Alguien quiere pensar en la infancia. Covid, vacunas y la inmunidad de rebaño

en Aromo/El Aromo n° 118/Novedades

Sin vacunarlos, niñas, niños y adolescentes serán el “reservorio” donde seguirá circulando el virus del COVID y junto a él la pandemia. Se nos abren dos caminos: disponer los recursos para vacunar a la población infantil o adquirir inmunidad de rebaño vía enfermedad. Un sendero nos lleva por la salud, el otro por la enfermedad y muerte.

Romina De Luca – GES

En general, los países del mundo que se aproximan a alcanzar la inmunidad de rebaño frente al COVID-19 gracias a la vacunación (arriba del 70% de la población con dos dosis) se encuentra discutiendo qué medidas adoptar ante un sector clave: niñas, niños y adolescentes. La mayoría entiende que sin ellos será difícil poner fin a la pandemia en tanto la población en edad escolar quedará como “reservorio de virus”, tal como los definió un especialista hace unas semanas. Por eso, hace un par de meses, distintos países empezaron a vacunar a la población infantil con la vacuna Pfizer, aquella que fue aprobada para mayores de 12 años. Inclusive Israel autorizó excepcionalmente su uso para la franja etaria 5-11. Si bien todavía se avanza lento, por dar un ejemplo, a mediados julio, Estados Unidos registraba un total de alrededor de 600.000 menores de entre 12 y 15 años ya vacunados. Otros países, como Gran Bretaña, demoran el inicio de la vacunación en menores, pero atendiendo al problema que les plantea ese “reservorio” sin vacunar estudiaron a la población de adolescentes. Al hacerlo, encontraron niveles altos de anticuerpos en la población adolescente como producto de haber transitado la enfermedad de modo silencioso: según una nota periodística de la BBC, más de una cuarta parte de los adolescentes de entre 16 y 17 años en Inglaterra tienen anticuerpos en la sangre, a pesar de que casi ninguno fue vacunado ni se declaró previamente COVID+.[i] Por eso, algunos epidemiólogos, estiman que Reino Unido y países de características similares podrían encontrarse con inmunidad colectiva para frenar al virus sin necesidad de vacunar a los niños, claro está, una vez que completen el esquema de vacunación de los mayores. Por decirlo de alguna manera, las “ventajas” del impacto de la segunda y tercera ola acarreando contagios masivos.

Lo que sí es importante retener es el hecho de que niñas y niños pueden actuar como vector del virus, enfermar e incluso morir. Esto es lo que habilita la discusión sobre vacunas para ellas y ellos. Conviene repasar, entonces, el cuadro general para poder anticipar el impacto que el “reservorio del virus” puede tener en un país, como el nuestro, que se encamina hacia una presencialidad escolar completa junto a un proceso lento de vacunación, si de aplicar las dos dosis se trata.

Un dilema capitalista

Qué hacer con la infancia en materia de vacunación es una discusión que, como no puede ser de otra manera, refleja las contradicciones entre vida/salud versus ganancias que impone la sociedad capitalista. Por un lado, quienes tienen escala e integración, producen vacunas desarrolladas por la I+D (investigación y desarrollo) desplegadas por sus industrias y que son, luego, compradas por quienes tienen recursos para hacerlo. Del otro, a arreglárselas suponiendo que la liberación de las patentes y/o las donaciones resolverá el asunto. En otro lugar, desarrollamos una explicación para mostrar que suponer que la limitación de las patentes puede aligerar los males del capitalismo y que resulta en un beneficio para la masa de la población es una ingenuidad. Pero lo cierto es que esa discusión que toma como punto de partida a las vacunas como “un bien escaso” empantana la discusión sobre cómo y, fundamentalmente, cuándo vacunar a la población infantil.

