«El patrón nos dijo: ‘el delegado voy a ser yo'». Entrevista a trabajadores de Clantex – Julia Egan

en El Aromo nº 72

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Julia Egan

TES-CEICS

Recientemente los trabajadores de Clantex, una empresa de confección de indumentaria, tuvieron que realizar nueva medida de fuerza para reclamar por algo tan elemental como el pago del salario y condiciones dignas de trabajo. Si usted pensaba que en la rama de la confección sólo la pasan mal los trabajadores de los talleres clandestinos, preste atención a esta entrevista.

El Aromo se entrevistó con un grupo de 20 trabajadores de Clantex S.A., una empresa que se dedica a la producción de ropa interior. Los obreros denuncian que regularmente sufren manejos indebidos en el cobro de su salario, atrasos en el pago de los mismos y condiciones de trabajo que ponen en peligro su salud. Hace menos de un mes, realizaron un paro en reclamo del pago adeudado de las últimas dos quincenas y el último aguinaldo. A esto se suma la ausencia de apoyo del sindicato, que sólo responde ante las medidas de fuerza que surgen de los propios trabajadores. Para proteger su identidad, reproducimos la entrevista omitiendo sus nombres reales.

Compañeros, ¿pueden contarnos cuál es el origen de su problema?

Trabajador 1: La empresa funciona hace más o menos 11 años. Tres años atrás era CAYNA S.A., pero como tenía muchas deudas y conflictos, pasó a otra firma que ahora es Clantex. Hasta principios de enero, éramos alrededor de 100 personas, pero por todas las cosas que venimos haciendo el patrón decidió tomar medidas, por lo cual echaron a 12 personas, más otras que llegaron a un acuerdo y se fueron. Actualmente somos alrededor de 70 personas.

¿Qué es lo que se produce en la empresa?

Trabajador 2: Son prendas femeninas, se hacen corpiños, bombachas y también boxers, de la marca Ímpetu.

¿Se produce tercerizado para otras empresas?

Trabajador 2: Exactamente, cinco marcas, Coto, Carrefour, Anónima, Jumbo, Martina di Trento.

¿Saben cuál es la producción aproximada de la empresa?

Trabajador 3: Salen 6.000 piezas por día, entre corpiños y bombachas. De las empresas que se dedican a producir ropa interior, es la que más produce. En comparación con Maidenform, Anagram, que llegarán a 3.000, 3.600. Éstas están en shoppings, en todos lados. En cambio Ímpetu es una segunda marca y, sin embargo, salen todos los días camiones y camiones.

Hasta el momento en que ustedes empezaron con esta lucha para que le reconozcan sus derechos, ¿cómo eran las condiciones de trabajo en la empresa?

Trabajador 2: Las condiciones eran pésimas. Nunca nos pagaban en fecha el aguinaldo. Nos lo pagaron después de medio año. Nos pagaban las vacaciones en cuotas, lo mismo todos los años. Es más, hubo un caso de una compañera que se quedó en la calle porque no pudo pagar el alquiler. Se tuvo que ir del trabajo para ir a buscar sus cosas porque las habían sacado a la calle, teniendo dos nenes.

¿El pago es mensualizado, quincenal, a destajo…?

Trabajador 2: El pago es por quincena. Pero nos pagaban en tres veces, era un desastre. En todo sentido era un desastre, porque tampoco teníamos ropa de trabajo, hasta ahora no tenemos herramientas de trabajo o un comedor. Pedimos otras cosas que tampoco cumplieron, como el antideslizante en la escalera, pero de a poquito estamos haciendo las cosas. El problema más que nada es el edificio. El techo gotea mucho en las máquinas, el baño es un desastre, no tiene muchas condiciones para que estén nuestros compañeros ahí adentro. En tiempos de verano, el agua falta.

¿Tienen calefacción para el invierno, ventilación para el verano?

Trabajador 2: Y, esa es una de las cosas que logramos que nos compren, ventiladores para el verano. Paramos y nos fuimos al sindicato porque algunos compañeros se desmayaron adentro del trabajo.

¿Y asientos adecuados para manejar las máquinas?

Trabajador 4: [Risas] No, es una silla común. Nosotros le ponemos almohadones que armás con los retazos de lo que sea, o uno lo trae de su casa.

Trabajador 1: Justamente lo que tuvimos que hacer hoy es poner dos pesos cada uno para comprar las pastillas para el inodoro del baño, porque ellos no lo ponen. Solamente limpian el baño una vez por día. También otra de las cosas que hicimos, con el asesoramiento del abogado de La Alameda, fue presentar una denuncia en la subsecretaría sobre seguridad e higiene. Por esa denuncia vino el relevamiento laboral y le hicieron la multa porque no tiene todo en condiciones.

