Editorial: flores de una década – Fabián Harari

en El Aromo nº 72

Flores de una década

Fabián Harari
Editor responsable

“Esta publicación cuyo nombre evoca la vida que lucha, la vida que se abre paso entre las piedras, que rompe ‘pa´ salir de adentro’ de ellas. La realidad parió a su partero: el movimiento piquetero. Y a todos los que construyen, las flores del aromo. Flores de la vida que lucha.  ‘De ese rajón…’ nació por la ‘mala estrella’ de este argentino tan solo, tan triste, tan final. Pero lucha. Y, por lo tanto, vive. En vez de “morirse triste se hace flores de sus penas”. Porque lucha. Y, por lo tanto, vive. ¡Eso habrían de envidearle, los otros, si lo supieran!”

Esto escribíamos hace exactamente diez años, en la editorial de nuestro primer número. Nacía El Aromo. Su primera tapa reivindicaba al movimiento piquetero. Pero no en abstracto, sino en su corporización real: los partidos políticos que conformaban el Bloque Piquetero Nacional. Unos días antes, habíamos participado de la IV° Asamblea Nacional de Trabajadores y habíamos logrado incluir una línea en su programa, no sin dar cierta discusión. Efectivamente, ya en ese entonces, y en el fragor de una lucha de clases que todavía reclamaba la lucha directa casi a diario, advertíamos sobre la necesidad de la lucha ideológica, que no es otra cosa que la disputa por el programa revolucionario.

El Aromo era entonces una publicación que no constaba más que de un pliego (4 páginas) de papel de periódico y que se repartía gratuitamente o a colaboración. Diez años después, se convirtió en esto que tiene en sus manos: una revista de 36 páginas, en papel obra y con tapa a color. En el medio, el avance kirchnerista, un profundo reflujo de la lucha de clases y una creciente conciencia oficialista en el seno de la clase obrera y de la pequeño burguesía llamada a la acción. No fueron buenos momentos para ser revolucionario, en medio del reformismo reinante. Pero nuestro crecimiento no es más que la expresión de su inserción en aquel ámbito que le tocó intervenir.
A diez años de su primer número, celebramos este esfuerzo colectivo. Nuestro, sí, pero también de nuestros lectores. No hubiéramos durado un solo mes sin el apoyo y la aceptación de sus hoy más de diez mil lectores. A ellos, todo nuestro agradecimiento, a la espera de haber servido como insumo para la formación y el trabajo revolucionario.

elaromo72 Octubre es hoy

Las movilizaciones por las inundaciones, el 18A y la concentración del 24 de abril contra la reforma judicial han mostrado algo que se venía percibiendo desde el año pasado: el gobierno perdió la calle. No quiere decir que ya no pueda convocar. De hecho, lo hizo el 24 de marzo. No obstante, no puede hacerlo en mayor magnitud que las marchas de protesta ni en la misma que lograba hasta el 2010.
Frente a las inundaciones, en la provincia de Buenos Aires asistimos a un fenómeno de movilización y deliberación que dio inicio a asambleas barriales que La Cámpora quiso controlar. Se trató de otro eslabón en la ruptura de la sobrepoblación relativa con este gobierno que tuvo su inicio en diciembre del año pasado con los saqueos.
El 18A superó al 8N. En la capital, se movilizaron alrededor de un millón de personas. No se veía semejante magnitud desde los cierres de campaña de Alfonsín y Luder en 1983. A diferencia del 8N, el 18A expresó una mayor conciencia política. Si el año pasado la movilización se detuvo en el Obelisco, aquí marchó a Plaza de Mayo y, mientras se votaba la reforma judicial, se trasladó al Congreso para manifestar su repudio. Es decir, hay un enfrentamiento con el poder político. A su vez, mientras el año pasado los líderes opositores saludaron a la distancia, aquí se hicieron presentes.
Para ciertos comunicadores kirchneristas, se trata de movilizaciones de “oligarcas”. Sólo pueden reconocer un obrero en un morocho, bruto, andrajoso y sumergido en alguna villa miseria del conurbano. Los obreros no son “blancos”, no visten camisa y no terminan la primaria (nótese el tinte racista del pensamiento “popular”). O sea: los maestros, enfermeros  y empleados técnicos en general (nivel terciario), los docentes secundarios y los médicos (nivel universitario), los empleados públicos calificados (al menos secundario) no son obreros. Así es que por medio de la ceremonia de egresados de cualquier secundario, los chicos pasan a convertirse en buenos burgueses con la vida solucionada. En el fondo, les cuesta reconocer que la clase obrera ya les hizo dos paros generales y tres marchas masivas.
La marcha del 24 de abril fue una demostración política de mayor envergadura. No porque haya habido más gente, ni porque hayan pasado los dirigentes de la oposición patronal (algunos, como Macri, aparecían mientras su gente apoyaba la reforma), sino porque, frente a una marcha masiva, el kirchnerismo no pudo convocar a nadie. En otras votaciones, el oficialismo ponía su tropa alentando. Aquí, la calle bramaba contra lo que se votaba adentro.
En octubre, tal vez Cristina obtenga un 35% de piso. Es mucho para un gobierno que tiene ya 10 años. Frente a una oposición que reparte votos (Macri-De la Sota, por un lado, y Binner-Carrió-Pino por el otro), tal vez le alcance para “ganar”. Sin embargo, para poder mantener el número de diputados, necesita llegar a una franja que va del 40 al 45%, con una buena distancia del segundo. De quedar por debajo de esos guarismos, Cristina no solo deberá olvidarse de la re-re, sino que verá peligrar la finalización del mandato.
Ante la crisis política, el kirchnerismo decidió levantar la apuesta otra vez. Intentó cierto guiño hacia sus bases con la vergonzosa sentencia por el asesinato de Mariano Ferreyra. Se trató de contener la movilización e indignación popular y, de paso, darle una bandera al CELS y a La Cámpora con la condena a 15 años a Pedraza. Una absolución hubiera hecho estallar una crisis política no solo en la población, sino en el seno mismo del kirchnerismo. No obstante, se dejó fuera de toda culpabilidad al Estado, que es en realidad el máximo culpable. Nada de esto pudo haber sucedido sin el aliento a la tercerización y a esta dirigencia sindical que defendió el gobierno.
Más subrepticiamente, Cristina se prepara para resolver a garrotazos los problemas de su gestión. Mientras todo el mundo cree que la reforma judicial obedece a sus caprichos contra Clarín, la clienta de Louis Vuiton pactó con Lorenzetti y con Macri la eliminación de importantes conquistas políticas obreras, como el derecho de huelga, los regímenes laborales o la apelación contra los tarifazos. Esta salida reafirma sus vínculos con la burguesía en general, pero le quita base social. No es una buena receta para llegar a octubre.

