Hace ya casi dos décadas, la clase obrera argentina construyó una herramienta política, la Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados (ANT), que le permitió ponerse de pie y enfrentar el intento de la burguesía y sus gobernantes de hacernos pagar una de las últimas y más profundas crisis del capitalismo, la que tuviera lugar en el 2001. Esa iniciativa, aunque muy importante, no logró llegar a buen puerto. El proceso que se inició con el Argentinazo terminó en la recomposición de los capitalistas gracias a Néstor, Cristina y el “yuyo”.
Hoy, con una crisis mucho más profunda en puerta y con la degradación de nuestras condiciones de vida avanzando a pasos agigantados, la reconstrucción de la ANT, para imponer una salida obrera y socialista, está a la orden del día. Esa es la tarea del momento y eso es lo que está sucediendo.
Hace casi medio año atrás un puñado de organizaciones, que nuclean a trabajadores desocupados y ocupados, comenzamos a discutir un documento y una movilización en común. Partíamos de un balance común, a la vez que claro y sencillo: la crisis capitalista de este país alcanzó una profundidad inusitada, el gobierno de Alberto, como lo han hecho todos los gobiernos desde hace 200 años, busca descargarla sobre las espaldas de los trabajadores. Por tanto, la historia nos convoca a la acción, si es que somos consecuentes con lo que decimos ser, revolucionarios.
Ese balance común estuvo acompañado de un acuerdo en el curso que nuestra acción debía tomar. El ejemplo estaba en nuestra historia reciente. La clase obrera argentina ya parió una herramienta intervención en la crisis, con un espacio de deliberación capaz de delinear una salida obrera y socialista, y un comando unificado para imponerlo. De lo que se trata es de desempolvarla y reconstruirla: la ANT.
Crisis capitalista, ajuste del gobierno, Argentinazo, ANT, salida obrera y socialista. Ese era el núcleo del acuerdo que se plasmó en un documento con el que interpelamos a toda la izquierda y diferentes organizaciones sociales y políticas de lucha. En el medio de las deliberaciones, se alejaron organizaciones con el convencimiento de que las brevas aún no estaban maduras para la empresa que nos proponíamos y proponían “seguir discutiendo” entre cuatro paredes. También se acercaron otras que compartían nuestro diagnóstico. El resultado, un núcleo de organizaciones, más grandes más chicas, con peso en desocupados o sindical, decididas a poner un pie en la historia. Entre ellas, el Movimiento Teresa Rodríguez Histórico, Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, Razón y Revolución, Convergencia Socialista y Asambleas del Pueblo, entre otras.
Un reagrupamiento de revolucionarios que convinieron la necesidad de construir un organismo de poder que reagrupe a la clase obrera, que suelde la fractura entre ocupados y desocupados, que coordine las luchas económicas para darles un horizonte político en un organismo con vocación de poder, capaz de disputar el poder concentrado de la burguesía, para expropiarla y construir el socialismo. Ese organismo, esta ANT, está llamada a gobernar el país, para sacarlo de la barbarie en la que nos están hundiendo Alberto, Cristina y sus secuaces. La reconstruimos, entonces, para superarla. Para corregir nuestros errores y coronarnos con la victoria.
Es así que hoy, a casi dos décadas de su nacimiento, la ANT está nuevamente en marcha. Y tiene una agenda de trabajo planteada. El próximo 13 de marzo tendrán lugar más de 100 asambleas distritales a lo largo y ancho de todo el país. A ellas están invitados todos los sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados combativos, así como organizaciones estudiantiles, barriales, feministas y de lucha, junto a todos los activistas independientes que acuerdan en la necesidad de una salida obrera y socialista. Allí se van a formar comisiones (movimiento obrero ocupado y desocupado, juventud, mujer, salud y educación) para debatir un programa y un plan de lucha. Asimismo, se votaran delegados en todo el territorio nacional, para confluir en mayo en Capital Federal y dar lugar a la ANT. La invitación está hecha.
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