En general, las niñas y niños fueron puestos en compas de espera mientras se protege a la población mayor. En este punto, hay que recordar que hoy Gran Bretaña tiene a más del 55% de su población vacunada con un esquema completo de vacunación y a otro 13% con un esquema de vacunación parcial (una dosis).[ii] Israel, como es sabido, tiene uno de los niveles de vacunación más elevados del mundo: 63% y 5%. Canadá tiene al 58% de su población vacunada con esquemas completos y al 13% con esquemas parciales. España cuenta con el 57% de su población con esquema completo mientras que poco más del 10% tiene un esquema parcial. Por su parte, Italia se ubica en 51% y 12%, Alemania 51% y 10%, Francia 47% y 14%, Estados Unidos 49% y 8%, Finlandia 33% y 33%. En América Latina, en el espejo cercano: Chile 64% y 9%, casi mismos valores que Uruguay (64% y 10%). Nuestro país se ubica, lejos, muy lejos de esos niveles: 18,16% con esquema completo totalizando un 57,24% con, al menos, una dosis.[iii] En Estados Unidos, en las últimas semanas la variante Delta pasó a ser ampliamente dominante en los contagios alcanzando el 83% de los positivos al 20 de julio. La directora del CDC de ese país, Rochelle Walensky, reconoce que se trata de “un aumento drástico”. Y también explica su causa: el país sufre una “pandemia de personas no vacunadas”, por voluntad propia, lo que hace que menos del 40 % de los residentes “en casi dos tercios de los condados” esté vacunada, lo que permite la rápida expansión de la nueva cepa.[iv]

La discusión reconoce como punto de partida que sin las y los niños será difícil alcanzar la inmunidad de rebaño cortando así la circulación del virus. Pero hasta la Organización Mundial de la Salud advierte sobre el problema capitalista (en clave ética) del asunto: quién deja de recibir la vacuna que se le inyecta a un niño. O, dicho de otro modo, cuándo es el momento oportuno para hacerlo. Por eso, la única salida que le queda a la OMS es recomendarle a los “países ricos deberían posponer sus planes de vacunación infantil y donar las vacunas al resto del mundo”. En ese punto, Eleanor Riley, inmunóloga de la Universidad de Edimburgo, sostuvo que “hay argumentos a favor de hacerlo (vacunar) si tuviéramos un suministro ilimitado de vacunas y pudiéramos continuar con los mayores de 12, pero no lo tenemos. Al fin y al cabo, es una decisión política si priorizar a nuestros niños antes que a los adultos que mueren a montones en otros lugares del mundo”. Algo similar fue señalado en un estudio publicado en la British Medical Journal. Allí, sus autores, entendían que dada la “escasez” debería darse prioridad a la población mayor.[v] Así, bregan por un altruismo incapaz de superar la lógica del fondo Covax.

En lo que refiere al problema de la vacunación en sí no hay dudas: la OMS lo impulsa. En efecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef se pronunciaron a favor de vacunar a la población infantil en esta etapa de la pandemia. Entre las recomendaciones de la OMS, su Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico (SAGE) llegó a la conclusión de que “la vacuna de Pfizer/BioNTech es apropiada para personas de 12 años en adelante. Esta vacuna se puede ofrecer a los niños de 12 a 15 años que corren un mayor riesgo de contraer una forma grave de COVID-19, junto con otros grupos prioritarios en la vacunación.”[vi] En el estudio de la British Medical Journal, Dominic Wilkinson, Ilora Finlay y Andrew Pollard, manifestaban también que vacunarlos, si no existiera tal escasez, “es la mejor manera de promover el bienestar de los niños al minimizar la necesidad de restricciones o interrupciones en sus vidas derivadas de la falta de gestión adecuada de la propagación de la infección (…) es erróneo el argumento de que los niños tienen menos probabilidades de sufrir daños graves a causa de la infección por COVID-19 y que, por tanto, se benefician menos de una vacuna que les proteja de ella”.[vii] Para lograr el abastecimiento de vacunas recomendaban liberar patentes y evitar el acaparamiento. Si la OMS se expidió solo a favor de la vacuna de Pfizer es porque las restantes aún no han culminado sus ensayos fase III. Se estima que la aprobación, por ejemplo, de la variante de Moderna es inminente.

