Por Lautaro Vicario – Corriente Estudiantil Bandera Roja
Desde mediados del año pasado, graduados de distintas facultades de la UBA se están organizando en torno al reclamo por los títulos. En el caso de la Facultad de Filosofía y Letras, graduados agrupados e independientes han tomado la decisión de conformar el grupo “Graduados sin título”. En dicha facultad, el trámite de expedición de los títulos demora, en promedio, alrededor de dos años hasta ser entregado en mano, impidiendo a los graduados el poder trabajar de aquello que estudiaron y continuar formándose. A causa de la pandemia esta situación se ha visto agravada, extendiendo aún más los plazos. En la siguiente entrevista, nuestra compañera María del Rosario Toro Tesini, quien encabeza el reclamo, nos comenta sobre la desastrosa situación que gran cantidad de graduados transitan en la actualidad.
-¿Podrías comentarnos un poco cuál es la situación con tu título?
María del Rosario: Bueno, yo me recibí de la carrera de Historia en agosto de 2019 e inmediatamente presenté los papeles correspondientes, de forma presencial, para tramitar mi título de grado. Aún hoy sigo esperando que me lo entreguen. Las demoras en las entregas de los diplomas no son algo nuevo en nuestra Facultad. Es un problema que se viene arrastrando desde hace años y que la gestión nunca se ocupó en resolver. Plazos que se vieron afectados, aún más, por la pandemia y las medidas de prevención frente al COVID-19.
-¿Cómo surge la idea de agruparse en torno al reclamo de títulos?
MR: Desde nuestra agrupación somos conscientes de las dificultades que les genera a los graduados no tener su título. Por ello, desde Graduados RyR surgió la idea de organizarse y realizar convocatorias abiertas para conformar lo que hemos denominado “Graduados Sin Título”. Desde entonces, graduados de las distintas carreras de la Facultad se fueron sumando al grupo para llevar adelante un reclamo colectivo y poner en común la situación de cada uno, a raíz de la desinformación que teníamos sobre nuestros trámites. A las demoras históricas en las entregas de los diplomas, se sumó la falta de claridad en los pasos a seguir para iniciar la solicitud del título (para los estudiantes que recién se graduaban) que debe entregar Filosofía y Letras.
-¿De qué manera se manejó la Facultad una vez comenzada la pandemia?
MR: Hasta mediados de agosto, ante las consultas de quienes iniciaban el trámite, el Departamento de Títulos contestaba que el trámite podía iniciarse de forma online pero condicional. Esto último implicaba que, como la Facultad se encuentra cerrada, una vez que se retomen las actividades con normalidad, los graduados tendrían que presentar los papeles en forma física. Incluso, se les enviaba un número de cuenta bancaria de la Universidad de Buenos Aires en la que debían depositar o transferir el importe correspondiente al pago del trámite. Sin embargo, en los primeros días de septiembre esta instancia fue dada de baja por una resolución del Rectorado que reestructuró la solicitud de trámite del título al digitalizarse.
-¿La digitalización permite agilizar el trámite? ¿En qué situación quedaron quienes lo iniciaron con anterioridad a dicha resolución?
MR: En realidad, no lo sabemos. Todo parece indicar que no. El 9 de septiembre, el Consejo Superior aprobó la emisión de títulos de forma online. Sin embargo, en la resolución emitida no se hace mención a los plazos en los que tendría que hacerlo. Según nos comentaron, con la nueva modalidad se espera que se acorten casi 2 meses los tiempos, al reemplazar el expediente papel por el expediente electrónico, lo que agilizaría las tareas de control y expedición. Esta reducción de los plazos, claramente, es insuficiente para la demora que tienen los graduados de FFyL. En otras facultades de la UBA el trámite dura, aproximadamente, 6 meses. En FFyL tiene un promedio de 2 años. Plazos que con la pandemia obviamente se extendieron aún más.
En el medio de toda esta situación, los graduados recibían respuestas contradictorias en los e- mails (cuando les contestaban) de parte de las distintas oficinas o secciones que atraviesa el título en su recorrido. Además, nos encontramos con muchas irregularidades. Por ejemplo, en el sector de monitoreo que permite visualizar las distintas etapas del recorrido del diploma podíamos ver cómo un mismo título ingresaba en la misma sección varias veces y en distintas fechas. Para ese entonces se comenzaron a entregar algunos de los títulos que ya se encontraban finalizados con anterioridad al ASPO. Pero los graduados como yo, que habíamos iniciado el trámite de forma presencial, no sabíamos que iba a pasar.
-¿Desde la Facultad no les explicaron en qué situación quedaban quienes lo iniciaron con anterioridad al proceso de digitalización?
