Entre ríos: ¿Cómo vive un docente? El barrio docente de Colón bajo la lupa.

en ECD/El Correo Docente 27/Novedades

Por Nicolás Gabriel De Rosa

La provincia de Entre Ríos es una de las pocas que dispone en su paritaria docente el ítem vivienda. Forma parte de un selecto grupo pese a que, en mayo de 2012, la CTERA anunció la creación del “Programa de viviendas para trabajadores sindicalmente organizados».[i] La central a lo que se comprometió es a aportar, a través de la Sub-Secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda, el 35% de la inversión total de los emprendimientos provinciales. La inversión debía realizarse en forma conjunta entre el Banco de la Nación Argentina Fideicomiso S.A., organismos provinciales y/o Municipales “y los compañeros y compañeras beneficiarios de las viviendas”. Así, la solución de la CTERA se presenta más bien como la de una cooperativa que la exigencia de una paritaria específica para resolver de cuajo el problema del sector. En esa oportunidad, sellaron el acuerdo  SUTEBA, UECP, SUTECO, AGMER, ADF, UTELPA, AMP, SUTE, ATEM, UNTER, ADP, UDAP, SUTEF, APEM, AMSAFE, ATEP y ASDE. Un año antes, en 2011, se había conformado, a nivel nacional, la comisión de vivienda para el sector docente. Sin embargo, los avances globales son más bien nulos y proliferan algunas iniciativas provinciales. En 2020, los docentes chaqueños exigieron la conformación de una mesa técnica que permita avanzar en propuestas de viviendas para los docentes chaqueños.[ii] En 2019, se constituyó un fondo fiduciario del 0,5% del presupuesto educativo en la provincia de Río Negro, luego de una discusión de diez largos años. En ese sentido, el Fondo Habitacional para viviendas docentes busca avanzar en la resolución del problema de la vivienda para miles de docentes de esa provincia. En la provincia de Santa Fe, desde 2010, se utiliza el programa Techo Digno, financiado por Nación, para atender a la misma demanda habitacional y los sindicatos conducidos por la oposición exigen que el 20% de las viviendas construidas por la provincia sean destinadas a docentes. En 2019, AMSAFE Rosario realizó un nuevo relevamiento habitacional y determinó que el 65% de los docentes alquilan mientras un 30% viven de “prestado”.

En el marco de ese cuadro general, puede apreciarse que las paritarias de viviendas son un eje fundamental en la discusión sobre las condiciones de vida de todos los trabajadores en nuestra provincia. AGMER, el sindicato docente más grande de la provincia, tiene la oportunidad de discutir esta herramienta pero parece que pocas veces se toma en serio la cuestión. En entregas anteriores explicamos el gran desequilibrio entre las viviendas que se obtienen desde la primera paritaria de viviendas del 2012 y el crecimiento del conjunto de la planta docente provinicial. Por este motivo trataremos un tema particular. Recordemos que en septiembre de 2012 se firmó el último acuerdo paritario de viviendas para docentes, que concreta la inclusión del sector docente en un plan de 1000 viviendas. Las cuotas de pago de las mismas se fijaron de acuerdo al IAPV, perteneciendo los fondos de tal inversión al programa nacional “Techo Digno”. Examinar el caso de la provincia ilumina cómo un gran logro se choca frente a sus propios límites. No solo dado la escasez de las viviendas, los requisitos para acceder a ellas sino también la calidad de esos futuros hogares construidos. El sueño de muchos docentes se transforma en un mal trago a poco de empezar. En esta oportunidad, nos vamos a ocupar del barrio docente de la ciudad de Colón para verificar en qué condiciones se encuentran luego de un par de años de ser construidas y ya adjudicadas.

Demasiados problemas

A través de la Secretaría de Organización de nuestra Minoría en AGMER Colón decidimos iniciar una encuesta semiestructurada a 10 de las 14 familias que habitan el barrio AGMER. El objetivo de la misma fue detectar los problemas que relatan los docentes para movilizar sus reclamos. Veamos cuáles son los primeros resultados obtenidos.

Primero, examinemos el perfil de los beneficiarios. Más de la mitad de los hogares cuentan con hijos menores de edad y la gran mayoría de las familias mantienen el hogar con su salario docente. Para, por lo menos, la mitad de los docentes, la cuota de la vivienda representa entre un 15 y un 30 por ciento de su salario lo que implica que el sueño de la vivienda propia pesa en el magro salario docente. Tras cartón, un tercio de los encuestados manifestó haber tenido problemas con el pago de la cuota. Además, solo el sesenta por ciento de los docentes tienen horas titulares, por lo que la inestabilidad laboral, un problema crónico de los docentes, agrega incertidumbre al pago de las cuotas. Además, los encuestados revelaron que la mayoría tuvo que trabajar en la docencia un promedio de catorce años para acceder a la vivienda propia. Está claro que los tiempos de la patronal no son los nuestros, y eso queda reflejado en el desarrollo de este plan de viviendas. Los docentes que se empadronaron para obtener su vivienda debieron esperar aproximadamente seis años para la adjudicación, sumándole dos años para la toma de posesión. Es decir, ocho años sin saber qué pasará claramente con su residencia y familia.

