Guernica. La lucha por lo elemental

en La Hoja Socialista 20/Novedades

En las últimas décadas, para los trabajadores ocupados o desocupados es cada vez más difícil acceder a una vivienda. La desocupación y los bajos salarios hacen difícil incluso alquilar una pieza. Ni hablar de ahorrar o sacar un crédito, algo que los gobiernos prometen de la boca para afuera, pero saben que es imposible casi para cualquiera de nosotros.

Pero no nos dejemos engañar, esto no empezó en marzo. El actual aislamiento por la pandemia llevó a que este problema, que ya existía, se agrave. Para unos, porque trabajamos haciendo changas o en negro, lo que hizo más fácil a los patrones dejarnos sin trabajo. De ahí a quedarnos en la calle hay un paso, porque los alquileres se hacen impagables, por más miserable que sea el lugar donde vivimos. Para otros, porque ya estaban desocupados, viviendo de prestado o directamente en la calle.

El problema de la vivienda no pasa simplemente por un Estado que no se preocupa por cientos de miles de familias trabajadoras que pasan la noche en la calle o viven hacinados. El problema del acceso a la vivienda es el de la desocupación, la falta de trabajo y los salarios miserables. Por eso, la toma de Guernica es una muestra de un problema general. Escenarios similares se encuentran a lo largo y ancho del país. El hilo conductor de cada uno de ellos es el empobrecimiento creciente de los laburantes que padecen la desocupación y la miseria, que crecen con cada gobierno.

Pero esto es solo el principio del asunto. No se trata simplemente del problema de la vivienda. La cuestión central es que en nuestro país la clase que nos gobierna, la burguesía, y los gobiernos que la representan (sean peronistas, kirchneristas, macristas o radicales) ya no pueden garantizar la vida de la población trabajadora, sea ocupada o desocupada. El problema es que el capitalismo nos condena a vivir para trabajar, y encima vivir mal, en vez de trabajar para poder disfrutar de la vida.

Por eso, la salida que debemos exigir tiene que dar una solución colectiva, que responda a nuestros intereses como trabajadores. Sin caer en las mezquindades y promesas con las que los gobiernos nos acorralan para cerrar los reclamos y hacer propaganda para su tropa. Cómo nos organizamos y qué reclamamos como solución va a marcar el camino de muchos otros en nuestras mismas condiciones. No necesitamos promesas ni compromisos, necesitamos un terreno, viviendas en buenas condiciones y servicios públicos. Nada más elemental que eso.

Frente al intento de desalojo de la toma de Guernica, exigimos la implementación inmediata de un plan de construcción de viviendas para las familias obreras desocupadas. El Estado debe garantizar un techo en las condiciones correspondientes para aquellos que no tienen donde vivir, así como garantizar el trabajo. En la provincia de Buenos Aires y en todo el país sobran terrenos, pero la vivienda y el trabajo faltan. Por lo tanto, es una oportunidad de dar trabajo estable, registrado y con todos los derechos laborales a los actuales desocupados para construir casas para quienes no tienen, acercar servicios y atender todo tipo de necesidades.

Los desocupados no podemos seguir siendo utilizados por cada gobierno como masa de maniobra para sus propios intereses. Tenemos que tomar este y otros problemas que nos afectan en nuestras manos. Somos nosotros quienes tenemos que tomar las riendas del asunto.

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