Golpean a la puerta…

La izquierda, como nos tiene acostumbrados, ha estado más bien ausente en todo este proceso. Intervino en forma más o menos acertada (según el caso) en la organización de los damnificados por las inundaciones. No obstante, no participó en la movilización de masas más numerosa de los últimos 20 años. Otra vez fue presa de los prejuicios kirchneristas: ahí no había negros; ergo, son las señoras de Barrio Norte. La capital tiene una población económicamente activa de 2 millones de personas. La marcha convocó, en la ciudad de Buenos Aires, a 1 millón de personas. ¿Acaso la izquierda sostiene que la mitad de la población de Buenos Aires es burguesa? El PO dijo que “apoyaba” los reclamos, pero que no se movilizaba. El PTS hizo el más sorprendente de los silencios. Lo mismo sucedió con la marcha contra la reforma. Convocaron las centrales sindicales pero la izquierda (salvo IS) brilló por su ausencia. ¿Cómo piensan dirigir el descontento popular? ¿Llamando a “un milagro para Altamira” en octubre? ¿Esa miseria electoralista es la clave del triunfo revolucionario?
Es evidente que no hay vocación de masas. Hasta Macri ha mostrado más coraje a la hora de encarar grandes procesos históricos. Mientras la clase obrera ha permanecido en las garras del kirchnerismo, no había, es cierto, culpas que repartir. Ahora, mientras la clase obrera busca una salida política, todo lo que tiene para ofrecer la izquierda es el trabajo sindical. Así las cosas, ya sabemos cuál va a ser el eje de la campaña del FIT…
Ya lo hemos repetido, es necesaria una intervención política de gran envergadura. Hay que animarse a cabalgar eso que la oposición está intentando dirigir. Esas masas que piden “república” y “justicia independiente”. Sí, esas que saludan a Carrió. Hace diez años, los revolucionarios debatíamos en un microestadio de Lanús cómo enfrentar lo que se avecinaba. El frente existía realmente, era un organismo vivo, no una carcasa electoral. Volvamos a eso, entonces. Démonos una discusión, en función de un órgano común. En su momento, la lucha de clases no dejó que el Bloque Piquetero terminase de florecer en Partido. Pero en breve tendremos una segunda oportunidad. No la perdamos.

1 Comentario

  1. Tenemos mucha batalla para dar y creo que la izquierda está llamada a liderar las estructuras. Falta el análisis de la movilización del 1/3/15, creo que es conveniente evitar el sesgo para hacer un análisis más acabado y concentrarnos en lo que hemos logrado conociendo el poder de ofensiva del enemigo.

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