Resulta interesante que, ante lo que se denomina “dilema ético” -la desigualdad mundial en el acceso a las vacunas- la OMS sostiene que la prioridad deberían tenerla “aquellas personas que corren un mayor riesgo de contraer una forma grave de la enfermedad y que, en muchos lugares del mundo, todavía no han sido vacunadas, a saber, las personas mayores, las que padecen afecciones crónicas y los trabajadores de la salud” porque para evitar el contagio de menores pueden adoptarse otras medidas de salud pública: “mantener la distancia de seguridad interpersonal, lavarse las manos con frecuencia, estornudar y toser en la parte interna del codo, llevar una mascarilla si ello es apropiado para la edad y evitar los espacios muy concurridos y mal ventilados”. Como puede verse, las recomendaciones se encuentran muy a contramano de la intentona de eliminar los protocolos de distancia social en las aulas, propuesta que acaudillan las provincias de Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires. En el mismo nivel, The New York Times publicó una encuesta realizada a 828 personas de la que formaban parte 367 epidemiólogos y expertos en enfermedades infecciosas pediátricas. Al preguntarles si pueden las familias con niños pequeños socializar en interiores sin precauciones con otros hogares con niños no vacunados respondieron: un 11% que solo podían hacerlo si todos los adultos estaban vacunados, el 36% que podían socializar pero solo con un número limitado de familias (¿el límite serán las que agrupan a todo un grado escolar con más de 30 estudiantes?), más de un cuarto (27%) entendía que solo podían hacerlo los adultos mientras los niños y niñas no estén vacunados y otro 26% manifestó que las familias debían mantener todas las precauciones anticovid lo que excluye reuniones en interiores.[viii] Por si nos quedaban dudas, la evidencia internacional también permite concluir que eliminar la distancia es criminal. La OMS no fue el único organismo de salud que aportó al concepto de mantener la distancia social si no se tenían certezas en los procesos de vacunación de mayores o frente a la falta de vacunación de infantes. Dentro de las recomendaciones de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades para las familias cuyos hijos no estén vacunados y frente a situaciones de exponerlos con personas cuyo proceso de vacunación contra el Covid sea desconocido o incompleto recomendaban: uso de mascarillas y mantenimiento de la distancia social.[ix] Obviamente, en las recomendaciones sobre planificación de clases presenciales, la distancia física de dos metros era uno de los puntos mencionados.[x]

Por cierto, la OMS no está sola en esta cruzada a favor de las vacunas pediátricas. UNICEF también recuperó esa posición[xi] y la revista The Lancet publicó un trabajo cuyas conclusiones se ubicaban en el mismo rango.[xii] Además de esos organismos, dos fundaciones defensoras de vacunas aportaron también sus propios datos y fundamentos: fundación GAVI y la CEPI.

A nivel local, la Sociedad Argentina de Pediatría al mismo tiempo que brega por la presencialidad escolar reconoce que niñas y niños se contagian, transmiten y pueden tener complicaciones posteriores. Por eso, argumentaron que “la vacunación pediátrica resulta ser una herramienta valiosa al momento de pensar en la limitación de la circulación de las nuevas variantes prioritarias de SARS CoV-2 que demuestran ser mucho más trasmisibles”.[xiii] También especificaban que las vacunas de ARN mensajero fueron las primeras en ser autorizadas para ser administradas en niños por la Food and Drugs Administration (FDA) y por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Esto hacía que las vacunas fueran “seguras y efectivas” inclusive afirmaron que “los beneficios conocidos y potenciales de la vacunación superan los riesgos conocidos y potenciales, incluido el posible desarrollo de miocarditis y pericarditis, por lo que se debe seguir recomendando la vacunación contra COVID-19 con estas vacunas en niños de 12 años o más”.

