Nadia Bustos
Grupo de Análisis Internacional
Lejos de detenerse, la crisis británica se recrea y se profundiza. Si repasamos los hechos recientes, veremos que el mes de junio recibió a los británicos con la renuncia de Theresa May. En julio, se impuso un nuevo sucesor, elegido en una interna partidaria por apenas 90 mil personas, sobre un total de 66 millones de habitantes. Boris Johnson “ganó” prometiendo tener la llave para resolver el Brexit. Bajo la promesa de salir con o sin acuerdo antes del 31 de octubre, obtuvo el apoyo de una fracción del partido y mostró que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para salir del embrollo.
Johnson quieren un Brexit duro, negociar lo menos posible con la UE y reestructurar la economía británica. Enseguida, la oposición puso el grito en el cielo. Luego del receso parlamentario de verano, presentaron la Ley Benn, que obliga al Primer Ministro a lograr un acuerdo del Brexit antes del 19 de octubre o volver a retrasar su fecha.
La aprobación de la ley fue posible a raíz de una ruptura de los conservadores: 21 torys rebeldes rompieron con el partido en respuesta al Brexit duro de Johnson y formaron un bloque independiente en el parlamento.
El 9 de septiembre se convirtió en el día en que la Ley Benn entró en vigor y el día en que Johnson decidió cerrar el Parlamento. El Primer Ministro se dio cuenta que la única forma de llevar adelante su estrategia era congelando a la oposición, por lo que convenció a la Reina para que no haya actividad legislativa hasta el 14 de octubre.
Johnson aprovechó para hacer una nueva propuesta a la UE que contemplaba la eliminación de la salvaguarda irlandesa. El backstop negociado por May permitía mantener la frontera abierta entre las dos Irlandas, en caso de que no se llegase a un acuerdo entre Reino Unido y la UE. Johnson propuso, a cambio, que la frontera estaría abierta solo para los productos agrícolas.La UE la rechazó de forma unánime.
La crisis siguió su curso y al primer ministro se le acabó el tiempo de gracia. La corte declaró ilegal el cierre del Parlamento y obligó a todos a volver a Westminster el 24 de septiembre. Ese mismo día, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro de Finlandia, Antti Rinne, fijaron un plazo de dos semanas para que Johnson presente un plan en reemplazo del backstop. La UE, además de llevar la agenda del Brexit, pone plazos y presión sobre la crisis. Bruselas tiene en claro que nada de lo que venga de Johnson será favorable a sus intereses y quieren acelerar los tiempos. Las posibilidades de que la crisis se lleve puesta a Johnson son altas, y no las quieren desaprovechar.
El nuevo proyecto de salida apareció a principios de este mes. Johnson mantuvo la eliminación del backstop y en su lugar propuso permitir la circulación de productos agrícolas, alimentos y manufactureros. Dado que el proyecto permite saltear las estrictas normas de la UE para la importación de estos productos, Johnson propuso controles en puestos de inspección fronterizos en aeropuertos o puertos, junto con controles aleatorios en las fábricas que abastecen a Irlanda del Norte. En caso de ser aprobado por el parlamento británico, la nueva salvaguarda de Johnson debe ser autorizada por el Parlamento norirlandés antes de diciembre 2020 y refrendada cada 4 años. Es decir, hay muchos obstáculos para sortear.
Los únicos que se manifestaron a favor del acuerdo fueron los integrantes del Democratic Unionist Party (DUP) de Irlanda del Norte. En cambio, fue rechazado de forma tajante por el laborismo, los Demócratas Liberales, Irlanda y la UE. Como veremos a continuación, cada una de las fuerzas en pugna está ensayando estrategias para imponerse sobre la otra y salir del impasse, hasta ahora, sin éxito alguno.
Los brexiteers
En varias notas de El Aromo señalamos que el origen del Brexit se encontraba, en parte, en la incapacidad de la burguesía británica en hacerle frente al creciente poder del capitalismo alemán.1 Esta situación llevó a impulsar una salida, que rompa con el Mercado Común europeo y los acerque a la burguesía norteamericana.2
Estas ideas hicieron mella rápidamente en el sector de la población más vulnerable a la crisis. Por un lado, ocupados y desocupados que residen en zonas afectadas por la pérdida de empleos por la crisis, tales como la manufactura, o con servicios públicos deficientes. Se trata en su mayoría, de personas mayores a 60 años y bajo nivel educativo.
