Desde la histórica concentración del 2015 frente al Congreso, en la que millones de mujeres nos reunimos para exigirle al gobierno de Cristina Kirchner que no íbamos a tolerar una muerta más, los 3 de junio han pasado a ser una fecha estable del calendario feminista. Actualmente, habiendo logrado la despenalización del aborto y la creación de un ministerio específico, nos preguntamos ¿dónde está parado el movimiento de mujeres?
Una respuesta sencilla sería decir que hoy por la tarde hay convocadas dos concentraciones en el Congreso. Una con agenda kirchnerista, se va a quejar de la ministra que no funciona y va a exigir la reforma judicial “feminista”. La otra va a criticar al ministerio de “cartón” y va a exigir el no pago de la deuda y que se vaya el FMI. Este esquema seguramente se repita en muchas plazas del país.
Ahora bien, ya sea por las internas del oficialismo o por críticas genuinas, hay una realidad que no se puede negar: el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades no hace nada por las mujeres. Durante el 2021 se registraron 251 víctimas letales, dejando un promedio de 1 femicidio cada 35 horas. De ellas, 231 fueron víctimas directas y, al menos, 20 fueron vinculadas. El 81% de los femicidios directos se produjeron en un contexto de violencia doméstica. Estas son algunas de las cifras que difundió la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación el 30 de mayo y no hacen más que confirmar que la violencia contra las mujeres está lejos de ser erradicada. Pero si repasamos las acciones llevadas adelante por el Ministerio para dar respuesta a este problema, tenemos que remontarnos al pasado 25 de noviembre en el que anunciaron el inicio de un proceso
de reforma de la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (N°26.485). Esta reforma, en el mismo sentido que todas las medidas que viene tomando el gobierno, tiene por objetivo tener en cuenta la “perspectiva de la diversidad” poniendo a la identidad de género como protagonista.
Por otro lado, si tenemos en cuenta la crítica de muchas organizaciones piqueteras, a las que ahora se sumaron las organizaciones de la “economía popular” como el MTE, acerca del corto alcance que tienen los dispositivos planificados para asistir a las mujeres. Un ejemplo claro es el Programa Acompañar, que tiene por objetivo asistir y acompañar a personas en situación de riesgo por violencia por motivos de género y brinda un apoyo económico equivalente al Salario Mínimo Vital y Móvil por 6 meses consecutivos, el cual busca contribuir en el corto y mediano plazo a “un proyecto de vida autónomo”. Pero si sacamos las cuentas entre inflación e ingresos, que el 39% de las víctimas de femicidio compartía la vivienda con su asesino ya no parece una cifra de ciencia ficción.
Si volvemos a la pregunta inicial, solo podemos llegar a una conclusión: hasta que el movimiento de mujeres no tenga como centro de todas sus demandas a las mujeres obreras, va a seguir obteniendo estos resultados. Días de lucha como el hoy, solo nos queda seguir levantando una agenda feminista que nos tenga como protagonistas centrales:
- El sujeto del feminismo somos las mujeres.
- No queremos ni una muerta más por violencia patriarcal y machista.
- ESI laica, científica, feminista y abolicionista.
- Sanción para el cliente y el proxeneta.
- No al alquiler de vientres y la explotación reproductiva.
- Aborto voluntario y gratuito.
- Un subsidio para toda la desocupación igual a dos canastas básicas.
