Contra el reformismo. ¿Los extranjeros nos sacan trabajo?

en La Hoja Socialista 22/Novedades

Es común que los patrones busquen ocultar las causas reales del desempleo y, de paso, que nos enfrentemos obreros contra obreros. Esto se debe a que ningún burgués o político que represente a la clase dominante va a cavar su propia tumba: ningún capitalista diría públicamente que por el mismo mecanismo que él se llena los bolsillos, aumenta el desempleo, nuestra miseria y el hambre. Por qué hay desempleo, ya lo explicamos en otro lugar. Ahora, nos interesa desmontar una idea instalada en el sentido común, uno de los argumentos habituales que intentan convencernos de que hay desocupación porque los inmigrantes nos roban puestos.

“El problema del desempleo se debe al ingreso de inmigrantes que quitan puestos de trabajo a los argentinos”. Esta suele ser una de las ideas predominantes para explicar las causas del desempleo. Los bolivianos, los peruanos, los coreanos, los paraguayos y ahora los venezolanos serían el verdadero problema de los argentinos. Bueno, por empezar hagamos notar que el nacionalismo siempre es funcional a la burguesía. Trabajadores de diferentes banderas, tienen que enfrentarse. El obrero boliviano, por caso, no sería un par nuestro, sino un enemigo. Ya explicamos esto en otro lugar también.

Vayamos ahora a desmontar esta idea. En primer lugar, a la burguesía le interesa y mucho que haya población inmigrante porque puede ser explotada en condiciones superiores a las de un obrero argentino. La burguesía que en momentos de crisis le achaca a la inmigración el problema del desempleo, es la misma que utiliza la mano de obra extranjera en ocupaciones con condiciones muy precarias y largas jornadas. Esto se debe, entre otras razones, a que la población extranjera migra porque se encuentra desocupada en sus países de origen. Y nada mejor para un burgués que contratar a un obrero desocupado y extranjero que, probablemente, no oponga ninguna resistencia a las condiciones en que se lo emplee. Con el estómago vacío no hay mucho que pensar, salvo conseguir el primer trabajo que se cruce para parar la olla.

Los talleres de confección, por ejemplo, utilizan a la población obrera boliviana, por jornadas de trabajo de hasta 15 horas diarias, con salarios bajísimos, predominantemente “en negro”. Lo mismo pasa en el empleo doméstico y en la construcción.

En segundo término, los números sobre la cantidad de población inmigrante echan por tierra la idea según la cual los extranjeros serían los responsables del desempleo. Por empezar, las cifras actuales de población extranjera radicada en Argentina son las más bajas a lo largo de la historia del país. La Argentina, entre mediados del siglo XIX y principios del XX, supo tener, aproximadamente, una población extranjera que rondaba entre el 25 y el 30% del total. En ese período, la expansión del capitalismo argentino requería mano de obra para cubrir ocupaciones, proceso que dio cabida a las oleadas inmigratorias de la época.

A partir de entonces, la población extranjera y la inmigración se reduce en porcentajes muy grandes, hasta llegar en las últimas tres décadas a un 4 o 5% promedio. Por último, si tomamos las cifras oficiales, en la última década apenas entre el 5 y 6% del total de ocupados en el país es extranjero. ¿Qué pasaría si se expulsaran a todos los extranjeros que hoy se encuentran ocupados en Argentina como pretende la ideología nacionalista? El desempleo no se resolvería porque la cantidad de extranjeros ocupados es menor a la totalidad de obreros argentinos que no tienen empleo y que lo buscan activamente.

Antes de comprar cualquier buzón burgués, hay que ponerse a pensar el asunto un poco. Más cuando lo que se agitan son banderas nacionales que pretenden que nos enfrentemos entre nosotros para obtener las migajas de una torta que se comen otros, los que no hacen nada pero son dueños de todo.

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