Por otro lado, también tiene un cierto apoyo en la pequeña burguesía en vías de proletarización, en especial, trabajadores con altos ingresos que residen en zonas afectadas por la crisis económica y la inmigración.3
La burguesía británica se involucró de lleno en el proceso, con la esperanza de que la ruptura de la UE le permita reestructurar su economía. Para ello, iba a necesitar un socio importante que reemplace el mercado perdido de la UE y pueda darle un respaldo de dinero en caso de que sea necesario: Estados Unidos. Sobre esa ilusión se montó la alianza Brexit.
Sin embargo, la crisis económica de 2018 y la tormenta política norteamericana pusieron paños fríos a esa salida. Trump está sumergido en la pelea con los demócratas mientras intenta salir airoso del impeachment. La alianza con Johnson es firme, pero no lo suficiente para tenderle la mano necesaria. De esta manera, la burguesía británica quedó sumergida en un impasse, mientras la burguesía yanqui se alza de hombros.
Johnson está haciendo esfuerzos para presionar a su socio americano y, a su vez, a la propia burguesía británica. Bajo la amenaza de perder el acceso al gobierno y los beneficios de un próximo acuerdo con la UE, pidió que nadie se oponga públicamente a un Brexit sin acuerdo.4 El conjunto de la burguesía tiene miedo de una salida dura. A cambio, reclaman subsidios y financiamiento. Este es el caso de la Cámara de Comercio Británica y la Confederación de la Industria Británica.
Johnson ya tiene un plan para hacerle frente: reducir los impuestos a la emisión de carbono. Abandonar la UE le permite a la burguesía británica abandonar también el Sistema de Comercio de Emisiones, una forma que tienen las industrias de comprar permisos para emitir más carbono del que se les asigna de forma gratuita en el sistema. Johnson planea reemplazar este sistema con una tarifa plana más barata. Actualmente la tonelada de carbono en la UE cuesta aproximadamente 26 Lbs y se estima que en Reino Unido costará 16 Lbs.5 De esta manera, vuelve atractivo el mercado británico a las inversiones, a la vez que se garantiza el acceso a energía barata para la industria británica.
Estas acciones implican una reestructuración total de la economía y también, la reorganización de las alianzas internacionales. Hasta el momento, la estrategia brexiteer fue la vía democrática. Sin embargo, ante la perpetuación de la crisis, Johnson aparece como un intento de resolución por medio de la concentración del poder en un líder con tendencias bonapartistas (y mayor afinidad con Trump).
Los remainers
La mayoría de las cámaras patronales y partidos políticos emitieron declaraciones rechazando el “Brexit duro”. Las más preocupadas son las automotrices, ya que la ruptura afectaría las cadenas de suministro just in time. También aparecieron reclamos de los productores aeroespaciales. Esta industria una de las más grandes de Europa, emplea a 84.000 personas en Gran Bretaña y exporta a todo el mundo. Ante un posible Brexit sin acuerdo, más de 600 empresas aeroespaciales británicas solicitaron ser reguladas en Europa como terceros países, bajo un esquema para compañías que buscan acceso al mercado único.A nivel político, son pocos los que se animan a decir abiertamente que quiere permanecer en la UE. Como contrapartida, cada remainer ensaya diferentes propuestas para evitar el alejamiento europeo. Esta falta de estrategia común se convirtió en uno de los principales escollos.
En el laborismo, esto significó el quiebre del partido y la disputa por la dirección. La fracción laborista vinculada a Corbyn, la cual tiene apoyo en el sindicato más importante del país (UNITE), quiere que se negocie una unión aduanera. Este sistema permite conservar el mercado común, pero no así la libre circulación de capital financiero y humano entre los países miembros. De esta manera, resolverían el descontento de una fracción de la clase obrera con la inmigración. UNITE amenazó con irse del partido si esto no se cumplía. La otra fracción, ligada a Tom Watson, quiere una campaña activa para permanecer en la UE, llamando a un nuevo referéndum. Cuenta con el apoyo de UNISON, el segundo sindicato más importante del país, y Britain’s General Union (GMB), el tercer sindicato más importante. Aunque Corbyn logró imponerse en la conferencia anual de septiembre, las dificultades siguen.
