Ricardo Maldonado – GISA (Grupo de Investigación de la Salud Argentina)
El cansancio de los trabajadores
El 3 de marzo se realizó una marcha a IOMA Lomas de Zamora, a cuatro años de la muerte de Gabriela Ciuffarella a causa de la deficiente atención médica brindada por la obra social de los trabajadores estatales bonaerenses. Recibidos por la policía de Kicillof, los manifestantes denunciaron al Gobierno y a los directivos de IOMA: “Son culpables de la agonía y muerte de Gabi, y de decenas de muertes de afiliados que le sucedieron a ella; durante estos cuatro años les expliqué que el ajuste de Vidal continúa y se profundiza con el Gobierno actual y que, ahora, hace pocos días el vademécum oncológico nacional fue recortado por el Ministerio de Salud nacional de Carla Vizzoti” 1.
Esta última semana ocurrió un hecho profundamente inusual: luego de 18 años, Antonio Caló fue desplazado de la Secretaría General de la UOM nacional. No se trata de un movimiento antiburocrático: Abel Furlán, quien lo desplazó, era parte del secretariado nacional de la UOM desde el 2008. Pero este poco común recambio expresó, según las propias fuentes sindicales, “el descontento de las bases con la conducción; le pasan factura por el deterioro salarial, pero también por los innumerables problemas por los que transitan los afiliados para lograr cualquier tratamiento sencillo en la Obra Social sindical: municipios enteros en los que hay que hacer malabares para conseguir un turno de cualquier cosa. Y no lo logran. Los conocedores del paño, incluso, posan su mirada en el eje de negocios que llega a orillas del Presidente de la mano del Grupo Olmos. Salud y seguros, dos asuntos que generan urticaria entre los metalúrgicos.” 2.
Ambas noticias nos sirven de marco y explican la necesidad de abordar el tema de las obras sociales de manera radical y profunda. Es necesario que los trabajadores tengamos una propuesta frente a nuestras coberturas de salud, que nos permita salir de esta situación de saqueo y maltrato a la que nos someten. Esta reflexión es necesaria para desentrañar las causas de un fenómeno que es, como mínimo, intrigante. Nos referimos al hecho de que la pobre y decadente atención sanitaria de las obras sociales parece encontrarse sostenida en un paraguas ideológico que impide denunciar abiertamente y reclamar de manera rotunda buenos resultados, es decir, una salud de calidad por la que estamos pagando.
¿Que son las obras sociales?
Repasemos brevemente qué son las Obras Sociales. El nombre bajo el que se las cobija, Seguridad Social, indica que se trata de aseguradoras y financiadoras 3. Es decir, de organismos cuya función es financiar la atención en salud y no necesariamente brindarla. Es decir que se trata de recaudadoras con aportantes sistemáticos y regulares, que esperan recibir un paquete de tratamientos para la ocasión en que sean necesarios. Todas las aseguradoras tienen una modalidad de recaudación, cuota o porcentaje sobre los ingresos, y están obligadas a brindar un mínimo de tratamiento establecido por la autoridad que las regula. En nuestro país ese piso mínimo se llama PMO (Plan Médico Obligatorio): sobre ese piso las prepagas establecen distintos planes con mayores costos y mejores beneficios. Se supone que cada OS tienen un solo nivel de prestación, pero, en la realidad, todos sabemos que a muchos prestadores de las OS más precarias (como en el caso de IOMA) solo se accede si se agrega un copago, un bono o algún tipo de suplemento económico, tan poco reconocido formalmente como extendido en la práctica.
La Seguridad Social nace de las experiencias mutualistas originadas a principios del siglo XX, desarrolladas lentamente en sus primeras siete décadas, con un hito importante en 1957, la creación de IOMA, y con el nacimiento de las Empresas de Medicina Prepaga (EMP) en los años 70. Este recorrido refleja una lógica económica. A principios de siglo, la salud era una rama poco tecnificada y los honorarios profesionales, si bien eran inaccesibles para muchos trabajadores, no lo eran para los patrones o sectores de ingresos altos. De manera que el mutualismo y la posterior Seguridad Social eran una solución construida por la clase trabajadora para acceder colectivamente a las consultas y tratamientos. El crecimiento de la capitalización de la rama, es decir, la inclusión de tecnología cada vez más compleja, y por lo tanto más cara, hizo que todos los sectores tuvieran que recurrir a aseguradoras para resolver el problema del acceso a la salud. Es entonces cuando aparecen las EMP. La existencia de clínicas o institutos de diagnóstico privados es anterior: desde poco después de la mitad del siglo existían obras sociales o agrupamientos de médicos que intermediaban entre el usuario y el tratamiento. Lo novedoso de los años 70 es que se universaliza el sistema.
