Con la muerte del “Carlo” buena parte del kirchnerismo salió a lavarse las manos diciendo que el riojano patilludo “no era de nuestro palo”. Lo cierto es que el ex presidente, reivindicado por Néstor, Cristina y Alberto, fue un claro exponente del peronismo, es decir, defensor de los intereses de los patrones y antiobrero por naturaleza. Hagamos, entonces, un balance político y económico de su trayectoria.
A nivel político, Menem construyó una estructura de dominación política. Transformó el PJ que, si bien venía en ascenso, estaba en crisis y dividido. En 10 años, tomó partido que no tenía conducción y lo convirtió en una fuerza unificada, poderosa y nacional. Sobre todo, desarrolló una muy efectiva estrategia de dominación con los gobernadores e intendentes.
Los gobernadores van a ser un actor muy importante en la década de los ’90, son los que permitieron construir una alianza de gobierno. Estos se crean con fondos que, básicamente, tienen que ver con el pedido de deuda, ajuste y privatizaciones. Estos caudales se empiezan a repartir por las provincias para crear gobernadores aliados y, en algunos casos, inamovibles. Hay dos casos bien claros de esto. El primero es San Luis, con los Rodríguez Saá, y el otro es Santa Cruz, con el primer gobernador que logra hacer pie, Kirchner. A Néstor Menem lo estabilizó con varias obras: transferencia de los puertos de la gobernación de Santa Cruz, construcción del aeropuerto de Calafate, descuento del 50% en combustibles a la provincia, creación de la zona franca, el envío de la burocracia sindical de UPCN para disciplinar las huelgas de estatales, y las privatizaciones de YPF y el Banco de Santa Cruz. Básicamente sin semejante ayuda, Néstor no hubiera existido.
El otro elemento importante son las intendencias. Acá también la estrategia pasó por darles plata para que los intendentes tengan cierta caja propia. Menem realizó una serie de modificaciones en las leyes electorales para que estos actores tengan legislaturas adictas. Toda esta estructura política que creó el Carlo, la van a aprovechar Néstor y Cristina. En definitiva, es el padre de la reconstrucción política burguesa.
Si vemos el accionar de Menem en términos económicos, podemos decir que a diferencia de lo que muchos sostienen no fue un neoliberal sino más bien un desarrollista. Bajo su gobierno hubo muchas ramas de la economía que tuvieron entre el 20 y el 30 o 35% de impuestos a la importación. Las que van a aparecer liderando todo ese conjunto son las automotrices. El acuerdo que tienen las empresas con el gobierno, les va a permitir subsistir y desarrollarse en condiciones de una baja productividad si se las compara con los parámetros mundiales. El proyecto del ex presidente consistía en proteger a una serie de ellas mediante la política de la convertibilidad, esperando que con el tiempo aumentaran su capacidad productiva. Algo que nunca sucedió porque la burguesía parásita que tenemos no fue capaz de hacerlo.
El balance de las presidencias de Menem nos muestra un aumento de la explotación y la degradación de las condiciones de vida, incremento de la desocupación y la fragmentación de la clase obrera. Sobre este escenario se monta una estructura que en términos estrictos no existía antes: planes sociales y punteros. Si bien esto se inaugura con Carlos, explota a partir del 2001 porque la propia economía argentina se dirigía hacia ese camino que es exigido por el capital y la burguesía. Menem es el administrador y siembra los aspectos sobre los que van a trabajar los gobiernos que vienen en adelante, sobre todo el kirchnerismo.
Menem fue un buen representante de su clase. Armó una estructura que garantizó un profundo ataque a los trabajadores y salvó a los patrones. Por eso patrones y políticos hoy le riden homenaje. Algunos se animan a hacerlo público y otros no tanto.
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