MR: Recién a principios de diciembre desde Secretaría Académica de FFyL se comunicaron con nosotros (después de varios reclamos) y accedieron a tener una reunión. En ella nos explicaron que Rectorado había devuelto a la Facultad muchos de los títulos de los graduados, que habíamos iniciamos el trámite de forma presencial, para que iniciaran nuevamente el recorrido y se expidieran en formato digital. Lo que significa haber perdido, en muchos casos, un año y medio para nada. Mi título que se encontraba avanzado volvió de nuevo a foja cero.
-¿Qué problemáticas les acarrea esta situación?
MR: A los graduados que no tenemos el título en mano se nos dificulta enormemente tener una salida laboral y seguir formándonos como profesionales. No podemos inscribirnos en los listados oficiales de docencia ni acceder a becas de estudio. No nos es factible tramitar homologaciones. La mayoría de las veces, las instituciones privadas no nos admiten como profesionales sin el título en mano y en algunas universidades no nos podemos presentar a concurso. Es necesario destacar que la inmensa mayoría de los graduados tienen inserción en docencia. A estas demoras que te estoy comendando, y después de un promedio de siete años de carrera, hay que sumarle, además, las demoras propias por requisitos burocráticos en la inscripción a docencia. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, los listados no se actualizan automáticamente todos los años. De esta forma, un graduado que recibió su título luego de dos años de espera debe aguardar, en algunos casos, otros dos años más hasta que en los actos públicos se utilice el listado del año en que se inscribió. No hace falta hacer el cálculo para entender que esta situación es insostenible.
-¿Qué acciones llevaron adelante desde “Graduados sin títulos”?
MR: Llevamos a cabo varios reclamos: enviamos cartas a las autoridades de la Facultad, nuestro compañero Damián Bil expuso el problema ante la Junta de Historia, presentamos un pronto despacho colectivo, nos pusimos en contacto con graduados de distintas Facultades (Sociales, Psicología y Medicina) y concentramos en varias oportunidades en Rectorado junto a ellos, además de llevar adelantes acciones para visibilizar el problema en las redes y medios de comunicación.
-¿Han recibido apoyo de organizaciones estudiantiles o centros de estudiantes?
MR: Bueno, sería lo esperable ya que este problema el día de mañana los va a afectar también al momento de recibirse. Pese a ello, ninguna de las agrupaciones de la izquierda tradicional (FITU, PO Tendencia o Nuevo MAS) se hicieron eco del reclamo a lo largo del año pasado. Tampoco lo hizo el peronismo (El Colectivo) que en la actualidad se encuentra al frente del Centro de Estudiantes. No solo no acompañaron, ni siquiera se ofrecieron a brindarnos algún tipo de ayuda ni se pronunciaron al respecto. La única agrupación que estuvo difundiendo el problema, denunciando la situación desde un primer momento y acompañándonos en las movilizaciones fue Bandera Roja.
-Antes decías que este no es un problema que haya surgido como consecuencia de la pandemia sino que es histórico. ¿Cómo se explica que en todos estos años no se haya podido revertir esta situación?
MR: Evidentemente a la gestión de la Facultad es un problema que no le interesa resolver. Se patean la pelota con Rectorado y, en el medio, no nos ofrecen ninguna solución. Para peor, la posición de los graduados es conflictiva ya que, si bien dejamos de ser estudiantes, tampoco se nos considera graduados. De esta forma, quedamos en un limbo en el que ni desde el centro de estudiantes ni desde el claustro de graduados se hacen eco de este reclamo.
La realidad es que, en la UBA, el claustro de graduados se encuentra conformado casi exclusivamente por docentes que trabajan en la universidad. Esto se debe, entre otras cosas, a que el claustro de profesores representa únicamente a los titulares de cátedra y no a los auxiliares o JTP. Es por eso que, el grueso de las propuestas del claustro de graduados suelen estar dirigidas a aquellos que trabajan como docentes en la Facultad. Al grueso de las agrupaciones no les interesa elaborar una política para los graduados puros, aquellos que una vez recibidos se dedican a la investigación o la docencia por fuera de Filosofía y Letras. Además, quienes trabajan en la Facultad son aquellos que más se involucran políticamente. El graduado puro, al perder ese nexo y no sentirse representado por las propuestas, es raro que se acerque a votar en las elecciones. Entendemos que es necesario exigir a la gestión que, de una vez por todas, se dé respuesta a los graduados. No podemos esperar cuatro años, una vez recibidos, para poder trabajar. Es una situación insostenible, sobre todo teniendo en cuenta el contexto actual de crisis.
No puede ser que una vez recibidos los graduados debamos buscar soluciones por nuestra cuenta, cayendo muchas veces en la salida que ofrece la vía legal. Entendemos que la salida debe ser colectiva y que hay que luchar para poner fin de una vez por todas a este problema. Necesitamos un claustro que represente los intereses de todos los graduados, con propuestas concretas que tengan en cuenta a los graduados puros. No podemos esperar más, necesitamos trabajar. Tenemos derecho a tener nuestro título después de tanto esfuerzo.