Y una ofensa a todos nosotros, los trabajadores.
En lugar de reconocer que la única acción efectiva frente a la pandemia la efectuó el cambio del clima al comienzo de la primavera.
En lugar de reconocer que el sistema sanitario que había prometido fortalecer tiene algunas camas más pero muchos trabajadores menos producto de los fallecimientos, y de que los que quedan están agotados y han sido empobrecidos hasta lo indecible.
En lugar de reconocer que sus promesas eran delirios de grandeza, que no tenía compradas vacunas para vacunar 10 millones en los primeros dos meses del año y que estamos esperando y esperaremos que lleguen quien sabe hasta cuándo.
En lugar de reconocer que lo único que ya lo que has llegado es el otoño y la amenaza de convivir encerrados con los aerosoles y los contagios.
En lugar de reconocer que su ministro de desarrollo pagó sobreprecios el año pasado, que su ministro de salud vacunó a los amigos antes que los trabajadores, que su ministro de economía no tiene nada para darle a los trabajadores (ni el miserable IFE del 2020) pero va a mantener los subsidios y los favores a los capitalistas.
En lugar de reconocer que la única política sistemática de su gobierno ha sido aplacar los enojos de Cristina porque su impunidad no llega tan prestamente como quiere.
En lugar de reconocer que a los que no tienen casa ni terrenos los saca a palos de las ocupaciones y que tiene en Berni el modelo, el norte y el ejemplo al que aspira en el terreno de la seguridad.
En lugar de reconocer que, compitiendo con Soledad Acuña, su ministro Trotta abrió las escuelas aportando una cuota innecesaria y siniestra de circulación de las personas y del virus, causando la muerte de 20 maestros y colaborando en elevar los contagios a decenas de miles.
En lugar de reconocer que sus medidas aceleraron un aumento de los contagios en lugar de atenuarlos y combatirlos.
En lugar de reconocer algo, Alberto Fernández insinúa que el problema está en trabajar por la salud y el bienestar de la población, lo que él no hace ni ha hecho nunca. Afirma que “nos hemos relajado” e insinúa que su fracaso es culpa nuestra.
Desde El Termómetro Socialista de Razón y Revolución, repudiamos a un gobierno que será recordado por su inoperancia y sus veleidades, por las muertes y el dolor que ha causado.
Y volvemos a reivindicar el camino de los compañeros trabajadores neuquinos. En la disputa entre las ganancias burguesas y la vida obrera, nuestro bando no es el del gobierno y sus alcahuetes.