Cabe señalar que, en otras partes del mundo, le pusieron números a ese riesgo/beneficio. Paul A. Offit, un especialista en enfermedades infecciosas que se desempeñó en el Comité Asesor de Prácticas de Inmunización de los CDC, señaló que la infección por el coronavirus también conlleva riesgos cardíacos para niñas y niños. Además, los datos mostraban que con 12,6 casos por millón de segundas dosis administradas y estimando que, de un millón de segundas dosis administradas a niños de 12 a 17 años, las vacunas podrían causar un máximo de 70 casos de miocarditis, pero evitarían 5.700 infecciones por virus, 215 hospitalizaciones y dos muertos.[xiv]

Piano, piano

En la carrera por la vacunación de menores ya corren varios países. En América Latina, Chile, Uruguay, la República Dominicana. En América del Norte: Estados Unidos y Canadá. Francia y Polonia lo hacen desde junio, al igual que Italia y Rumania. Dinamarca decidió incorporar en su esquema de vacunación a menores de entre 12 y 15 años a partir de septiembre cuando estiman que el resto de los grupos estén vacunados. Portugal también avanzará en la vacunación de menores de entre 12 y 16 años y Hungría solo a los que tienen entre 16 y 18 años. Por su parte, Bélgica lo hará, pero solo con el consentimiento de las familias. El 6 de junio también inició la vacunación de menores Israel. España planea hacerlo antes del nuevo inicio de ciclo lectivo: en septiembre. Por su parte, Austria empezaría a hacerlo también a fines de agosto. Resulta dificultoso acceder a los datos de vacunación por franja etaria habida cuenta que no todos los países suministran esa información. Sí tenemos algunos números que nos permiten aproximar indicadores. Por ejemplo, Uruguay ya vacunó, según los datos oficiales, al 30% de las niñas y niños con dos dosis mientras el 70% de la población objetivo cuenta con una dosis.[xv] En efecto, la franja 12-15 años de edad tiene al 30,85% con dos dosis sobre un total de 70,86% de vacunados, la franja 15-19 tiene al 56% con dos dosis sobre un total de 76,42% vacunado.[xvi] A junio, Canadá había vacunado 200.000 menores.[xvii] El país tiene a más de la mitad de su población vacunada con dos dosis, habilitó los viajes a Estados Unidos pero dispuso que “los niños sin vacunar que viajen con sus padres vacunados no tendrán que hacer cuarentena, pero deberán evitar las actividades grupales, incluyendo a las escuelas y las guarderías”.[xviii] Interesante porque, en los hechos, reconoce el efecto multiplicador de contagios de los establecimientos educativos. Según el Departamento de Salud, el 18,8% de los contagiados en el país tenían menos de 19 años, lo que se tradujo en el 1,7% del total de las hospitalizaciones.[xix]

Nuestro país acaba de anunciar hace algunos días el inicio del proceso de vacunación en niñas y niños. Por cierto, como ya nos tienen acostumbrados, más titular electoral que certezas. En principio, anunciaron la inscripción (y en pocas provincias estará recién iniciando los primeros días de agosto la vacunación) de mayores de 12 y menores de 18 años con comorbilidades. ¿Cuántos son? En principio, el subsecretario de Estrategias Sanitarias, Juan Manuel Castelli, señaló que estiman sería un grupo de 924.000 adolescentes, para los cuáles hacen falta 1.848.000 dosis de vacuna de Moderna de los tres millones y medio que recibió el país. Es decir, se podrán vacunar otra cantidad similar de adolescentes con ese lote de Moderna. Solo recordar que en el país hay escolarizados más de 12 millones niñas, niños y adolescentes nos da la pauta de lo lejos que vamos a estar de una campaña seria de vacunación. Mientras tanto, del otro lado del hemisferio, varios países de Europa proyectan iniciar el nuevo ciclo lectivo con la población infantil vacunada.

