La lucha es contra el ajuste

en Goyo Flores/Novedades

El gobierno de los Fernández ganó las elecciones con la promesa de poner fin al ajuste. Pronto quedó claro que eso no iba a suceder. El ajuste continuó, incluso antes de la pandemia, con los jubilados y con los estatales. La pandemia generó las condiciones para que el ajuste se profundizara y tuviera una justificación. Los gremios y las centrales sindicales se dedicaron a garantizar la paz social para que el ajuste pase. Así, las paritarias estatales fueron suspendidas sin que nadie alzara la voz. Peor les fue a los trabajadores de la salud a los que se les prometió un bono que no fue lo que se anunció y que no se cobró en todos los casos, sumado a la falta de elementos de protección personal. Se pedía que nos quedáramos en casa, pero lo único que se ofrecía a quienes no tenían un trabajo en blanco era una suma irrisoria que ni siquiera era mensual. A los ocupados en blanco se les recortó el salario un 25%, en el mejor de los casos. Mientras tanto la desocupación y la pobreza crecen a pasos agigantados. Y no es la pandemia. Porque la pandemia no evitó que se les diera a los acreedores todo lo que exigían, no impidió que el gobierno batallara en el Congreso por una reforma judicial inútil que costará millones, y no impidió que se destinaran nuevas partidas a equipar a las Fuerzas Armadas y a la Bonaerense.

El ajuste es el principal problema que tenemos los trabajadores. El gobierno tiene otro: evitar un levantamiento contra su política de ajuste. El kirchnerismo tiene a mano una serie de argumentos para reciclar el clásico “le hacen el juego a la derecha”, sumados a los que ya ensayó antes de la cuarentena. La idea de que hay que ser “solidarios” y aceptar el ajuste porque otros están peor se reforzó con la pandemia. Así, repartir miseria en el interior de la clase obrera sigue siendo la única “redistribución” que proponen. Las marchas organizadas por el Pro le dieron otro argumento al gobierno: el “anticuarentenismo”. Todo el que decida salir a la calle a protestar resulta ser un anticuarentena. Y ahora van a empezar a utilizar un nuevo argumento: golpistas. Las organizaciones kirchneristas de todo tipo usaron la protesta policial para agitar el fantasma del golpe, tesis que inauguró Duhalde. Pretenden imponer la idea de que hay un clima “destituyente”, y que cualquier reclamo contra el gobierno abona a él. Por lo tanto, no se trataría de la defensa del gobierno solamente, sino de la democracia. Bajo el pretexto de la defensa de la democracia se va a empezar a extorsionar a cualquiera que se quiera manifestar. Es obvia la jugada. El aumento salarial concedido a la policía puede generar un efecto contagio en los estatales y hay que evitarlo, sobre todo porque algunos sectores ya están movilizados: docentes y personal de salud en varios lados del país y los investigadores de Conicet.

La discusión, entonces, no pasa hoy por si la policía es o no destituyente, merece o no un aumento, etc. Ese problema corre el eje del verdadero problema de los trabajadores: el ajuste. Lo que tenemos que estar discutiendo es cómo lo enfrentamos. Cómo organizamos un movimiento independiente que salga a poner un freno al deterioro de nuestras condiciones de vida. Que toda la izquierda se haya sumado a los comunicados kirchneristas repudiando a la policía es una muestra de la desorientación a la que lleva el seguidismo al kircherismo. La Corriente clasista Goyo Flores de Razón y Revolución propuso a la multicolor de ATE una campaña por la reapertura de paritarias, frente a la cual no hemos obtenido respuestas. O sea, organizar al conjunto de los estatales no. Sumarse a la campaña k, sí. En el 2001 se pudo de pie una gran asamblea nacional de trabajadores ocupados y desocupados. Hoy, muchos de los que la protagonizaron no buscan retomar esa rica experiencia. El Plenario del Sindicalismo Combativo no es ni la sombra de aquella. Necesitamos poner en pie una verdadera organización, independiente, que retome las formas de organización y los métodos históricos del clasismo. Hay que mostrarles a los trabajadores que hay una tercera opción, por fuera de las que nos ofrece la burguesía. Si no, la crisis la va a terminar capitalizando el macrismo. No se puede aceptar el chantaje kirchnerista. Pongamos en pie una nueva ANT y organicemos la lucha contra el ajuste en todos lados.

Corriente clasista Goyo Flores – Razón y Revolución

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