CABA – Salarios docentes en CABA y PBA. Una década de ajuste

en Conti-Santoro/Novedades

Por Jonathan Bastida Bellot

Desde inicios de este año, la docencia de todo el país atraviesa dos problemas claves. Por un lado, el retorno a la presencialidad masiva en el contexto de pandemia y sin vacunación masiva de toda la población. Los resultados están a la vista: un salto exponencial en la cantidad de contagios y más de 90 trabajadores de la educación muertos. Por otro lado, el otro gran problema fue, otra vez, la cuestión salarial. En todas las provincias las paritarias se negociaron a la baja, con la complicidad de la burocracia sindical. En este sentido, así como hay un acuerdo de todo el arco político burgués (ya sean kirchneristas, macristas, radicales, etc.) en torno a la presencialidad, lo mismo podemos decir en relación al ataque a nuestros salarios y condiciones de trabajo. Para que ese acuerdo se traduzca en acción, el personal político cuenta con el aval de la burocracia sindical.

En efecto, lo sucedido en las últimas mesas salariales de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires evidencian ese acuerdo. En CABA el aumento alcanzado fue de 33%, llevando el salario testigo en octubre a $48.500. En provincia el cuadro no fue muy distinto. El acuerdo paritario llevaría el salario docente a $ 48.508 en septiembre, acumulando un 35,1%. En ambos casos, estamos frente a un ataque directo a nuestros bolsillos ya que ni compensa la inflación proyectada por el REM de alrededor del 50% ni llega a cubrir la canasta básica, la cual, según ATE-INDEC, hoy (en junio) supera los $90.000. Por lo tanto, este año seremos más pobres que el año pasado.

No fue la pandemia

Lejos de deberse a razones vinculadas a la coyuntura, este problema no es nuevo. Desde la década del setenta el salario de los trabajadores pierde poder adquisitivo lo que redunda en un empobrecimiento absoluto de la población. Esta tendencia que opera en general en la clase obrera también afecta, claro está, a la docencia. Por eso, decimos esa caída constituye una  una tendencia histórica. Para quiénes responsabilizan al macrismo primero a la pandemia luego de nuestra pobreza, resulta pertinente observar la evolución salarial de la docencia, tanto en CABA como en PBA, la última década. Como veremos este recorte no desentona con esa tendencia general de más largo plazo. Para esta reconstrucción todas las cifras estarán expresadas en pesos de diciembre del 2020. Veamos.

En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, podemos dividir este periodo en dos etapas bien diferenciadas. Desde el año que iniciamos la muestra (2011) hasta el 2015, es decir, durante la última gestión de Mauricio Macri, observamos un crecimiento sostenido. El salario del cargo testigo pasó de $35.920 a $ 42.598. Posteriormente, con Horacio Rodríguez Larreta como Jefe de Gobierno porteño y ahora con Macri en la presidencia la curva se invirtió. Desde 2016 hasta este año, los salarios docentes no dejaron de caer. De esta forma pasamos de cobrar los 42 mil mencionados arriba a $32.881, una caída del 31% en 6 años.

En cuanto a la Provincia de Buenos Aires, la curva salarial tiene diferencias en la medida en que su movimiento es más errático. Su evolución se puede dividir en tres etapas: 1) entre los años 2011 y 2014; 2) entre 2015 y 2017; y 3) desde 2018 hasta 2020. En la primera etapa, con Daniel Scioli como gobernador y Cristina en la presidencia, los salarios caen lenta pero sostenidamente pasando de $ 34.278 en 2011 a $ 32.150 en 2014. No es casual que en 2012, en el marco de la Paritaria Nacional Docente, se haya producido una de los discursos más célebres de la presidenta según la cual los docentes trabajamos cuatro horas por día y tenemos 3 meses de vacaciones. Alineaba su discurso con la política que el kirchnerismo, de la mano de Scioli, estaba impulsando en la provincia.

