La paritaria láctea finalmente tendría un desenlace. La conducción nacional de Atilra arregló con Apymel y Cil una suma que en total fue presentada como de un 25,6% -que se terminaría de cobrar en diciembre y se sumaría al básico en enero-, sumado a un bono de 12 mil pesos no remunerativo a pagar por única vez en cuatro tramos en 2020. Atilra, por su parte, arregló un aporte de 12 mil pesos por cada trabajador a pagar en seis cuotas, la última en abril.
La paritaria se enmarca en una agenda de discusiones salariales que no superan el techo del 30%. Pero eso no exculpa a Atilra. Al contrario. Hay que ser claros: el aumento no va a alcanzar y va a marcar -otra vez- una baja salarial. Recordemos además que el trabajador lácteo viene de un congelamiento salarial en 2017 y una paritaria a la baja en 2018. Recién el año pasado pudo empatar a la inflación. Pero vamos a los números de este 2020.
¿Qué se arregló?
Primero, hay que decir que el acuerdo no tiene retroactivos. El último aumento data de enero. Eso significa que para casi todo el primer semestre, el aumento es 0. Ni siquiera hay un retroactivo desde abril, cuando se abonaba el último tramo de un bono a pagar por única vez, arreglado en 2019. Como fue señalado en un comunicado previo de Atilra, las patronales lácteas prometieron “compensar” esta situación con otro bono no remunerativo, no con un aumento sobre el básico. Y cumplieron. Pese a que el gremio había advertido que no había recomposición en esta propuesta, es evidente que lo terminaron aceptando.
Segundo, la suma del 25,6% no alcanza en absoluto. La totalidad del aumento se compone de varios tramos -que incluyen no remunerativos- y la totalidad recién pasa el básico en enero de 2021. Eso significa que, en el mejor de los casos, en diciembre vamos a tener un 25,6 contra un 32% de inflación (si medimos desde abril y tomamos las proyecciones anuales de las consultoras), o 40% (si contamos todo el 2020). En el medio, el salario corre siempre detrás de la inflación. Pero eso no es todo, porque para colmo, la siguiente negociación… ¡va a ser en marzo! El gremio no consiguió revisión y así habrá tres o cuatro meses de gracia para las patronales a la salida de la cuarentena, con un escenario de crisis agudizada.
Pero hay más. En julio se pagaría un 13,6% de aumento sobre el básico y adicionales remunerativos de abril. Pero, a tono con las negociaciones con el nuevo gobierno de los Fernández, el 12% restante se pagan en tramos entre agosto y diciembre con sumas fijas calculadas sobre el básico más bajo. Eso significará que la pirámide salarial se va a achatar, dado que el aumento impactará diferente en términos porcentuales en cada categoría. Así las categorías medias y altas van a tener en los hechos un aumento menor al que dice Atilra. Por ejemplo, en diciembre un trabajador Categoría C con un básico de $60326 y un adicional de $7 mil, percibirá un aumento total de 24,5%.
Además, este arreglo no contempla la realidad de los trabajadores de SanCor. Como era de esperar, SanCor no pudo finalmente entrar a la mesa paritaria para contrapesar a Apymel, como quería el gremio. De ese modo, si todo sigue como hasta ahora, a los trabajadores de SanCor que se encuentran activos les van a pasar a deber ¡tres aumentos anuales completos! Y ni hablemos de los suspendidos que perciben una suma irrisoria de $10 mil. Todo, como siempre, con la complicidad de Atilra.
Lo de siempre
Atilra podrá vender que su acuerdo es lo mejor que se puede conseguir. Podrá decir que en este contexto, las patronales no van a “ceder” más y que las otras paritarias están más o menos en la misma sintonía. Pero mienten. Mienten porque nunca impulsó de verdad un plan de lucha como para ambicionar con una paritaria acorde a nuestras necesidades. El síntoma más claro de esta política se encuentra en esta misma paritaria, en la que, luego de permitir las sanciones y los descuentos, ¡Ponce y compañía se comprometieron de forma bochornosa a devolver los días perdidos por las medidas de fuerza! No tienen verguenza.
A las medidas inocuas de Atilra (quite de colaboración en feriados y fines de semana, paros en fin de semana largo), se le sumaron los paros no preparados en ningún lado. Incluso son varias las fábricas en donde los compañeros ni se enteran de las medidas de lucha de Atilra. El gremio se la pasó vendiendo humo en los medios. Se la pasó advirtiendo que iban a medidas “más duras”. Hablaba de cortes de ruta, pronunciamientos en las seccionales, pero la realidad es que nadie fue convocado a discutir nada en ninguna asamblea. Todo se concentró entre la propia burocracia sindical. Los trabajadores vieron esta “lucha” desde la ventana.
Es momento de sacar conclusiones: no podemos seguir esperando un plan de lucha de un gremio que no se predispone a mover un dedo. Llamamos a la más amplia deliberación en todas las fábricas. Hay que exigir asambleas en todos lados para rechazar este acuerdo contra los trabajadores y poner en pie un verdadero plan de lucha por una verdadera recomposición salarial. Además, tenemos que imponer al sindicato un sinfín de reclamos que la conducción no toma: régimen de trabajo, protocolos sanitarios, la crisis en SanCor, entre otros. Es urgente poner en pie un activismo clasista, combativo e independiente en el gremio para marcar una verdadera perspectiva de lucha junto a los trabajadores.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
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