El laborismo es el partido más importante en el congreso luego de los conservadores, con 246 diputados (sobre un total de 650), y cualquier negociación sobre el futuro del Brexit los debe incluir. Los siguen, en orden de importancia, el Partido Nacionalista Escocés – SNP (35 diputados), los independientes (35 diputados) y los Demócratas Liberales (18 diputados).
Entre las filas de los opositores al Brexit también están los nacionalistas escoceses. Nicola Sturgeon, líder del SNP, puso sobre la mesa la posibilidad de impulsar una moción de censura que desplace a Johnson del poder y coloque en a un primer ministro interino, con el único propósito de garantizar la prórroga del Brexit y convocar elecciones. Los Demócratas Liberales están en contra del proyecto de Johnson y del Brexit duro, pero no acuerdan con la moción de censura. En cambio, proponen un nuevo llamado a elecciones.
El problema de llamar a elecciones nuevamente es que toda la oposición tiene que acordar un gobierno interino. Corbyn es el candidato que más suena. Sin embargo, será difícil que lo acepten los conservadores rebeldes y los Demócratas Liberales.
Otro de los problemas de llamar nuevamente a comicios es que, a pesar de las dificultades de Johnson, todavía está muy por delante de Corbyn en las encuestas: un 37% de los encuestados apoya a Johnson, frente a solo el 16% que preferiría al líder laborista.6 Por lo tanto, la estrategia del laborismo, en alianza con el SNP será esperar hasta que se cumpla el plazo para activar la Ley Benn. Una vez conseguida la extensión del Brexit, apoyarán un nuevo llamado a elecciones.
Perspectivas
Ninguna de las dos fuerzas tiene el apoyo suficiente para imponerse sobre la otra. En caso de que la UE apruebe la última propuesta de Johnson, éste necesitará de todos los conservadores (inclusive los rebeldes), el DUP y algunos parlamentarios laboristas para aprobarlo. A excepción del DUP, hay reticencias en casi todos. La propia burguesía británica no sabe cómo salir del escollo en donde se metió. Si algo está claro, es que ninguno quiere arriesgarse sin tener las garantías suficientes (norteamericanas) para abandonar la UE.
En el medio de la pelea, la clase obrera está dividida entre los intereses de cada una de las fuerzas en pugna y no interviene en defensa de los propios. Se trata, en suma, de una crisis de gobierno que se recrea constantemente. La falta de unidad dentro del propio de campo burgués sumergió a ambos bandos en un empate. Esta situación es propicia para la aparición de un tercero, que logre mediar entre las dos fuerzas, un Bonaparte, que se imponga por la fuerza y logre un margen de autonomía relativa para cerrar la crisis. El problema con ese personaje es que todavía no hay un “empate” con la clase obrera, porque esta no se activó aún. La crisis no llegó todavía al régimen. No obstante, este impasse no puede durar eternamente. Dos escenarios se abren. De un lado, la probable intervención de la clase obrera. Del otro, una disputa entre EE.UU y la UE que vaya levantando temperatura. O la sumatoria de ambos…
Notas
1Ver https://razonyrevolucion.org/nace-un-gigante-nadia-bustos/ y https://razonyrevolucion.org/cuenta-regresiva-el-brexit-y-el-avance-de-la-crisis-en-reino-unido/
2https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0176268018301320
3https://ukandeu.ac.uk/everything-you-think-you-know-about-leavers-and-remainers-is-wrong-2/
4https://www.ft.com/content/ceeb4f7c-dbd0-11e9-8f9b-77216ebe1f17
5https://www.forbes.com/sites/davekeating/2019/09/09/uk-to-impose-carbon-tax-after-no-deal-brexit/#10fd439a3ab5
6https://www.theguardian.com/politics/2019/sep/28/tories-hold-12-point-lead-over-labour-in-latest-poll
Muy buen análisis.