenciales” sean cubiertos con estrictas condiciones de seguridad e higiene. La vida de los trabajadores no puede ponerse en riesgo por la ganancia capitalista.