En segundo lugar, veamos cómo viven lo que habla de las prioridades provinciales a la hora de resolver el problema de la vivienda docente. En la ciudad de Colón, se conformó el barrio cerca del ejido de la ciudad lo que explica buena parte de las características del terreno y parte de los problemas de las viviendas mismas. Uno pensaría que cuando el Estado planifica el crecimiento urbano teniendo en cuenta las disposiciones necesarias para habitarlo. Sin embargo, para los gobiernos peronistas de las últimas décadas los servicios y comodidades que se ofrecen al sector obrero son mínimos. Por ejemplo, el nuevo barrio docente no dispone de gas natural, tampoco de pavimento ni cordón cuneta, no llega la telefonía fija y se tardaron muchos meses en incorporar alumbrado público lo que hacía que muchos docentes hablaran de sus calles como “la boca del lobo”. Tengamos en cuenta que muchos docentes salen o regresan de sus trabajos de noche lo que agrega inseguridad en la vida cotidiana de las compañeras docentes y sus hijas. En la periferia de la ciudad, apenas existe un centro barrial multiuso (aunque poco conocido por los vecinos), no existen otros lugares de esparcimiento y el barrio carece de plazas en las cercanías. Tampoco cuenta con biblioteca ni hospitales o centros de atención primaria de la salud. De ocurrir alguna complicación médica, el docente deberá trasladarse al centro de la ciudad en busca de atención.

En sintonía con el punto anterior, todos los vecinos encuestados afirmaron que tuvieron que invertir dinero en sus hogares. No se trata de simples “mejoras”. Resulta alarmante descubrir que ¡todos han invertido en reparaciones del techo! Implica que, a poco de habitarlas, abundan problemas estructurales. Sumando a este dato, el veinte por ciento asegura haber tenido alguna inundación pluvial. La mitad de los docentes invirtieron en instalaciones eléctricas y garaje, y otro treinta por ciento en calefacción y grifería. Es decir, mudarse a los hogares lleve en mano, como nos lo ofrece la patronal y acepta nuestra conducción sindical, no resulta tan fácil ni directo. La magnitud del gasto habla de la magnitud del problema: más de la mitad de los docentes tuvieron que pagar más de un salario completo para poder acomodarse en sus hogares, que como señalan ellos, “están lejos de ser excelentes”

Lejos para muchos, poco para algunos

El déficit habitacional no se reduce a las grandes ciudades. Como dijimos en otra oportunidad, no una cuestión de ciertos gobernadores carentes de voluntad para ejecutar políticas. El déficit habitacional es un problema nacional. A partir de comienzos de los ’80, el tradicional flujo migratorio desde el interior del país al corazón de la industria argentina, el litoral, empezó a declinar. Como contrapartida, las migraciones del campo a la ciudad tienden a aumentar dentro de cada región. Como mostramos en esta nota, el sector docente se encuentra tan urgido como cualquier otro trabajador del acceso a la vivienda propia. Cuando parece cumplir su sueño, ese pequeño sector que accede a las escasas viviendas que se arrancan en las paritarias, empieza toda otra serie de problemas. Lo que ocurre en el barrio docente de Colón es una realidad que también acontece en otros departamentos. En una nota anterior, hemos denunciado las condiciones del barrio docente en Concepción del Uruguay, también son de público conocimiento los inconvenientes en la adjudicación las viviendas en la localidad de Viale.[iii] Por eso, necesitamos continuar relevando y analizando las condiciones en las que viven nuestros compañeros docentes para, de esta manera, establecer el problema de la vivienda como una prioridad en las discusiones sindicales. En próximas entregas, buscaremos investigar sobre los barrios docentes en los diferentes lugares de la provincia donde fueron adjudicados. Si querés sumar tu voz, contáctanos.

Facebook: Corriente Nacional Docente Conti Santoro Entre Ríos.

Celular 93447-49-7354 (Nicolás Gabriel De Rosa)


[i]Sección Noticias de CTERA, 15/5/2012. Disponible en: https://bit.ly/3evNR03

[ii]Norte, 27/2/2020. Disponible en: https://bit.ly/3j54V0d

[iii]Uno Entre Ríos, 16/12/2018. Disponible en: https://bit.ly/38ZHWz6

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