¿Por qué el apuro mundial? Sencillo, cada vez se acumula más evidencia a nivel internacional de que niñas, niños y adolescentes no solo se contagian, sino que, aunque en baja proporción, mueren. Ese destino fatal se ve además condicionado por factores vinculados con las condiciones de vida: la llamada “vulnerabilidad socioeconómica”. En efecto, un estudio realizado en Brasil y publicado en la revista The Lancet mostraba que “la muerte por COVID-19 se asoció con la edad (con mayor incidencia en los menores de dos años), la etnia indígena, la región geopolítica pobre y las condiciones médicas preexistentes. Las disparidades en la atención médica, la pobreza y las comorbilidades pueden contribuir a magnificar la carga de COVID-19 en niños y adolescentes más vulnerables y en desventaja socioeconómica en Brasil”.[xx] También, otros estudios realizados sobre mortalidad infantil por COVID a partir de datos de Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Alemania, España, Francia y Corea del Sur mostraban que si bien era baja “claramente se han producido muertes adicionales en niños y jóvenes durante períodos de alta transmisión comunitaria”. Aunque entendían que las distintas mutaciones del virus producidas a partir de febrero de 2021 requerirían nuevos estudios y hacían que las conclusiones del estudio se mantuvieran bajo revisión.[xxi]

Está claro que la variante Delta vino a azuzar tal fantasma. A mediados de julio, la Academia Estadounidense de Pediatría informó que más de cuatro millones de niños pequeños y adolescentes estadounidenses fueron casos positivos de Covid y 346 murieron desde el inicio de la pandemia. La información fue suministrada por 49 estados, la ciudad de Nueva York, el Distrito de Columbia, Puerto Rico y Guam. Demasiado para la tesis de “los niños no se contagian”. Como si fuera poco, además, el porcentaje de casos sobre el total pasó aumentó la última semana a 16,8% de los casos (la primera semana de julio) sumando un 2,6% en el acumulado. Incluso en diez estados, la cantidad de casos infanto-juveniles -de cero a 19 años de edad- era superior al 18%[xxii] Un cuadro similar afronta hoy Indonesia con el 12,5% de los casos confirmados del país en niñas y niños, como si ello no fuera ya lo suficientemente preocupante, en una sola semana (la del 12 de julio) se registraron muertes en más de 150 niños dónde más de la mitad eran menores de 5 años.

Los daños colaterales de la pandemia

Por cierto, evitar muertes de niños por el COVID no es el único escenario a afrontar en materia de salud pediátrica. Cabe destacar que la OMS también advertía que, en todo el mundo, más de 23 millones de infantes dejaron de recibir las vacunas básicas administradas a través de los servicios de salud durante 2020. Se trataba de la cifra más elevada desde 2009 y, al compararlo con el año inmediatamente anterior a la pandemia, agregaba nuevos 3,7 millones de niñas y niños que dejaron de recibir vacunas respecto de 2019.[xxiii] Se estimaba, además, que, de esos 23 millones, más de la mitad (17.000.000) no habían recibido una sola vacuna durante 2020. El director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, advertía que “hemos retrocedido en otras vacunaciones, dejando que los niños estén expuestos al riesgo de contraer enfermedades devastadoras pero prevenibles, como el sarampión, la poliomielitis o la meningitis”. No se trataba solo de las enfermedades que provocan brotes.[xxiv] También estimaban que millones de niñas dejaron de recibir la vacuna que previene contra el virus del papiloma humano (HPV) -vacuna en nuestro país obligatoria que protege a las niñas contra el cáncer cervicouterino. En otro número nos ocupamos también de los peligros para las niñas y adolescentes mujeres asociados a violencia, ciberacoso, trabajo infantil y las dificultades de su educación en tiempos de covid que harían retroceder las conquistas alcanzadas por las mujeres, por lo menos, medio siglo.

