Entrevista a Eduardo Sartelli sobre el futura de la economía argentina en el periódico de Tucumán. (23/09/2007)

en Prensa-escrita

Eduardo Sartelli en Diario TucumánHéctor Colombres.

De nuestra redacción.

Eduardo Sartelli es director General del Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (CEICS) y docente e investigador de la Universidades de Buenos Aires y de La Plata. Se especializa en la historia agraria de la Argentina del Siglo XX, incursionando también en la historia de la clase obrera argentina, en especial de comienzos del siglo XX. Sartelli fue uno de los más de 1.300 expositores en las XI Jornadas Interescuelas de Historia.

¿Cuál es la situación de la clase obrera?

El conjunto de la clase obrera argentina está viviendo una situación contradictoria. Parece haber usufructuado algo de la actividad que realizó a partir de la crisis de 2001. La caída de De La Rua llevó a la devaluación; la devaluación ocasionó un incremento de la actividad económica, y ese incremento de la actividad económica resultó, para la clase obrera, en un incremento de la ocupación. Eso aparecería como una especie de logró de la clase.

Por otro lado, y contradictoriamente, la clase obrera argentina cambió salarios por ocupación, porque la misma devaluación que generó las condiciones para la aparición de una masa de obreros ocupados más grande, provocó una caída bastante fuerte de las condiciones de existencia, según sea la fracción de la clase en cuestión.

Eso se ve, en particular, cuando hablamos de los obreros estatales, de los maestros, o hablamos de los trabajadores de la economía privada en negro. Los obreros estatales, los maestros, han perdido más del 50% de su capacidad adquisitiva, en relación al 2001, cuando ya estaba seriamente afectada la capacidad adquisitiva.

¿Cómo actuaron los convenios colectivos en la lucha?

No hay que olvidarse que en toda la década del ´90, los convenios colectivos eran mala palabra. Una conquista de la clase obrera es la reapertura de la discusión salarial. Menem se jactaba del congelamiento salarial, a los jubilados los tuvo 14 años sin aumento. Una de las conquistas del 2001 es la reapertura de la discusión salarial. Esa discusión salarial fue, para algunos sectores de la clase obrera ocupada, particularmente importante, en la medida que permitió mantener niveles mínimos de vida. Pero también los convenios se han constituido en un cepo, en relación a la inflación real. Porque los convenios pactan según los sindicatos, y pactaron según la orden del gobierno, que permitía un aumento del orden del 16,5%. De alguna manera, y gracias a arreglos particulares, se obtuvieron aumentos que en algunos casos llegaron al 22 o 23%. Pero también han servido como freno a la lucha. En ese sentido, por ejemplo los obreros de Metrovías, o de los docentes, han visto que el convenio sirvió para frenar una discusión mayor, más que para como instrumento de mejora. En general, más allá de si los convenios consiguieron más del 16 o menos del 16% de aumento, se nota como buena parte de la burocracia sindical se ha plegado completamente al gobierno, por empezar, porque aceptó la pauta salarial que el gobierno dijo. Por otro lado, la inflación se acelera de tal manera que incluso los convenios relativamente favorables quedan atrasados. Cuando uno ve las cifras de inflación, no hay convenio que haya resistido en los últimos dos o tres meses, en los cuales la cifra de la canasta básica, sólo en el mes pasado, en Mendoza por ejemplo, era del 4%, que es un dato relativamente certero de inflación. Según el lugar, la canasta real aumenta mucho más de lo que el gobierno dice. Y eso es lo que ha llevado a los sindicatos a tener que reveer su relación con el gobierno. Y no ya a los sindicatos más combativos, o las comisiones internas, de izquierda, sino incluso a las propias burocracias sindicales. La raíz de los cortos circuitos entre Moyano y Cristina está ahí.

¿Por qué está tan dispersa la representación de los obreros?

Primero, hay una heterogeneidad fuerte de la clase obrera. Hay muchas situaciones distintas en la clase obrera. Están los obreros desocupados, los obreros desocupados con planes asistenciales, los obreros ocupados en el sector estatal, quienes tienen una dinámica salarial muy diferente. Los sectores obreros ocupados en la economía privada menos dinámica que son los que tienen más problemas a la hora de las reivindicaciones salariales, y están los obreros de las industrias más dinámicas. Después hay obreros que sufren la desocupación con particular energía, porque están más expuestos a la competencia de otros obreros, en ciertos ramos, como la construcción, o textiles. Y hay obreros más protegidos, paradójicamente, los propios obreros estatales. Entonces el punto central de la explotación de la clase obrera hoy, es un cierto grado de dispersión de las nomenclaturas, y de las instituciones del movimiento obrero. Pero hay, una tendencia hacia la unificación, por abajo, de la acción. Es decir, prácticamente, todos los obreros, de casi todas las ramas, están interviniendo con mayor o menor energía, en la puja salarial. Más allá de lo que haya firmado su sindicato, y muchas veces en contra de sus propios sindicatos. Hay un proceso por abajo, de recomposición de las comisiones internas de izquierda, y sectores anti burocráticos, que es muy importante, y que atraviesa todos los sindicatos. Y que probablemente, el año que viene se haga más agudo. Se viene el recorte del gasto público, los arreglos con las entidades financieras internacionales. Una serie de compromisos que hay que cumplir, que ya están planteadas incluso el proyecto de presupuesto que mandaron al congreso. También está planteado el tema de las tarifas, que es un problema que va a relanzar necesariamente el problema de la inflación, aún más agudamente que lo vivimos ahora. Porque esta inflación que tenemos, muy alta en términos internacionales. La inflación de Argentina está entre las más altas del mundo.

