Río Negro: el Plan Calor, un plan insuficiente en el invierno más crudo de los últimos 20 años

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Este invierno resultó ser uno de los más crudos de los últimos 20 años en Bariloche. Esto se evidencia en la creciente demanda de leña del Plan Calor, por parte de las familias de los barrios más carenciados de El Alto de Bariloche. La pandemia, como venimos explicando en otras oportunidades, evidenció la situación de miseria que desde hace décadas sufren los obreros de El Alto. A la parálisis del turismo, en el que muchos encuentran una salida temporal (mal paga y en negro) se suma el frío y las intensas nevadas. Recordemos que El Alto aglutina barrios que no cuentan con red de gas natural, por lo tanto, dependen de la leña y de garrafas para calefaccionarse.

El Plan Calor depende del municipio de Bariloche. Tiene, por lo tanto, como principal responsable al intendente Gustavo Gennuso. Este año, el programa contempla la entrega de un miserable metro cúbico de leña por familia, en dos oportunidades. Su provisión además, aumentó un 17%, pasando de tener 3.925 beneficiarios a 4.600. Este año se prevé la entrega total de 9.200 metros cúbicos de leña para distribuir durante todo el invierno, en comparación con los 7.850 metros cúbicos del año pasado. La inversión para el Plan Calor pasó de los 8 millones de pesos a 12 millones, este año. Esto equivale a un 50% del presupuesto. 

Por otro lado, son las Juntas Vecinales de los distintos barrios las encargadas de armar los listados de los beneficiarios y presentar el padrón a la Secretaria de Desarrollo Humano del municipio. Luego, la entrega, se realiza a través de los Centros de Atención y Articulación Territorial (CAAT). Las Juntas Vecinales, además, son las encargadas de entregar los números, un total de 50 por día, y de organizar los turnos y horarios de las entregas. Se trata de una política punteril. La compra de leña por el municipio, a su vez, se realizó sin una licitación pública, ni concurso de precios.

¿Para cuánto alcanzan los dos metros cúbicos de leña que van a recibir las familias? Para dos semanas, dado que se usa tanto para cocinar como para calefaccionar. Dos semanas, eso es toda la ayuda del gobierno. Además hay que tener en cuenta que, con la cuarentena, las familias están mucho tiempo en sus casas y el gasto de recursos es mayor. Para la enorme mayoría de los laburantes de El Alto, no hay mayores alternativas. La leña más barata, que es el pino, se vende a $1.200 el metro cúbico. El coihue, una leña de la zona, cuesta alrededor de $1.700 el metro cúbico. Y la duración promedio es de una semana. Claramente, es un gasto que no se puede permitir el bolsillo de los obreros del Alto.

El Plan contempla además, la entrega de 147.000 garrafas, de 15 kg, en la provincia, que alcanzará a unas 8.800 familias de la región Sur y Andina. En Bariloche, son 5.000 familias las beneficiarias que pueden retirar semanalmente su garrafa, con un cupón. El problema radica en que el Plan Calor de garrafas se hace con la empresa YPF. Esas garrafas llegan desde todo el país, para luego realizar el reparto. La situación es alarmante porque las garrafas se cargan en Neuquén y, por las continuas nevadas, el paso hacia Piedra del Águila está cortado hace días, con los camiones parados. Por lo tanto, las familias dependen de la llegada de los camiones para abastecerse de este recurso esencial. Los camiones están varados porque el gobierno no cuenta con un servicio para limpiar la nieve de la ruta. La provisión de garrafas es imprescindible y no se puede esperar a que pase la tormenta y la ruta se limpie de manera natural. Eso puede tardar semanas, dependiendo del clima. Para colmo, una garrafa común cuesta en la ciudad $600 y dura una semana, cuanto mucho. 

Mención aparte merecen los trabajadores que se desempeñan en el marco del plan, contratados por la empresa Via Cargo. En pleno invierno, se contrató a 18 trabajadores rurales chaqueños para que se desempeñasen en la estancia Cabaña Curaco, provincia de La Pampa, y luego se trasladara la leña hasta Cipolletti. El trabajo consistía en la tala de árboles durante diez días. Por este trabajo, la empresa les abonaba a los trabajadores la suma de 10 mil pesos y en negro.  Luego los 18 trabajadores chaqueños fueron trasladados a Cipolletti, en plena cuarentena, en el remolque térmico de un camión de Vía Cargo, para evitar una inspección fiscal en la estancia Cabaña Curaco, que ha sido denunciada en varias ocasiones por las condiciones laborales de extrema precariedad en la que contratan, trasladan y trabajan los trabajadores chaqueños. Además, el traslado de trabajadores rurales en camiones está prohibido, según dicta el artículo 31 de la Ley 26.727.¿Normas de seguridad y protección en el marco de la pandemia? Ninguna.

Como se ve, la empresa infringe toda normativa y se aprovecha de las necesidades de los trabajadores para hacer con ellos lo que quiere. El intendente de Cipolletti, Claudio Di Tella, aún no se ha manifestado al respecto. Tampoco lo ha hecho ni Arabela ni Alberto Fernández. La complicidad del gobierno provincial con la familia Trappa, propietaria de Vía Bariloche, es innegable y tiene larga data en la provincia. Este año, por ejemplo, la empresa logró que se extendiera, sin licitación, la explotación del Cerro Catedral, en Bariloche, hasta el 2056. Y para peor, el gobierno continúa comprando leña para el Plan Calor a la estancia Cabaña Curaco. Esta situación muestra la política de corrupción del partido de Weretilneck, Juntos Somos Río Negro, en la cual los intendentes Gennuso y Di Tella integran.  

Como vemos, el Plan Calor resulta rotundamente insuficiente para solucionar las demandas de la clase obrera. Esta situación se agravó con la pandemia. El gobierno, por su parte, no está interesado en resolver esta situación. Pretende, con migajas, patear la situación hasta donde llegue. Lo único que garantiza, es el bolsillo de los patrones implicados. La responsabilidad también recae en la mandataria provincial y en Alberto Fernández, porque frente a la parálisis del turismo, la principal actividad económica de la zona, no tienen en carpeta una política real ni intenciones de ayudar a las familias obreras. La gobernadora Arabela Carreras, asignó al programa un miserable monto de 1,5 millones de pesos. Claramente no está interesada en asistir a las familias de este recurso tan necesario. El gobierno nacional, por su parte, brilla por su ausencia y se desentiende del asunto. Todos, municipio, provincia y nación, son parte de esta política criminal. 

La clase obrera no puede esperar nada de los gobiernos burgueses. Todos los años asistimos a la misma situación: desabastecimiento de leña y garrafas en el momento en que es fundamental su aprovisionamiento. Ahora la situación también se agravó por el crudo invierno que estamos viviendo. Desde el municipio tampoco están dispuestos a solucionar este problema de raíz, invirtiendo para la red de gas natural para todos los barrios que lo necesitan. Claramente no les importa. 

Tenemos que luchar por un plan de obras públicas que garantice la provisión de gas y de todos los servicios al conjunto de los trabajadores, empezando por quienes habitan el Alto. Este plan debe resolver además la enorme desocupación de la región: deben ser empleados todos los desocupados, bajo convenio colectivo de trabajo, en blanco y con todas las condiciones de salubridad, higiene y protección necesarias. Debemos tomar el asunto en nuestras manos porque es nuestra vida la que está en juego.

Razón y Revolución Rio Negro

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