¿Los desocupados son vagos?

en La Hoja Socialista 22/Novedades

Es común que los patrones busquen ocultar las causas reales del desempleo y, de paso, que nos enfrentemos obreros contra obreros. Esto se debe a que ningún burgués o político que represente a la clase dominante va a cavar su propia tumba: ningún capitalista diría públicamente que por el mismo mecanismo que él se llena los bolsillos, aumenta el desempleo, nuestra miseria y el hambre. Por qué hay desempleo, ya lo explicamos en otro lugar. También desarmamos esa idea según la cual la fuente de la desocupación se encuentra en los inmigrantes, que nos sacan los puestos de trabajo a los argentinos y argentinas de bien. Ahora, nos interesa desmontar una idea instalada en el sentido común, uno de los argumentos habituales que intentan convencernos de que, en realidad, todo el problema es que la gente es vaga y no quiere trabajar.

“Desocupado es quien quiere serlo. Ahora prefieren los planes porque son vagos y no quieren trabajar. Se perdió la cultura del trabajo”. Se trata de una idea que está muy de moda para explicar el desempleo, cargando las tintas sobre las personas individuales y no sobre el tipo de sociedad en la que vivimos. Los burgueses chochos, porque se lavan las manos.

Básicamente, según esta mirada, una persona es desocupada porque quiere, porque no busca trabajo y es un vago. Suele asociarse esta idea a la pérdida de la cultura del trabajo que, ya explicaremos en otro lugar, también es una construcción afín a los patrones.

Contra todo este palabrerío, lo cierto es que bajo el capitalismo hay desempleo porque aumenta la productividad del trabajo, se mecanizan las tareas y porque la burguesía incrementa las horas de empleo de la población que trabaja. Como ya explicamos en otro lugar, cuando la maquinaria reduce el tiempo de trabajo necesario, la burguesía prefiere en lugar de reducir la jornada de trabajo, despedir trabajadores y mantener o aumentar las horas de quienes siguen empleados. La magia del capitalismo consiste en eso, en convertir el progreso técnico en miseria humana.

A su vez, el argumento por el cual los desocupados son vagos y no quieren trabajar suele vincularse al asistencialismo del Estado, sobre todo después del 2001. Por medio de la entrega de planes de empleo y subsidios, el Estado sería el responsable de que los desocupados no busquen un empleo.

No obstante, los planes de empleo solo “encubren” el desempleo. Es decir, con esos programas el Estado oculta a los desocupados bajo el pretexto de que esas políticas asistenciales crearían “empleo genuino”. Sin embargo, se trata de un trabajo superfluo e improductivo. Por lo tanto, toda la población que percibe esos planes es desocupada para el capital. De ningún modo cambia su condición de sobrante para el capital, solo se modifica la forma: de ser una población abiertamente desocupada, ahora con los planes se transforma en población desocupada de manera encubierta.

Por otra parte, los montos de los planes de empleo que entrega el Estado son extremadamente bajos, entre otras razones para evitar, justamente, la proliferación de beneficiarios de subsidios. Cuando se exige una contraprestación laboral, ya no se trata, por más que el nombre lo diga, de un “plan”, sino de un empleo precario bajo las formas más negreras. El plan con contraprestación es, en realidad, una forma de trabajo barato, sin vacaciones, aportes, paritarias, obra social, etc. Personajes nefastos como el monaguillo Grabois hacen de esta miseria virtud inventando la estafa de la “economía social”, que es una forma de adornar la realidad. Este sujeto no es más que un gran defensor de la precariedad laboral.

De este modo, el Estado burgués, en tanto representante de los intereses de los patrones, difícilmente pretenda poner un piso elevado a los montos de los subsidios. Al contrario, mantiene a la población desocupada que percibe planes sociales o subsidios en la miseria y la pobreza para evitar “planeros”. ¿Cuántos “planeros” estarían dispuestos a cambiar su plan por un empleo en blanco, con salarios mucho más altos, vacaciones y aguinaldo? Probablemente todos. Que los desocupados no quieren trabajar es pura ideología burguesa, esas ideas que nos hacen pensar como patrones.

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