La carrera por la flexibilidad a ambos lados de la grieta

en Goyo Flores/Novedades

En el marco de una campaña electoral penosa por donde se la mire, el único tema serio que se planteó, aunque sin mucha repercusión, fue el avance de la flexibilidad laboral. En medio de una campaña sin propuestas, las únicas que se escucharon a ambos lados de la grieta fue la voluntad de avanzar con la degradación de las condiciones de trabajo por distintas vías.

Hace unas semanas la cúpula de la CGT se reunió con Alberto Fernández. Por supuesto, en plena campaña electoral, perteneciendo ambas partes al FDT, se trató de una acción de apoyo al gobierno por parte de la central obrera. Lo hacen en un momento en que la mitad de los asalariados se encuentran por debajo de la línea de pobreza, más de un tercio trabaja en negro y la desocupación medida por el Indec (y por lo tanto subestimada) supera el 10%. A pesar de ello no solo dan un respaldo a los responsables de esta situación, sino que señalan la necesidad de avanzar en una reforma laboral, junto a una previsional. El propio Cavallieri, dirigente de Comercio, señaló que: “Hay que ser inteligentes y buscar soluciones. La reforma laboral será a través de los convenios, pero es necesario un replanteo general”. Con esto, el FDT retoma un punto fundamental de su agenda pre pandemia: la rediscusión de los convenios colectivos con el objetivo de “modernizarlos”. Es evidente que se trata de un eufemismo para referirse al avance de pautas flexibilizatorias, es decir un nuevo ataque a la clase obrera que pretenden realizar no solo por la vía de los convenios colectivos sino de la legislación laboral más general. Con ello, los dirigentes gremiales explicitan su compromiso con las necesidades de la burguesía de aumentar la explotación.

El PRO no se queda atrás en mostrar los servicios que le presta a la burguesía. Larreta salió a impulsar la eliminación de la indeminización y su partido presentó un proyecto de ley con esta iniciativa. No se trata de una novedad, sino del relanzamiento de una propuesta que el macrismo presentó en su proyecto de reforma laboral. La propuesta consiste en que mensualmente se realicen aportes y contribuciones patronales en concepto de un seguro de garantía de indemnizaciones, que iría a un fideicomiso administrado por Anses. Una vez que se produce el despido, el trabajador recibe mensualmente el monto de su último salario hasta que encuentre otro trabajo o pasen igual número de meses que años trabajados. Se trata de una modalidad similar a la que ya rige en la industria de la construcción y que el proyecto de reforma laboral de Macri pretendía extender al conjunto de las actividades.

El kirchnerismo salió a criticarlo, ocultando que durante sus gobiernos se mantuvo intacto el cálculo de indemnización menemista que reducía el monto final, que también se mantuvo el fondo de cese laboral en construcción, que hay más de un 30% el empleo en negro, lo que le impide a buena parte de los trabajadores acceder a una indemnización, y que durante sus mandatos las formas precarias de contratación, como el empleo eventual o el monotributo, crecieron de forma exponencial, por lo que el despido sin indemnización pasó a ser una realidad para una fracción importante de trabajadores.

La realidad es que la indemnización, junto con otros “costos laborales” como los aportes, viene reduciéndose hace décadas. Además, para la mitad de los asalariados, entre los no registrados y los contratados temporalmente o bajo formas fraudulentas, la indemnización directamente no existe. Los decretos que imponen la doble indemnización y la prohibición de despidos tienen poco efecto porque solo aplican para los despidos sin causa justificada, que es un porcentaje menor del total de los despidos. La mayor parte de los despidos tienen causa justificada o se realizan por finalización de contratos. Por tanto, no sorprende a nadie que los despidos no cesen y la desocupación crezca.

Detrás de las iniciativas a ambos lados de la grieta se encuentra la búsqueda de la burguesía por recomponer sus ganancias. Los términos “reforma laboral” o “flexibilización” son en realidad eufemismos para referirse a la degradación de las condiciones de trabajo. Es decir, un ataque a las conquistas de la clase obrera como vía para aumentar la explotación. Lo que los dos principales partidos burgueses nos proponen es seguir perdiendo. Se disputan la gestión del ajuste. Gane quien gane en estas elecciones, el capitalismo argentino nos depara una vida de mayores penurias. No vamos a conseguir revertir la situación con ninguno de ellos. Depende de nosotros. Necesitamos organizarnos para poner fin a este sistema y construir una sociedad sin explotadores ni explotados, el socialismo.

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