Como es de público conocimiento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció al COVID-19 Coronavirus como pandemia global el día 11 de marzo. A partir de ese momento, los diferentes gobiernos del mundo fueron adoptando el aislamiento social preventivo y obligatorio como medida frente al virus, dado su éxito en China. En este artículo intentaremos abordar cómo afecta la cuarentena a las mujeres en situación de violencia doméstica o intrafamiliar y qué soluciones están brindando los diferentes Estados alrededor del mundo.
Por Carolina Podluzansky y Dolores Martinez Gonzalez – Trece Rosas
Tan generalizado como una pandemia
Según un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y el Consejo Sudafricano de Investigaciones Médicas[i], para 2013, el 35% de las mujeres del mundo habían sido víctimas de violencia física y/o sexual. En su mayor parte, se trataba de casos de violencia conyugal. En todo el mundo, casi un tercio (el 30%) de todas las mujeres que han mantenido una relación de pareja, fueron víctimas de violencia física y/o sexual. En algunas regiones, esta cifra puede llegar a ser de hasta el 38%. A todo esto se suma que las mujeres víctimas de abusos por parte de su pareja corren mayor riesgo de padecer una serie de problemas de salud. Así, por ejemplo, tienen un 16% más de probabilidades de dar a luz a bebés con insuficiencia ponderal y más del doble de probabilidades de sufrir un aborto, o casi el doble de probabilidades de padecer depresión. En algunas regiones, son 1,5 veces más propensas a contraer el VIH, en comparación con las mujeres que no han sido víctimas de violencia conyugal.
A su vez, a nivel mundial, el 38% del número total de muertes de mujeres se debe a la violencia conyugal, una cifra muy alarmante. Por dar solo algunos ejemplos, en España ya van registrados 30 femicidios en lo que va del año. En América Latina y el Caribe, al menos 3529 mujeres fueron asesinadas en 2018 por razones de género (CEPAL). En la Argentina se registraron, desde enero hasta el 8 de marzo de este año, 69 femicidios.
Estas cifras demuestran que la violencia contra las mujeres representa un fenómeno global de dimensiones alarmantes.
Cuarentena y cautiverio
En lo que va del año, el coronavirus lleva más de 20 mil muertes a nivel global. El distanciamiento y el aislamiento social y preventivo obligatorio han sido efectivos para retrasar la propagación de la enfermedad al minimizar el contacto cercano entre las personas.
Pero para las mujeres, la cuarentena puede transformarse en cautiverio cuando las somete al peligro de convertirse en prisioneras dentro de sus propios hogares. Cuando ya hay violencia machista en una casa, las condiciones de confinamiento potencian tanto los roces de la convivencia como la frecuencia de las agresiones sexuales y violaciones. También, la reclusión permite que los signos de violencia física y tortura se oculten. En China, Corea, Francia, Italia y España, las denuncias por violencia doméstica aumentaron en febrero y marzo, justo cuando las ciudades entraron en cuarentena obligatoria, según la ONU[ii].
Por eso, muchos gobiernos están tomando medidas al respecto, sobre todo reforzando las líneas de ayuda telefónica y la atención online o por WhatsApp a mujeres que se puedan encontrar en una situación de malos tratos. En España, una de las iniciativas más aplaudidas fue puesta en marcha por el gobierno de las islas Canarias. Gracias a esa iniciativa, las mujeres en peligro pueden ir a la farmacia y pedir una «Mascarilla-19» para alertar al personal y solicitar ayuda. A su vez, el Ministerio de Igualdad, publicó una guía con recomendaciones para las víctimas de violencia de género y reforzó los medios de atención. El Ministerio de la Mujer de Chile también publicó un Plan de Contingencia para resguardar a las mujeres que están expuestas durante la cuarentena y ha reforzado con más turnos el teléfono de asistencia. Además, durante este período de emergencia continúan operativos los Centros de la Mujer y las Casas de acogida. En Colombia, la Secretaria de la Mujer anunció el fortalecimiento de la línea de atención a mujeres. Los gobiernos de Uruguay y México también ofrecen más servicio en las líneas de atención[iii].
En nuestro país, se ha informado que la línea 114, para denunciar la violencia contra las mujeres, ha sido reforzada. Además, las personas que sufren situaciones de violencia pueden comunicarse vía WhatsApp en los números: 11-2771-6463, 11-2775-9047 y 11-2775-9048 y por mail en linea144@mingeneros.gob.ar. También sigue en funcionamiento la línea 137 que depende del Programa las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia y DDHH, pues se encuentra dentro del área esencial o crítica de prestación de servicios indispensables frente a la pandemia del COVID-19. Los equipos, una vez recibido el llamado telefónico, salen en un móvil policial en busca de la mujer maltratada para conducirla a la Oficina de la Corte y donde se consigue la dirección del juzgado en el cual se tramitará su denuncia.
Virus nuevo, los mismos problemas de siempre
El coronavirus hace más evidente algo que ya sabemos: que el capitalismo es parte de la epidemia y no de su solución. En una epidemia el virus ataca como una fuerza unificada, coherente, sistemática. Su mayor poder está en enfrentar a una sociedad que no hace lo mismo. El contagio obligaría a responder de manera planificada y racional. Pero el capitalismo no puede hacerlo, porque su razón de ser no es la vida humana sino la ganancia de los patrones y cada uno defiende la suya. Por cierto, a esa estructura económica se le suma otra que subordina a las mujeres.
Si bien varios gobiernos del mundo han tomado nota de la situación delicada a la que se exponen las mujeres en una cuarentena, la única solución que pueden brindarnos es la misma de siempre: líneas telefónicas, otros medios de contacto para denunciar. Sin embargo, una solución real sería la exclusión del hogar inmediata de los violentos y que pasen la cuarentena en instituciones como hoteles o clubes de fútbol donde se respeten las medidas de aislamiento. Pero la realidad es que los estados burgueses no están en condiciones materiales ni políticas de resolver los problemas de las mujeres, en especial los de las obreras, ya que el capitalismo adopta al patriarcado para sostener de manera más eficiente la dominación de clase.
Las
feministas socialistas no decimos esto ahora, solo por la emergencia, es lo que
proponemos siempre. Sucede que en estas situaciones de emergencia, las cosas
aparecen más claras. Mientras tanto, seguiremos exigiendo una lucha sistemática
contra la violencia hacia las mujeres, educación contra el sexismo y la
violencia de género desde la infancia, un fuero especial para la resolución
rápida de los casos, un sistema de alerta y búsqueda temprana de las mujeres
desaparecidas y una policía especialmente dedicada al tema y por último, una
“CONADEP” que estudie el fenómeno de femicidios y desapariciones y pueda
ofrecernos una idea de su magnitud real.