En la segunda etapa, que se inicia en 2015, observamos que, en el contexto de un año electoral, y al ser la provincia de Buenos Aires un bastión importante, hubo un repunte del salario. A partir de ese dato, se comprende la velocidad con la que se cerró el acuerdo paritario: en febrero. Ese aumento no puede escindirse de la huelga de 2014 previa. Así, el cargo testigo pasó de $ 32.150 a $36.999. Desde entonces y hasta 2017 hay una tendencia al estancamiento. Ya con María Eugenia Vidal como gobernadora, el salario alcanzó los $37.033 en 2017. A pesar de su discurso favorable a impulsar la educación, no vemos que el kirchnerismo se diferencie mucho de los “neoliberales”. Es más, si comparamos el promedio salarial durante las gestiones de Scioli y Vidal, el primero sale perdiendo claramente.

El último periodo, está marcado ya por el franco declive de los ingresos. Durante la segunda mitad de la gestión Vidal y Kicillof los salarios docentes inician una clara tendencia a la baja, finalizando este año con un cargo testigo equivalente a $32.887. Si bien el año pasado hubo un pequeño repunte, todo eso y más se perdió en 2020/21. De esta forma, los salarios docentes de CABA y la provincia quedan exactamente al mismo nivel.

Elaboración propia en base a: grillas salariales de CABA y PBA; IPC de Luis; y canasta elaborada por los trabajadores de ATE-INDEC (diciembre 2020)

En suma, en los dos distritos más ricos del país, aún bajo de la dirección de dos partidos que parecen antagónicos, el ataque a las condiciones de trabajo de los docentes se implementa codo a codo. Es el mismo proceso que vimos en la evolución del presupuesto educativo justamente en estas mismas jurisdicciones. Sin embargo, al margen de las subas y bajas que describimos, siempre estamos hablando de niveles de miseria: un salario que no llegan a cubrir la mitad de la canasta básica de pobreza. Para darnos una idea más concreta, el salario actual del cargo testigo solo llega a cubrir alrededor del 40% de la canasta básica. En otras palabras, con los niveles actuales cobramos menos de la mitad de lo necesario para garantizar la simple reproducción biológica. Aquí, en el mundo real no en el de los discursos, la grieta no existe.

Por la recomposición histórica de nuestro salario

El kirchnerismo y el macrismo impulsan desde hace varios años un ajuste brutal sobre nuestros ingresos. En este sentido, tanto Larreta como Kicillof expresan hoy el último capítulo de un largo proceso que ya lleva décadas. No se trata solo de un problema de la docencia: atañe al conjunto de la clase obrera cuyo poder adquisitivo no para de caer desde hace décadas. En lo que refiere a nuestro campo, la caída histórica del salario docente acompaña el proceso más general de degradación del sistema educativo en su conjunto. Uno y otro son expresión de la descomposición del capitalismo argentino.

Los salarios de miseria que recibimos hace décadas refuerzan la figura del docente taxi: nos vemos obligados a sobreexplotarnos para arañar la canasta básica, es decir, la pobreza. Eso atenta contra nuestra propia formación (no tenemos tiempo para hacerlo) y los contenidos que impartimos en el aula (como consecuencia de los obstáculos para formarnos y por la falta de tiempo para organizar de forma reflexiva nuestras clases). Sin lugar a dudas, los que se llenan la boca hablando de la educación deberían comenzar por el salario. Tampoco nos lleva a buen puerto quienes suponen que nuestra contienda es la carrera tras la inflación. Se trata de recomponer nuestros niveles de vida y para eso tenemos que reconocer el carácter intelectual de nuestro trabajo. Ello implica luchar por una verdadera recomposición salarial con un cargo testigo inicial equivalente a un mínimo de dos canastas básicas totales reales: la única forma de terminar con la docencia taxi, de generar tiempo pago para planificación, corrección y formación permanente. Batallando por ello habremos iniciado un paso en la lucha contra la degradación. 

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