Los milicos y la burocracia peronista, amigos para siempre
No solo por el mencionado surgimiento de las primeras EMP, sino por un acontecimiento central y definitorio del futuro carácter de las OS. Cuando la dictadura de la Revolución Argentina establece que el aporte a las mismas es obligatorio para todo trabajador en relación de dependencia, a la vez que otorga su administración a directivos designados por la conducción del sindicato mayoritario de la rama, del sindicato paritario. Esta estructura seudo democrática explica mucho del maltrato que las OS brindan a sus afiliados. Las EMP compiten entre ellas y sus aportantes pueden cambiar de una u otra buscando un mejor servicio. Las OS, cuyo número se acerca a los 300, mantuvieron durante décadas a sus aportantes cautivos, pero a la vez los mecanismos de control, los mecanismos para intervenir en la orientación de éstas, se encuentran poblado de exclusiones. Por ejemplo, todos los aportantes compulsivos no afiliados al sindicato no votan en la conducción del sindicato, lo mismo sucede con aquellos monotributistas que han elegido esa OS. Dado que el porcentaje de sindicalización se encuentra en 40% de los trabajadores registrados, la mayoría no controla ni siquiera indirectamente el destino de sus aportes 4. Luego nos encontramos con otras situaciones laberínticas, los gremios no mayoritarios no participan y, finalmente la inmensa cantidad de condicionantes legales y de los otros, que los trabajadores encontramos al querer recuperar el control de los sindicatos. La mayor OS del país por aportantes, OSECAC, se encuentra administrada por Carlos Pérez, probable sucesor de Armando Cavalieri en el Sindicato Empleados de Comercio. Cavalieri, de 87 años, está al frente del sindicato desde 1986. La burocracia encaramada en el sindicato rota como en una calesita sus cargos con los de la obra social.
Esto, que vale para todas las obras sociales de la actividad privada, es parcialmente distinto para las obras sociales provinciales, aquellas que agrupan a los trabajadores de los Estados provinciales, o de la ciudad de Buenos Aires. En estos casos, las obras sociales son administradas por representantes de algunos de los sindicatos que agrupan a los trabajadores y por representantes del Estado, a los que les corresponde un número mayoritario en las directivas. Lo que significa que las obras sociales provinciales tienen al gobierno burgués de turno en la conducción, a través de los directivos nombrados por él mismo, y en la supervisión, a través del Ministerio de Salud. Por ejemplo, en IOMA, Kicillof tiene mayoría en la conducción de IOMA y tiene el Ministerio que la controla. Estando a ambos lados del mostrador puede forzar al ahorro a la OS, a costa de la salud de los trabajadores, y disponer luego de esos fondos. Durante la pandemia, por ejemplo, esos fondos salieron al rescate de las clínicas privadas, respondiendo a la lógica del Estado burgués de considerar las ganancias como propiedad ajena y a los quebrantos como problemas de todos 5.
Vale la pena leer en su estatuto para qué existe IOMA: “La actividad del organismo se orientará en la planificación de un sistema sanitario asistencial para todo el ámbito de la Provincia, teniendo como premisa fundamental la libre elección del médico por parte de los usuarios, reafirmando el sistema de obra social abierta y arancelada.” La premisa fundamental de un Instituto de Salud debería ser el más alto estándar sanitario, los mejores indicadores de salud colectivos y los mejores resultados respecto a las enfermedades y muertes evitables. Contrariamente, el punto de partida expresado en esta definición es recaudar dinero para mantener la actividad privada y la anarquía capitalista. No es necesario remarcar que los conflictos y el malestar con las obras sociales no tiene nada que ver con la libre elección del profesional sino con la dificultad del acceso al tratamiento.
Las obras sociales nacionales, también llamadas sindicales, se encuentran reguladas por la Superintendencia de Seguros de Salud, el mismo organismo que regula a las Empresas de Medicina Prepaga. Esto significa que, en la cuestión de la regulación, es decir, de quién supervisa los modos de recaudación y atención de estos organismos, no hay tres sino dos sectores: privado y público. Con el engendro de las obras sociales provinciales, cuyo funcionamiento es similar al de un ente privado, pero legalmente funciona “como entidad autárquica con capacidad para actuar pública y privadamente” 6, la fragmentación, la apropiación por burócratas sindicales y gobernadores de los aportes de los trabajadores, sumado al costo creciente de los insumos sanitarios a medida que la ciencia y la tecnología encuentra más y mejores recursos para enfrentar la enfermedad, son la mitad del problema de la atención de la salud de los trabajadores.
La otra mitad, anclada en su historia, en el proyecto peronista llevado adelante durante 70 años, será abordada en el próximo artículo.
Notas
- https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=2748193768808303&id=100008531196400
- https://www.infogremiales.com.ar/urgente-sismo-gremial-calo-no-pudo-contener-el-malestar-de-las-seccionales-y-abel-furlan-sera-el-nuevo-secretario-general-de-la-uom
- “Los recursos de todas ellas provienen de aportes y contribuciones sobre el salario y actúan predominantemente como financiadores, contratando servicios médicos privados, existiendo un número limitado de instituciones con servicios propios. Las diferencias en el volumen de asegurados, niveles de ingreso, y montos destinados a gastos administrativos entre ellas determinan enormes diferencias en sus posibilidades de financiamiento” (Obras Sociales Nacionales. Financiamiento y equidad. Daniel Maceira y Valeria Cicconi – Centro de Estudios de Estado y Sociedad Diciembre, 2003)
- http://noticias.unsam.edu.ar/wp-content/uploads/2018/10/sindicalizacion.pdf
- https://www.ioma.gba.gob.ar/index.php/2020/06/10/400-millones-por-mes-ioma-garantiza-la-sustentabilidad-de-clinicas-y-sanatorios/
- https://normas.gba.gob.ar/documentos/xknOgIA0.html