¿Qué pasa en el mundo? Rusia y el escenario europeo

Esta semana todos los medios de comunicación se hicieron eco del conflicto que se está llevando a cabo a raíz de la invasión de Ucrania por Rusia. Pese a estar atentos al hecho, no observan cuál es el proceso real tras la disputa. Existe una cuestión a tener en cuenta: las contradicciones rusas. Buena parte del problema que está ocurriendo se debe a la contravención de esta potencia que no le da “el cuero” para ser un país imperialista de talla mundial.

Hoy por hoy, Rusia vive de exportaciones de gas y petróleo. Claramente, no deja de ser una sociedad industrial avanzada, pero no tiene la altura como para convertirse en algo más. Ahora bien, la contradicción que acompaña esta ausencia de base económica suficiente es su gigantesco poder militar que le permite jugar un gran papel internacional.

Hace un tiempo, Rusia inventó una unión económica euroasiática que reúne a países como Bielorrusia y Armenia, entre otros. Al plantear esta unidad, intenta demostrar que su acumulación de capital es suficiente para arrastrar a todo el resto. El problema es que, en la práctica, Rusia no tiene esta fuerza económica. La única forma que puede retenerlos es por el medio militar. Si su economía tuviera suficiente potencia como para atraer a sus vecinos, no precisaría invadirlos. Simplemente los absorbería y estos no se irían como en el caso de Ucrania.

El caso de Europa es inverso. Puede atraer más economías que la que su poder militar puede sostener. El único corazón extremadamente potente que tiene a nivel económico es Alemania y, parcialmente, Francia. Si uno empieza a hacer cálculos, la mayor concentración económica del mundo está en Europa. El inconveniente es que a esta región le sobran estados. No termina de articularse ni logra intervenir como un Estado centralizado. Por ello, Putin entra y sale del territorio como si nada porque sabe que no va a ocurrir nada.

El imperialismo europeo necesita construir un Estado central y una fuerza militar. Para esto último, tiene un problema: Rusia. Tiene que absorberla. En su momento, Alemania intentó acercar a esta potencia, vincular su economía a través del gas y ese tipo de suministros. Estaba planteada una alianza que para Europa podría ser central, pero esta quedó muy lejos de efectuarse, sobre todo en este último tiempo con la salida de Angela Merkel. Putin vende la idea de que “para el lado que él se incline va a haber un poder militar que es capaz de empardar cualquier situación”. Por eso el acercamiento de los alemanes no era ingenuo.

Entonces, los países europeos a los rusos no los pueden atacar a menos que se arriesguen a una guerra de grandes consideraciones. El conflicto no puede escalar demasiado porque ambas economías se necesitan. En Rusia dependen de las exportaciones a Europa y los europeos cuentan con el abastecimiento energético ruso.

Otra cuestión a remarcar de la situación actual es que muchos medios no dan cuenta de que existe una batalla inter-imperialista porque no ven a Rusia como parte de una sociedad mundial en donde a China le conviene que esta disputa suceda. Es decir, que otros países tengan problemas con los rusos. Claramente, los chinos no van a enfrentarse con EE.UU. ni militar ni económicamente. No tienen los recursos armamentísticos necesarios y tampoco pueden darse el lujo de perder el mercado norteamericano.

Frente a este conflicto inter imperialista nosotros debemos luchar para evitar una masacre de obreros tanto de un lado como del otro de los frentes. Necesitamos levantarnos para enfrentar a ambos imperialismos y construir el único mundo posible: el Socialismo.