¿Cuál es la real inflación de Argentina?

Hay una inflación que está reprimida, que es la inflación que se va a producir vía las tarifas de servicios públicos. Hay una inflación que está ignorada, que es la que existe en la góndola, pero que el gobierno no mide. Hay una inflación que está latente, que es la inflación que sobreviene, cada vez que se quiere hacer subir el dólar. Hay una inflación que está encubierta bajo la forma de subsidios. Que no suben porque hay subsidios. El verdadero nivel de la inflación en la Argentina, no lo sabe nadie. Si se midiera la inflación de forma adecuada, o como lo hacía el INDEC antes de Kirchner, todo el mundo calcula que esa inflación sería por lo menos el doble. Ya estaríamos por arriba del 15%. Cuánta sería la inflación sino hubiera subsidios. Cuánta sería si se acomodaran las tarifas. La inflación en el país tiene un horizonte difícil de calcular, pero que todo el mundo imagina como un horizonte verdaderamente preocupante. Y eso es lo que va a impactar sobre la dinámica del movimiento obrero. De un movimiento obrero que ha conquistado en general, cierta capacidad para actuar, cierta superación de la relativa pasividad de la clase obrera ocupada en los años ´90.

¿Cuántos programas económicos se pueden identificar en el escenario político?

Cuántas variantes de acción sobre la realidad argentina. Hay una sola que es la del presidente Kirchner. Esa es la razón de que la oposición burguesa esté tan fracturada. Eso explica la incapacidad que muestre la oposición burguesa frente al gobierno. El gobierno tiene un programa concreto, que se expresa en la defensa del mercado interno, por la vía del dólar alto. La oposición, frente a eso, no tiene otra cosa. A lo sumo, discute el valor del dólar. Pero en realidad, ellos discuten, básicamente, el mismo programa. Cómo podemos compatibilizar cierta actividad económica, compatibilizar cierto nivel de inflación, con cierto nivel de dólar. Las demás discusiones son discusiones menores. Discusiones éticas, sobre sistema político. Pero programa político económico hay uno solo. En la época de la convertibilidad pasaba lo mismo. Este programa tiene sus límites, porque cuando más alto esté el dólar, más alta será la inflación, y tarde o temprano el proceso de acumulación se estrangula solo. O es el mismo, o es un programa inaplicable. No se puede subir más el dólar sin incrementar una disparada fabulosa de los precios. Al mismo tiempo, la propia inflación se come la ventaja de la devaluación. La única conclusión a la que podemos llegar, es que tarde o temprano tenés que ir a un ajuste al estilo clásico. Es decir, aumento de la tasa de explotación de la tasa obrera fabulosa, que se va a expresar primero que nada en negociaciones colectivas muy peleadas. En una restricción salarial, aún mayor, y un recorte de gastos a los subsidios al consumo popular, y sobre todo a los subsidios ya las jubilaciones, los planes trabajar, etcétera. El plan que queda, es el que va en contra de cualquier posibilidad de paz social en los años que vienen. Y los otros programas alternativos, son inaplicables, no tienen ninguna posibilidad real. Ahora, si vamos fuera del oficialismo y la oposición burguesa, ahí hay otra discusión.

Pero fuera de ese espectro las alternativas que existen también son inaplicables, ¿a menos que se produzca algo parecido a la revolución rusa?

El primer punto es si hay otros programas. Después vemos si son aplicables. Hay dos programas, un programa que se basa en la expansión del mercado interno, por la vía de aumentos salariales. Ese plan lo representan CTA y Lozano y está ligado a la reducción del Iva al consumo popular, aumento de impuestos a los ricos, disminución de impuestos a los asalariados, y sobre todo apoyo a los sectores Pymes, que se supone son los mayores tomadores de mano de obra. Y a partir de ahí, ya tenemos algo más fácil de identificar como ideología, que es lo que uno llama la izquierda revolucionaria.

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