El sectarismo de siempre: el PTS y su política de boicot

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Como es de público conocimiento, hace unas semanas, el SUTNA llamó a una reunión para organizar un plenario nacional de trabajadores. Incluso la convocatoria para el 23 de junio en Lanús ya es oficial. Como dijimos anteriormente, esta iniciativa podrá tener sus limitaciones, podremos tener diferencias con la convocatoria, pero es una herramienta sumamente necesaria para el desarrollo de la clase, como venimos insistiendo hace años. La dispersión de la vanguardia contribuye al fortalecimiento de espacios como el del 21F (Kirchnerismo-Moyano y Francisco), mientras que su unidad permite mostrar un camino alternativo a todas las variantes peronistas. Para eso es necesaria una voluntad de construcción real, una mayor osadía para postularse como dirección alternativa y el abandono de la mezquindad y el sectarismo. Los tiempos del ajuste y el avance sobre nuestras condiciones de trabajo así lo exigen.

Sin embargo, todavía hay compañeros que no parecen estar dispuestos a construir un espacio más grande que lo que cada organización puede crear por sí sola. El PTS comenzó su participación en este espacio con planteos poco serios, que ya se vislumbraban como excusas. Primero, que el día 23 era muy pronto como para poder organizarse. En un segundo encuentro, planteó que debía priorizarse la lucha de subte en curso, y que por eso no podía realizarse ninguna otra actividad. Finalmente, el día lunes 4, el PTS resolvió hacer un planteo ultimatista y, con eso, abandonar la mesa organizativa y negarse a participar del encuentro. Esta vez, impugnaron la consigna “Por una nueva dirección del movimiento obrero”. En su reemplazo, plantean la necesidad de una convocatoria con una tónica clasista, dado que estaríamos ante un asunto estratégico (la dirección de los trabajadores) y no táctico, de unidad de acción o medidas de lucha. Así, el PTS sumó la reprobación a una posible participación de sectores como Aceiteros. En todo caso, sugieren cambiar la convocatoria a un encuentro de coordinación de luchas, como el del Posadas del 17F. Pero hay más: los compañeros discuten el problema de la representación. Por ejemplo, señalan que el plenario debería representar mejor a desocupados y sectores carentes del paraguas gremial correspondiente (tercerizados, precarizados, trabajadores en negro) y no tanto a las direcciones conquistadas en los sindicatos.

Hasta acá el planteo del PTS. A simple vista, algunos puntos podrían parecer razonables. La objeción que apunta a contener desocupados y precarizados es un planteo que nosotros también hicimos, siguiendo con el planteo que hacemos hace años de reconstruir la ANT como herramienta de lucha. Resulta realmente extraño en boca del PTS, que históricamente se ha negado a organizar desocupados. Por ello, las razones esbozadas por el PTS no pueden ser otra cosa que absoluto oportunismo. Lo mismo sucede con una consigna tan general como la que alude a “una nueva dirección del movimiento obrero”. Es cierto que podría tener un contenido más concreto referido al clasismo, pero dicho en el contexto de un comunicado que, gracias a nuestra insistencia, critica a las direcciones peronistas, desde la CTA a la CGT, pasando por el kirchnerismo y Moyano, es claro en qué sentido es leído, la objeción es puramente formal. Por otro lado, como hemos visto numerosas veces, el “clasismo” del PTS termina continuamente en un seguidismo de la burocracia y el kirchnerismo. Por ejemplo, cuando llevó a Pepsico a reuniones con Cristina entre bombos y platillos. Ni hablemos del Encuentro del Posadas, que fue aparateado burdamente por el PTS y que no terminó en nada muy concreto más que ir a escuchar a Moyano. Por último, qué decir de su política con los desocupados: en el pasado, el PTS boicoteó las ANT y apuntó que había que limitarse a organizar a los obreros de overol azul. ¿Y los desocupados? El PTS caracterizaba que no eran parte de la clase obrera. ¿Acaso hubo un cambio de programa? Obviamente no.

Como se ve, el verdadero problema del PTS no es la tónica de la convocatoria ni el carácter de la representación en la mesa organizadora, sino su incurable sectarismo. A nadie escapa que este encuentro parte desde representaciones ganadas por el Partido Obrero (SUTNA) o Izquierda Socialista (UF). Como el PTS está fuera de ese acuerdo original, y no tiene posiciones sindicales de la misma altura para imponerse, esgrime cualquier excusa para no asistir. De este modo, no queda en evidencia su retroceso dentro del mundo sindical, a la vez que evita mayores compromisos con el resto de la izquierda. En lugar de tender hacia la unidad, el PTS nuevamente hace alarde de su sectarismo. Se repite nuevamente (ahora como farsa) la historia de la ANT.

En lugar de este tipo de actitudes sectarias, todas las organizaciones del sindicalismo combativo y el clasismo debemos convocar al encuentro. La batalla programática por una orientación clasista debe tener su espacio, y los sectores que constituyen la vanguardia obrera deben poder acercarse de modo de que exista la posibilidad de dar el debate. Desde ya, contener y unir a la clase obrera ocupada y desocupada en camino a una nueva Asamblea Nacional de Trabajadores, también debe ser un objetivo resultante del desarrollo del plenario. Pero para eso, es necesario participar y construirlo, no romper y boicotear. La política autista del PTS solo lleva a más desorganización y dispersión y, por ende, apunta a un rumbo derrotista, que priva a la clase obrera de darse una dirección clasista. Flaco favor le hace a la lucha de la clase obrera contra el ajuste.

Razón y Revolución

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