Antes me estaban comentando cómo se empiezan a organizar. ¿Cómo hicieron, siendo que hace tanto tiempo que la fábrica está abierta?

Trabajador 1: Cuando yo empecé, la fábrica tenía seis meses. Estoy  prácticamente desde el principio. Se producían bombachas y corpiños, pero éramos menos personas, alrededor de 50 nada más. Hasta ese momento, nosotros teníamos nuestra delegada. Pero cuando nos mudamos al lugar donde estamos ahora, se le cumplió el año de amparo. El sindicato le venía diciendo: “ya te vamos a dar las elecciones, nosotros estamos cómodos con vos”, pero resulta que se le cumplió el año de amparo y al otro día la echaron.

Trabajador 1: Echaron a las dos delegadas y a los que se habían postulado como delegados, que eran seis. Entonces nos asustamos y nadie quiso hacer nada, quedó todo ahí.

Ante esta situación, donde echan a la delegada y a la gente que se quiere postular, ¿el sindicato hizo algo?

Trabajador 4: No, nada. Rojas [Secretario Gremial de SOIVA] estuvo un día antes en la empresa diciéndole que se quede tranquila y al otro día le llegó el telegrama de despido. Después de eso, estuvimos todos con miedo, no quisimos hacer más nada durante tres años, donde las cosas fueron cada vez peor…

Trabajador 1: Habíamos hecho un paro porque no nos habían pagado y vinieron los del sindicato. Ahí les preguntamos por qué no teníamos delegados y dijeron “bueno, si ustedes quieren…”. Cansados de esta situación, los compañeros fuimos al sindicato y dijimos que hasta que no aparezca el secretario gremial no nos íbamos a ir de ahí. Cuando apareció, le pedimos la convocatoria de elecciones de delegados y nos dijo que eso lo teníamos que arreglar en el ministerio. En ese momento nos dieron una audiencia de urgencia, a la que fui junto con otra compañera. Nos llevaron al ministerio de Callao y hablamos con un funcionario que nos dijo que la convocatoria se la teníamos que pedir al sindicato, que ellos no tenían nada que ver. Entonces, por abajo de la mesa, el secretario gremial le decía a mi compañera “cállate, cállate, eso lo hablamos después”. De vuelta en el sindicato, se llevaron a dos compañeros a la oficina del secretario y cuando los compañeros bajaron, lo hicieron con la convocatoria de delegados. Lo que llegamos a pensar, y a la vez lo que demuestra, es que el sindicato está arreglado con la empresa. Nosotros pensábamos, en ese momento, que la empresa lo que hacía era pagarle al secretario gremial para que no nos den las convocatoria, porque el patrón lo que siempre decía es “yo no quiero un delegado, acá en todo caso, si va a haber un delegado, el delegado voy a ser yo”.

¿Esto cuándo sucedió?

Trabajador 1: En el 2012. Después, La Alameda nos dijo que podíamos hacer una nota a los clientes que tercerizan. Con mis compañeros hicimos las notas donde expresábamos todo lo que veníamos pasando, que teníamos rumores de que tenían talleres clandestinos y que cada vez que teníamos que cobrar nos decían que no nos pagaban porque no recibían los pagos de los clientes. Después de eso, como el patrón vio que yo todavía me seguía moviendo para que las cosas cambien, me quiso ofrecer una coima para que yo no haga más nada. Me ofreció $1.000 por quincena.

¿Lo denunciaste en el sindicato?

Trabajador 1: Esto lo denuncie en el ministerio, para que quede asentado que él me quiso coimear para que yo no haga más nada. Después me trató de mentirosa, diciéndome que él no me quiso dar nada, que yo entendí mal. Me dijo que yo era la culpable de que la gente pare. También que era una mala influencia, porque yo le transmitía un mensaje equivocado. Según él, yo tenía que hacerlos trabajar, que agachen la cabeza y sigan trabajando. Y yo no puedo hacer eso, si mis compañeros no están en las condiciones que merecen y yo también, porque yo soy una maquinista más.

¿Cuáles son las conclusiones que sacan de esta experiencia?

Trabajador 1: La conclusión que sacamos es que todo lo que se ganó fue gracias a los trabajadores. Si hubiésemos esperado algo del sindicato o del ministerio, no hubiésemos ganado nada. Fue gracias a la presión que metieron todos los compañeros, que hace años que estamos juntos, a la unión que tuvimos durante el conflicto. Sabemos que la unión es bastante importante. Si se pelea de a uno, no podes ganar nada. Estar unidos es estar tirando todos para el mismo lado.

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