Faltan pocos meses para las elecciones y ya se empieza a ver cómo se van conformando las alianzas y los partidos políticos. Teniendo como contexto una gigantesca crisis, incluso los grupos “exitosos” se dispersan. Actualmente, contamos con 3 agrupamientos políticos: el kirchnerismo, el macrismo y la izquierda.
El primero de estos, se dispersa por su fracaso. Muchos tienen en mente la idea de que con “la jefa” ganan, que la provincia de Buenos Aires enteramente la vota (algo que es muy difícil de demostrar). Otros consideran que con Cristina a la cabeza se va a una derrota tremenda y que el instrumento que los cobijaba (Alberto) como una forma de obtener un lugar bajo el sol kirchnerista, no sirve. La idea de que el gobierno va a ganar las elecciones en semejante clima económico es bastante disparatada y la condición que mucha gente pone para que eso suceda es que el gobierno se mantenga unido. Esto implica que no haya nadie por fuera que sea un tercer dato frente a Macri.
Por su parte, el universo PRO logró cerrar filas, por lo menos hasta ahora, incorporando a su universo al tercero en discordia: “el mundo Espert/Centurión”. Hace un tiempo, ese voto muy a la derecha que, normalmente caía en el PRO más por “gorila”, iba separado. Ahora, parece que Espert aceptaría volver al ruedo en una especie de gran PASO en la interna por la provincia de Buenos Aires.
Ahora, lo que tiende a dispersar este polo es la aparición de mucha gente que da por sentada la victoria y que pretende repartir las cartas de otra manera frente a un hecho bastante claro. Macri debiera batallar fuertemente para quedar a la cabeza de esta coalición, algo que parece bastante difícil. Acá no hay una disputa solamente al interior del PRO, sino que hay una disputa afuera del PRO, en los otros aliados (radicalismo).
Empieza a empiojarse una interna que debiera a esta altura del partido estar mucho más ordenada, al margen de que tiene que resolver un montón de problemas que son propios de esa coalición. Por ejemplo, que no tiene discurso social. Es decir, el discurso del PRO se agota en una perorata en el mejor de los casos economicista y en el peor de los casos, puramente formalista: “está mal robar”, “hay que respetar las instituciones”, “el dólar se dispara”, “hay que entrar al mundo”. Pero todo esto no le da de comer a la gente. Y este tipo de cuestiones juega a favor de Cristina que tiene un discurso social y que le puede echar la culpa de todo lo que está ocurriendo actualmente a Alberto. El mundo burgués está en una dispersión política de una elección que asoma a primera vista como muy polarizada.
En la otra punta, tenemos al tercer agrupamiento: la izquierda. Esta se encuentra encandilada con que actualmente hay un giro a la izquierda en las masas. Y la ilusión de la izquierda es que puede capitalizar este viraje. Esto es algo que lo hemos escuchado decenas de veces. Lo que dispersa a la izquierda es lo que se supone que es el remedio, es decir, la conciencia del fracaso de cosechar votos kirchneristas “haciendo kirchnerismo” y que se expresa sobre todo en la ruptura interna del Partido Obrero y en la del propio FITU por la discusión de las candidaturas en torno a las PASO.
Frente a este escenario donde a las distintas fracciones de la burguesía lo único que les interesa es ganar las elecciones y a este sector de la izquierda ir detrás de los votos kirchneristas, los laburantes tenemos que organizarnos en una Asamblea Nacional de Obreros Ocupados y Desocupados que realmente busque una verdadera salida a la crisis y levante un programa obrero y socialista.
Teniendo como contexto una gigantesca crisis, incluso los grupos “exitosos” se dispersan. Actualmente, contamos con 3 agrupamientos políticos: el kirchnerismo, el macrismo y la izquierda. El primero de estos, se dispersa por su fracaso. En el PRO, lo que tiende a dispersar este polo es la aparición de mucha gente que da por sentada la victoria y que pretende repartir las cartas de otra manera frente a un hecho bastante claro. Lo que dispersa a la izquierda es lo que se supone que es el remedio, es decir, la conciencia del fracaso de cosechar votos kirchneristas “haciendo kirchnerismo” y que se expresa sobre todo en la ruptura interna del Partido Obrero y en la del propio FITU por la discusión de las candidaturas en torno a las PASO.