A lo largo del último mes, Jujuy vivió una verdadera rebelión obrera. Originalmente, la lucha comenzó como un conflicto docente, con la convocatoria al paro por parte del CEDEMS recuperado, a la que rápidamente se sumó ADEP y también SADOP, ambos gremios impulsados por sus bases en muchos casos autoconvocadas. Este proceso, derivó en que otros sectores obreros participen de la lucha, como trabajadores estatales, municipales, de la salud, y también sectores de desocupados. El apoyo obrero a la lucha se manifestó de otras formas, como los choferes de la UTA que llevaron a docentes a las protestas desoyendo la bajada de línea de Morales. Producto de esta amalgama de sectores, el conflicto rápidamente pasó de ser estrictamente salarial a ser político, exigiendo la derogación de la reforma constitucional, e incluso sobrevoló el planteo de «Fuera Morales».
El último fin de semana, en una votación de 240 votos contra 214, el CEDEMS resolvió aceptar la oferta del gobierno y levantar el paro de la docencia media y superior. No compartimos la decisión de la asamblea, de la que muchos docentes dispuestos a continuar el conflicto no pudieron participar. Por otra parte, ATE, que aún se mantiene en conflicto, comenzó a discutir la aceptación de la propuesta, mientras que ADEP (el gremio de los docentes primarios), impulsado por sus bases, mantiene todavía la medida. A pesar de que se haya levantado el paro del CEDEMS, se calcula que solo el 15% de los docentes volvieron a las aulas. Esto se condice con las medidas de lucha que aún se mantienen en diferentes partes de la provincia, como los cortes de ruta. No falta tampoco la represión, como sucedió el martes en Perico. ¿Qué nos dice todo esto? Que hay aún una voluntad de la clase obrera de seguir peleando, mientras Morales intenta descomprimir el conflicto negociando. Con Morales reculando y los trabajadores aún en la calle, podemos arrancarle al gobernador mucho más de lo que está dando, pero ante todo, estamos en condiciones de poner en pie una organización que trascienda lo sindical y comience a discutir qué provincia queremos los trabajadores.
Por eso, nos parece que es importante que se convoque a una nueva asamblea del CEDEMS para discutir el retorno a las medidas de fuerza, sobre todo, teniendo en cuenta que debido a los cortes de ruta muchos compañeros y compañeras no pudieron participar de la asamblea del sábado. El retorno del CEDEMS a la lucha es fundamental, por el rol de vanguardia que tuvo a lo largo de todo este proceso y por ser la expresión de una lista combativa que recuperó el gremio hace pocos meses.
La potencia del conflicto en Jujuy está en su composición. Como señalamos, el núcleo de la pelea fueron los trabajadores estatales y los desocupados. Es decir, una alianza similar a la del Argentinazo en el 2001. También, aunque tibiamente, el horizonte superó lo estrictamente económico. Decimos » tibiamente» porque el reclamo fue solo por la derogación de la reforma constitucional, o sea, solo pudo impugnar una medida del régimen, pero no al conjunto de la política burguesa y mucho menos proponer la discusión de una salida propia de la clase obrera. Así y todo, en una provincia donde Morales renovó su mandato recientemente y fue ungido como candidato a vice de Larreta, es un gran paso adelante para la clase obrera jujeña.
Las imágenes de Jujuy, muy pronto las veremos a nivel nacional. Desde Cristina hasta Milei, pasando por Massa y Larreta, todos acuerdan en la necesidad de llevar adelante un brutal ajuste. La primera línea de ese ajuste serán los desocupados y los trabajadores estatales. Obviamente, esto requiere de una buena dosis de represión. De ahí la reforma de la Constitución de Morales que busca limitar el derecho a protestar. No es cierto, como dice el kirchnerismo, que Jujuy es el tubo de ensayo del macrismo/larretismo/bullrichismo. En otras provincias como Salta, donde gobierna Sáenz (aliado de Massa) se votó una reforma similar. En Tierra del Fuego, Melella con un armado transversal del radicalismo, el peronismo, y el kirchnerismo, se apresta a realizar una reforma de la Constitución en el mismo sentido. Por eso, en Jujuy, el peronismo votó la reforma, y ni Alberto, que maneja el PJ nacional, ni Cristina, que controla el PJ bonaerense, se pronunciaron hasta tanto la votación se llevó a cabo. Como siempre, como con Macri, el peronismo y el kirchnerismo ladran afuera pero acompañan el ajuste en el Parlamento.
Necesitamos y podemos continuar la lucha. Los resultados electorales vienen marcando el claro descontento con los gobiernos del régimen burgués, con altísimos niveles de voto en blanco y abstención. En provincias como Jujuy o Salta, se dio un paso más, organizando alianzas de la clase obrera y apelando a la acción directa. Debemos profundizar el camino, continuando la lucha, pero también avanzando en la organización de un gran Congreso de Trabajadores Ocupados y Desocupados de la Provincia, para poder discutir, no solo cómo enfrentamos la avanzada represiva o conquistamos mejoras salariales, sino también qué provincia queremos.
Razón y Revolución – Vía Socialista