Con una demora que en estos casos resulta muy grave, el jueves 19 el gobierno lanzó una cuarentena general y obligatoria. Obviamente, una medida de ese tipo siempre tiene excepciones: salud, farmacias, supermercados, transporte, fábricas de alimentos. La lista de excepciones de los Fernández, sin embargo, era bastante extensa e incluía rubros discutibles. Como si esto fuera poco, al día siguiente una nueva disposición engrosó esa lista.
En primer lugar, la nueva disposición establece que cada organismo y jurisdicción resuelva qué trabajadores necesita. Eso significa que más estatales van a ser obligados a trabajar. Estamos hablando de un sector en el que abunda la precarización laboral y en el que no se garantizan condiciones mínimas de higiene y salubridad. Además, al quedar en manos de cada jurisdicción, hay un mayor margen a las arbitrariedades patronales.
En segundo lugar, el gobierno dispuso amplias excepciones en el sector privado. ¿Por qué? Naturalmente, no porque sean “esenciales” para la vida, sino porque son “esenciales” para la ganancia de los patrones, que no es lo mismo. Para los burgueses la cuarentena es una enorme pérdida de plata. Y como ellos no arriesgan su vida para ir a trabajar, les parece que hay muchas cosas “esenciales”.
De ese modo, se sumaron diez nuevos puntos. El primero es ya escandaloso: “Industrias que realicen procesos continuos cuya interrupción implique daños estructurales en las líneas de producción y/o maquinarias”. Es muy claro. No hay ningún problema para el conjunto de la población, simplemente se trata de fábricas en las que parar las máquinas va a ser caro. Sumemos además que la formulación es muy genérica, entonces muchos patrones van a intentar entrar en este rubro para poder explotar a sus laburantes. Ya hay ejemplos: Felfort pretendió seguir produciendo porque las golosinas son alimentos, y Pepsico hizo lo suyo con los snacks. Nos toman el pelo.
A las excepciones señaladas, se agregó la curtiembre –porque suponen que debe operar con cueros recién llegados de frigoríficos- y el delivery de restaurantes y locales de comida rápida (como Mc Donald’s o Burguer King). ¿Cuál es la necesidad “esencial” de estas dos actividades en el marco de una cuarentena? Ninguna. ¿De qué cuarentena total estamos hablando si actividades como éstas van a ser incluidas? Es evidente que en la discusión sobre la “esencialidad” de una actividad, se juega qué clase social paga los costos de la pandemia. Las actividades deberían ser “esenciales” en función de las necesidades sociales, no de la ganancia capitalista.
Por otro lado, los millones de trabajadores en negro, los que viven de changas, los monotributistas, entre otros, están obligados a salir a circular. Y no por la ganancia precisamente: o trabajan o se mueren. Pero el gobierno nacional no les ofrece ninguna alternativa para sobrevivir durante la cuarentena. Estos compañeros deberían quedarse en sus casas, pero no tienen forma de hacerlo. Cuando salen, son detenidos. Si se quisiera garantizar su subsistencia debieran recibir de forma inmediata un subsidio.
Como se ve, la expansión del coronavirus está atada al tipo de sociedad en el que vivimos. Nos morimos de capitalismo. Mientras, por un lado, el gobierno contempla la ganancia capitalista exponiendo la salud de millones de obreros, por el otro, millones que no tienen más alternativa que salir de sus casas, se exponen además a ser penalizados o quedarse sin un peso para comer. Por eso, exigimos que la pandemia la paguen los patrones.