Finalmente, la Argentina tiene un nuevo gobierno. Después de tanto escuchar el “Hay 2019” kirchnerista, el “Sí se puede” macrista y la suplica de votos de la izquierda electoral, ya sabemos quien se va a encargar de dirigir el país: el peronismo kirchnerista. Esta vez, de la mano del Alberto. El triunfo les dejó un sabor un poco amargo, porque Macri logró una remontada importante con relación a las PASO, y se quedó con un 40% que lo mantiene en la carrera política. Pero, en definitiva, tras cuatro años, volvieron.
Hoy estamos en medio de la famosa “transición”. Macri no le va a regalar la profundización del ajuste a los Fernández. Justamente, como sigue en carrera política no se va a quemar. Intentando, entonces, mantener algunas medidas que lo alivien (por ejemplo, la quita del IVA a productos básicos). Obviamente, la economía no acompaña, y se ve obligado a dar luz verde a muchos aumentos. Alberto, que se la pasó en la campaña cuestionando al gobierno macrista por su poca “sensibilidad social”, cacarea contra esos aumentos, pero avisó que los va a “revisar”. Ya uno de sus asesores en energía advirtió que la nafta debería estar incluso más cara. El propio Alberto celebró las devaluaciones posPASO.
¿Qué va a hacer el próximo gobierno? La verdad es que no hay mucho misterio. Más allá de las promesas de campaña, el Frente de Todos fue muy sincero: “necesitamos un Pacto Social”. ¿Qué significa eso? La conciliación entre patrones y obreros. Yo te doy algo y vos me das algo a cambio. Todo el chiste está en lo que cede cada uno. Como el lector intuirá, el pato de la boda somos nosotros. Se congelan nuestros salarios, que vienen cuesta abajo ya desde hace 40 años. En el número pasado explicábamos en qué consistió el Pacto que realizó Perón en 1973-1975: represión abierta (Triple A) y una acelerada degradación de nuestras condiciones de vida (Rodrigazo). Eso es lo que se viene.
Como dijimos en varias oportunidades, el funcionamiento de la Argentina no tiene demasiado misterio. Estamos un capitalismo chico que, en la mayoría de las actividades económicas, es poco productivo. Todo el país se sostiene o bien con los dólares que entran vía exportación de productos agropecuarios en momentos donde los precios son altos (kirchnerismo), o bien con endeudamiento externo (macrismo). Cuando no hay posibilidad de echar mano a alguno de estos dos recursos, o cuando se muestran insuficientes, no queda otra que sincerar la situación. Y ahí viene la solución patronal: reducir los costos, es decir, ajustarnos a nosotros. Eso vienen haciendo los patrones y sus gobiernos hace décadas. A eso se disponen Alberto y Cristina.
La pregunta, es qué hacemos nosotros. Si aceptamos el Pacto, si le damos tiempo al nuevo gobierno, si, en definitiva, aceptamos una tregua, ya sabemos el resultado que nos espera. Una nueva vuelta de tuerca en la degradación de nuestra vida. Eso no lo podemos aceptar.
Ahora, si queremos enfrentar al Pacto y al gobierno, tenemos que tener claro con quien contamos. O con quién no. La burocracia que dirige nuestros gremios no es una aliada y de ella no podemos esperar nada. Al contrario, son el reaseguro de los planes de los patrones. Yasky, de la CTA, ya dijo que le parece razonable el congelamiento de salarios. Rodriguez, de los estatales nucleados en UPCN, declaró que no va a reclamar ningún bono a fin de año. Baradel, de la docencia bonaerense, carnereó por adelantado cualquier plan de lucha que decidiera para el año que viene, señalando que va a garantizar que las clases comiencen en marzo.
Contamos, entonces, solo con nuestras propias fuerzas. Hay que poner en pie un plan de lucha contra el Pacto Social, que sea el puntapié para pasar de la defensa al ataque. Para plantear una solución de fondo a todos nuestros problemas: el Socialismo. El primer paso es construir una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, que vote un programa y diseñe un plan de lucha. Alberto dijo hace unos días, llamando a abandonar las calles, que “si en algún momento hay un cortocircuito, esa chispa puede generar lo peor.” Tenemos que encender la mecha.
A encenderla!!!
Así es son lo mismo haciendo Política y CORRUPCIÓN.