En nuestras manos

Lo que queda muy claro del recorrido realizado es la necesidad de avanzar en la vacunación de niñas, niños y adolescentes. Mientras otros países esperan culminar la vacunación de esa franja etaria antes de empezar un nuevo ciclo escolar nosotros nos encontramos con presencialidad plena, sin distancia, y sin vacunación. Las dosis de Moderna alcanzan para poco más del diez por ciento de la población escolar. En algo sí el gobierno muestra su coherencia: su completa inutilidad para garantizar la salud de la población: no completa la vacunación ni de adultos ni de menores. Así las cosas, frente al nuevo experimento letal de presencialidad plena, solo podemos esperar que la variante Delta se haga una fiesta a costa de muertos que pondremos nosotros. Nos gobierna una clase que no tiene nada más que ofrecer. Por eso, si queremos defender la vida y la educación de nuestros niños es hora de que otra clase social se haga cargo del país.


[i] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57209756

[ii]Los datos son al 28 de julio y fueron extraídos de: https://ourworldindata.org/covid-vaccinations

[iii]Los datos son al 1-8-2021: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-vacunacion-en-la-argentina-en-tiempo-real-nid02022021/#/

[iv] https://www.france24.com/es/ee-uu-y-canad%C3%A1/20210720-covid19-pandemia-eeuu-espa%C3%B1a-india

[v] https://www.europapress.es/la-rioja/noticia-deberia-retrasar-vacunacion-contra-covid-19-ninos-20210710093451.html

[vi] https://www.who.int/es/news-room/q-a-detail/coronavirus-disease-(covid-19)-vaccines?adgroupsurvey={adgroupsurvey}&gclid=CjwKCAjwo4mIBhBsEiwAKgzXOD4ukWSvIs5GJQ_FBBFVm4LWPIz0vTua0XQkHv3xyGdqX6D8Z_ru5hoCQh0QAvD_BwE

[vii]https://www.europapress.es/la-rioja/noticia-deberia-retrasar-vacunacion-contra-covid-19-ninos-20210710093451.html

[viii] https://www.nytimes.com/es/2021/05/24/espanol/ninos-vacuna-covid.html

[ix] https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/your-health/about-covid-19/caring-for-children/families.html

[x] https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/community/pdf/Back-to-School-Planning-for-In-Person-Classes-SP.pdf

[xi] https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/pandemia-covid19-causa-importante-retroceso-en-vacunacion-infantil

[xii] https://www.thelancet.com/action/showPdf?pii=S0140-6736%2821%2901337-4

[xiii]Sociedad Argentina de Pediatría: Posicionamiento frente a vacunas COVID-19 en Pediatría, 21 de julio de 2021.

[xiv] https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/recommendations/adolescents.html

[xv] https://www.gub.uy/ministerio-salud-publica/comunicacion/noticias/salud-publica-insta-mantener-vigente-certificado-esquema-vacunacion-ninos

[xvi] https://monitor.uruguaysevacuna.gub.uy/

[xvii] https://www.elindependiente.com/vida-sana/salud/2021/06/03/de-canada-a-francia-los-ninos-entran-en-las-campanas-de-vacunacion-covid/

[xviii] https://consumer.healthday.com/b-7-20-canada-to-welcome-fully-vaccinated-americans-by-aug-9-2653870045.html

[xix] https://ici.radio-canada.ca/rci/es/noticia/1795961/moderna-promociona-vacuna-12-17

[xx] https://www.thelancet.com/journals/lanchi/article/PIIS2352-4642(21)00134-6/fulltext

[xxi] https://www.thelancet.com/journals/lanchi/article/PIIS2352-4642(21)00066-3/fulltext

[xxii] https://services.aap.org/en/pages/2019-novel-coronavirus-covid-19-infections/children-and-covid-19-state-level-data-report/ Los datos fueron extraídos del reporte completo del 22 de julio de 2021.

[xxiii] https://www.who.int/es/news/item/15-07-2021-covid-19-pandemic-leads-to-major-backsliding-on-childhood-vaccinations-new-who-unicef-data-shows

[xxiv] https://immunizationdata.who.int/

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