Las confesiones de Alberto

en La Hoja Socialista 21/Novedades

El miércoles de esta semana, por cadena nacional, Alberto hizo varias confesiones. No lo hizo abiertamente, claro. Pero si se lo escucha con atención, la verdad sale a la luz. Veamos.

El gran anuncio fue la decisión de suspender las clases presenciales en la zona del AMBA. La razón es obvia: la ola de contagios que nos tiene hace 10 días con más de 20 mil casos diarios. Eso no es todo. Recién ahora se empieza a ver la consecuencia en muertes de la segunda ola. ¿Qué confesó Alberto acá? Confesó que nos vienen mintiendo hace por lo menos dos meses. Al gobierno hizo campaña con una mentira completamente inverosímil: que las escuelas son seguras y ahí no hay contagios. El virus, aparentemente, solo circularía de noche. Las pruebas (dolorosas, mortales, innecesarias) están a la vista.

El presidente realizó una segunda confesión. Confesó que no gobierna el país. Anunció una medida que apenas cruza la General Paz, cuando debía actuar de manera federal si realmente interesara la educación y la vida de millones. Pese al anuncio oficial, hasta el momento ni Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos, Río Negro, Salta, San Juan, La Pampa, Misiones, Neuquén, Jujuy, Tierra del Fuego y Chubut proponen adherir a la suspensión de clases. La Ciudad de Buenos Aires adelantó que acatará en general, pero judicializará el ítem escuelas. Catamarca había resuelto la suspensión general de clases horas antes del anuncio oficial, medida que generalizó una decisión tomada para cuatro departamentos de la provincia en los días previos.

Tercera confesión: que su propio gobierno es un caos y que van improvisando. Solo unas horas antes de que se produzca el anuncio oficial, la ministra de salud, Carla Vizzotti pedía a las familias que salieran a la calle para trabajar o llevar a sus hijos a las escuelas y el propio ministro de educación, Nicolás Trotta, afirmaba que, gracias a los protocolos, las escuelas eran lugares seguros. Desmintió también el cierre de escuelas cuando reunido con sus pares provinciales afirmó «no podemos comenzar las restricciones cerrando las escuelas». Cierto es que Kicillof no actuó muy diferente y también abrazó la presencialidad. El fin de semana cuando se filtró que le había dado facultades a Agustina Vila, la directora general de escuelas, para suspender la presencialidad, tuvo que desmentirlo y lo propio hizo Trotta. Habiendo instalado que las escuelas no contagian ahora no pueden colocar al resto de las provincias detrás de una medida oficial.

Cuarta confesión. Alberto, al cerrar las escuelas, confesó que el mismo es responsable de todos los contagios. La evidencia no deja lugar a dudas. En Buenos Aires entre el 1 de marzo, fecha oficial de inicio del ciclo escolar, y el 15 de abril, la cantidad de casos positivos de covid pasaron de 2.004 a 12.891. El porcentaje de contagios en niñas y niños de entre 3 y 13 años, en la provincia, si comparamos semanas previas al inicio del ciclo escolar con los niveles de contagio al 11 de abril crecieron 256%, es decir, se enferman tres veces y media más que antes de la presencialidad. Con esos números, la provincia superó a la Ciudad que inició las clases quince días antes. Además, según los datos oficiales del Ministerio de Salud al 11 de abril, la cantidad de contagios de la población de entre 6 y 18 años en todo el país no para de crecer a partir del 10 de marzo, en sospechosa sintonía con el inicio de las clases.

Finalmente, Alberto confesó sus preocupaciones electoralistas y mezquinas en un momento donde la vida de la clase obrera está en peligro. Este cierre parcial de escuelas no fue realizado para garantizar el cuidado de la vida. Si así fuera, tendría alcance nacional. En la provincia de Buenos Aires, esa medida fue conquistada por la docencia en lucha. Fue la energía de todas esas maestras que están hoy preocupadas por la vida, que se cruzan a diario con los contagios y que entendieron que, sin vacunación masiva, la presencialidad en pandemia mata.

El peligro de un estallido social motorizado por un desborde sanitario forzó al gobierno a tomar una decisión que no estaba en su agenda. Pero hay que avanzar para conquistar todo lo necesario para sostener la educación virtual, porque la suspensión de la presencialidad alcance a todo el país y para vacunar masivamente a la población. Éste es el único remedio posible si queremos defender la educación y la vida de todos nosotros.

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